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Coronavirus

Teletrabajo tras el fin del estado de alarma: ¿ha llegado para quedarse?

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Imagen de una trabajadora tras la irrupción de la pandemia
Imagen de una trabajadora tras la irrupción de la pandemia

Mónica trabaja como administrativa en una empresa de seguridad en el centro de Madrid. Desde la irrupción de la pandemia, hace más de un año, ha adoptado el teletrabajo como forma de vida. Hasta este lunes. Con el fin del estado de alarma, su compañía ha decidido retomar el trabajo presencial varios días a la semana y por turnos, una medida voluntaria al menos hasta agosto, y que podría mantenerse más allá en el tiempo en el caso de que continúen las restricciones para frenar los contagios.

“La empresa nos ofreció hace unas semanas la posibilidad de volver y la gran parte de empleados hemos aceptado. Ahora trabajo lunes y martes en la oficina y de miércoles a viernes desde casa”, nos cuenta, aún con dudas sobre qué pasará a partir de agosto. Como ella, más de 2.146.000 personas en España -el 11,2 % de los ocupados- trabajó desde su propio domicilio más de la mitad de los días del primer trimestre del año, según los datos del INE.

Una rutina que antes de la irrupción de la COVID-19 apenas era habitual para el 4,8 % de la población ocupada, pero que a raíz del confinamiento alcanzó su máximo en el segundo trimestre de 2020, llegando triplicarse hasta el 16,2 %. Pero, ¿qué ocurrirá a partir de ahora?

Los expertos consultados por RTVE.es se muestran convencidos de que las empresas no pasarán de 100 a 0 en lo que al fin del trabajo a distancia se refiere. Además, pese a que los indicadores epidemiológicos son visiblemente mejores que hace unos meses y la vacunación haya alcanzado velocidad de crucero, la población trabajadora será de las últimas en recibir la vacuna, ya que los grupos prioritarios en su mayoría están fuera del mercado laboral, lo que podría retrasar aún más la vuelta a la presencialidad.

¿Finaliza el teletrabajo con el estado de alarma?

Uno de los primeros reales decretos que se aprobaron a raíz de la irrupción de la pandemia en marzo del año pasado estableció el teletrabajo como fórmula laboral preferente ante las restricciones para frenar los contagios, el conocido como ‘teletrabajo por COVID’. “Las empresas podrán seguir utilizando esta fórmula hasta el 9 de agosto, tres meses después del fin del estado de alarma”, asegura la abogada laboralista y presidenta de la Asociación de Mujeres Empresarias de Jaén, Cristina Sort, tal como establece la normativa.

Posteriormente, a partir de esta fecha, recalca la experta, las compañías pueden acudir a otras normativas para implementar esta medida. Por ejemplo, la ley de trabajo a distancia que aprobó el Gobierno el año pasado habilita a las empresas a mantener el teletrabajo si es como "medida de contención sanitaria derivada de la COVID-19". Así, en tanto las comunidades autónomas o las autoridades sanitarias dicten normas de contención de la pandemia “será posible la aplicación del trabajo a distancia por parte de las empresas", apunta Sort.

El fin del estado de alarma replantea el teletrabajo en España

Asimismo, el teletrabajo se podrá mantener como política de prevención de riesgos laborales, tal como subraya el Ministerio de Sanidad en sus recomendaciones, en el caso de que no se pueda garantizar la seguridad de los trabajadores. “Es posible que la propia empresa tenga ya implementadas medidas de prevención frente a la COVID-19, por la existencia de riesgo de contagio y que una de ellas sea el teletrabajo”, explica la abogada, quien destaca que en este sentido "será el empresario quien evalúe los riesgos y decida o no su implementación”.

Todo dependerá de la vacunación y los contagios

El teletrabajo llegó en el primer estado de alarma y, según los expertos consultados, se quedará aunque termine la pandemia. Todo dependerá, sostiene Sort, de la evolución de la vacunación y del ritmo de contagios, pero también de la disposición de empresas y trabajadores a implantarlo.

Precisamente la aprobación en el mes de septiembre del pasado año, tras el consenso del Gobierno y los agentes socialess, de la primera ley de teletrabajo en España puede facilitar este proceso. Entre otros, la normativa establece la necesidad de firmar un acuerdo con el empleado que vaya a trabajar a distancia más del 30 % de su jornada semanal durante tres meses y obliga al empresario a pagar los gastos en los que pueda incurrir el trabajador. “Lo aconsejable para aquellos que decidan mantenerse en esta modalidad es pactar de forma individual o bien colectiva un acuerdo de trabajo a distancia”, apunta la abogada.

En su opinión, uno de los principales problemas del teletrabajo en España es que “las empresas no están adaptadas”, lo que podría estar lastrando su implementación. Tanto en el uso de espacios como en lo relativo a los gastos, “no hay una cultura empresarial con respecto al trabajo a distancia, mientras que tampoco hay un control en materia de riesgos laborales en aquellas personas que se acogen a esta rutina”, destaca, lo que podría llevar a algunas compañías a acelerar la vuelta a la modalidad presencial.

Un modelo mixto en el horizonte

En este sentido, y según la directora y fundadora de Grup Efebé, Anna Fornt, la adaptación que las empresas se han fijado como objetivo a corto plazo pasa por “combinar ciertas cuotas de trabajo presencial y otras de teletrabajo”. “Necesitamos cierta presencialidad porque hay cosas que se hacen mejor en la oficina como trabajos en equipo o procesos de innovación, pero los trabajos individuales se van a mantener en remoto, economizando así tiempo en desplazamientos”, nos cuenta.

Su compañía, especializada en el diseño, adecuación y mantenimiento de espacios de trabajo, elaboró durante el pasado mes de enero un barómetro para analizar cuál ha sido el impacto del teletrabajo en el espacio oficina, y también entender cuál va a ser el rol, diseño y especificidades que van a tener que ofrecer las oficinas a partir de ahora. El 63 % de los encuestados señaló que es necesario realizar cambios más allá de un espacio seguro y de usos “aleatorios”, y apuntaban hacia la oficina como un espacio “especializado” para realizar determinadas tareas que en casa no se ejecutan de forma tan satisfactoria.

Las empresas tendrán que liderar este cambio

“Las empresas tendrán que liderar este cambio. Debe ser la encargada de dirigir, asentar criterios y fortalecer una cultura mixta de trabajo que sea beneficiosa para ambas partes, y combinarlo a su vez con la ley del teletrabajo”, recalca la directora.

Según el estudio, solo un 26 % de las oficinas ha realizado cambios o remodelaciones en su espacio, que no han ido más allá de ser medidas reactivas y provisionales ligadas a la actual situación sanitaria. Respecto al futuro, desde Grup Efebé estiman que el porcentaje de trabajadores presenciales se reducirá un 20 %, mientras que el espacio que dejan “se transformará en salas de reuniones, de mayor o menor tamaño para poder gestionar todo este trabajo híbrido presencial-no presencial”.

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Los sindicatos denuncian que un 96 % de empresas no lo negocian

Los sindicatos también se muestran partidarios de que el teletrabajo ha llegado para quedarse. “Una vez que pasemos el episodio de la pandemia, a raíz de la vacunación, el teletrabajo seguirá teniendo cuotas importantes”, subraya el secretario de política sindical confederal de UGT, Gonzalo Pino. A diferencia del final de la desescalada del pasado verano, cuando sí se apreció un descenso notable de la cuota de trabajadores a distancia, en esta ocasión las empresas que han mantenido total o parcialmente el teletrabajo entre sus empleados no están dando instrucciones de revertirlo de forma inmediata.

Sin embargo, el secretario sindical advierte de determinadas lagunas en su puesta en marcha. Y es que, según asegura, “en España el 96 % de las empresas no se está negociando dicha medida”, “no se compensan los gastos” y se da “una revisión salarial cuando ese trabajador se va a su domicilio a trabajar”, lo que puede llevar a los empleados a una situación de rechazo. “O se desarrolla en línea a la legislación, o por el contrario no va a haber una demanda por parte de los trabajadores”, recalca Pino, quien insta al Gobierno a utilizar los mecanismos de inspección con los que cuenta para poner fin a estas situaciones.

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Asimismo, los expertos consultados advierten de que el teletrabajo "no debe ser una herramienta para la conciliación", ya que el cuidado de un menor o una persona dependiente "no es compatible con atender adecuadamente un puesto de trabajo". "Si lo mezclamos todo, no es real. No es posible conciliar y teletrabajo al mismo tiempo porque el tiempo que estamos conciliando no estamos trabajando, subraya Pino.

Según la abogada laboralista, para ello existen otras medidas que contempla la ley que están más adaptadas y tienen más beneficios. "La propia ley de trabajo a distancia establece que en el diseño de los mecanismos del teletrabajo se deberá evitar la perpetuación de roles y estereotipos de género, teniendo en cuenta el fomento de la corresponsabilidad entre mujeres y hombres, e incluso remite el acuerdo colectivo de trabajo a distancia a un diagnóstico por parte del plan de igualdad", sentencia.