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Coronavirus

El "semáforo covid" abre o cierra la hostelería de Cantabria

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La hostelería de los principales municipios ha podido abrir sus interiores

En el bar “Marcial” no ha faltado nadie de los habituales. Después de varios meses cerrado, han podido desayunar en el interior y también, charlar con sus convecinos sobre los efectos de la pandemia, pero sobre todo de fútbol y toros, la conversación favorita de esta parroquia.

Maripaz es la propietaria de este local del barrio santanderino de La Albericia que hoy podía dar servicio en su interior, a un tercio de su aforo. Abrir supone un alivio para quien, como ella, depende de los ingresos en caja para pagar las facturas del negocio y los recibos de su vivienda. Su esperanza es que no suban los contagios y los fallecimientos, para no tener que cerrar más. Ella no quiere ayudas, quiere trabajar, por eso ha solicitado instalar una pequeña terraza en la acera, de manera que, si la cosa se complica, pueda mantener abierto el bar.

En el barrio del Alisal, también en Santander, la cafetería Valnera no ha tenido que cesar el servicio en los meses más difíciles porque disponía de espacio para poner varas mesas en la calle. Su gerente, Francisco López, cuenta que la autorización para abrir el interior le cogió de improviso y que los clientes aún no se han apercibido. De hecho, siguen sin entrar al local y se asoman a la puerta para pedir.

Cara y cruz de la hostelería

Es la cara de la hostelería de Cantabria que ya puede dar servicio en el interior de sus establecimientos. La cruz es cosa de los que se ubican en municipios con alta incidencia de contagios, como el de Marina de Cudeyo. Alli tiene su restaurante Teddy Sánchez Quirós. La Tijeruca de Pontejos no ha cerrado durante este tiempo gracias a su terraza.

La hostelera respeta la decisión de Sanidad porque es para el bien común, e intenta controlar la situación con los clientes, porque a veces no tiene un comportamiento responsable. Confía en que la pandemia remita y pueda trabajar también en el interior del local.

En Pedreña, Claudia Esquiavi, sirve los desayunos en la terraza de su establecimiento El culebrero. Entiende que la gente esté cansada pero considera que hay que aguantar un poco más porque hay que bajar la incidencia para poder abrir completamente y trabajar a pleno rendimiento en el verano. Agradece la solidaridad de los clientes, que no han dejado de venir a consumir en las mesas