La 'Diosa de ébano', Joséphine Baker, y la campaña para que entre en el Panteón de París
- Solicitan a Macron que los restos de Baker descansen junto al de otros ilustres franceses
- Cantante, bailarina y actriz, también colaboró con la resistencia francesa frente a los nazis
La Diosa de ébano, como era conocida Joséphine Beker, es considerada la primera vedette de éxito internacional. Cantante, bailarina y actriz, también colaboró con la resistencia francesa frente a los nazis y rompió muchos moldes al defender los derechos de la mujer y luchar contra la discriminación racial.
Ahora, en Francia, país que la adoptó y la encumbró a la fama, se ha puesto en marcha una campaña para pedir a Emmanuel Macron que Baker entre en el Panteón de París, destinado a honrar a los grandes personajes que han marcado la historia del país galo y donde solo hay 5 mujeres frente a 75 hombres.
De la pobreza a impresionar todo un país
Nacida en Saint Louis, Missouri (EE.UU.) en 1906, Joséphine ya cantaba en la calle a los 14 años para salir de la pobreza, tras haber abandonado la escuela. Después llegaron algunas actuaciones que le permitieron probar suerte en Broadway, cuando ya se había divorciado de su primer marido, Willie Baker.
Años más tarde, la invitación de un diplomático estadounidense afincado en Francia le abrió las puertas del París de los años 20. Sus bailes exóticos y ligeros de ropa escandalizó y fascinó a partes iguales al público europeo, y se convirtió en icono de artistas e intelectuales, como Picasso o Hemingway. Llegó a ser la mujer más fotografiada del mundo en 1926, solo un año después de su llegada a Europa.
Fue tal la influencia de Joséphine Baker en Europa que las mujeres usaban cremas para oscurecerse la piel y parecerse a ella y se estableció como la artista mejor pagada del viejo continente.
Un compromiso al mismo nivel que su talento
En 1937, Baker adquirió la nacionalidad francesa y cuando estalló la Segunda Guerra Mundial decidió unirse a la resistencia. Hizo labores de espía, lo que le hicieron acreedora la Legión de Honor y de la Cruz de Guerra.
Cuando Joséphine regresó a Estados Unidos, no tuvo un gran recibimiento por parte de sus homólogas y decidió luchar contra la discriminación racial junto a Martin Luther King, siendo la única mujer que se dirigió a la multitud en la Marcha de Washington en 1963.
Una reivindicación liderada por uno de sus hijos
Baker llamó a sus hijos la familia arcoíris, puesto que eran 12 y todos adoptados de diferentes países. Uno de ellos, Brian, es ahora el motor de la campaña que reclama la entrada de Joséphine en el Panteón de ilustres de Francia.
"Osez Josephine, president Macron" este es el lema que repiten relevantes figuras francesas de diferentes ámbitos, que viene a decir: "Atrévase con Josephine, presidente Macron".
Joséphine Baker murió arruinada en 1975 por una hemorragia cerebral y fue enterrada en Mónaco, aunque su último destino podría ser ahora el lugar en el que descansan los más grandes de Francia.