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Las obras de Luis Burgos convierten en un museo una bodega riojana

  • Hay bodegas que reabren sus puertas con el atractivo de maridar vino y arte
  • En 'Bodega Vínicola Real 200 monjes' instalan la particular versión de Las Meninas del artista Luis Burgos

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Las obras de Luis Burgos convierten las paredes de una bodega riojana en un museo

El Dios Baco y su mujer, Eno, nos dan la bienvenida a un paraíso enológico y cultural, a orillas del río Iregua y con la tradición del desaparecido Monasterio de San Martín de Albelda, como hilo conductor de la historia que esconde la Bodega Vinícola Real 200 Monges.

Historia de la bodega

Esta bodega guarda unas reliquias de gran valor patrimonial en torno a los monjes escribanos que habitaron el antiguo Monasterio rupestre en el año 950. Muy cerca de él, en las cuevas de las peñas que rodean el pueblo, crearon un verdadero scriptorium.

Con todos estos condicionantes, no es de extrañar que ahora hayan decidido maridar sus vinos con el arte. Y han elegido las obras de un pintor riojano, uno de los artistas más internacionales de La Rioja. Luis Burgos.

Maridaje vino y arte

Nada más entrar a la bodega, en la recepción, se acaba de instalar la obra preferida y más representativa del pintor de Varea. Es una version personal de Las Meninas de Velázquez.

Es una reinterpretación muy personal y respetuosa de la obra de Velázquez

El propio artista nos ha contado que se trata de una reintrepretación muy suya y a la vez muy respetuosa con el cuadro original. Burgos dice que ha intentado captar el espacio, los volumenes y la historia de la obra de Diego Velázquez..

La relación del pintor riojano con esta bodega comenzó hace año y medio, cuando le propusieron pintar un mural que diera la bienvenida a las instalaciones. Ahí es cuando nació la idea de fusionar dos sus pasiones: el mundo del vino y el arte.

Las Tres Gracias, versión Luis Burgos

En una de las estancias nos encontramos con una obra de gran formato. Las Tres Gracias versionadas por Luis Burgos. Están representadas en un tríptico, tamaño mural.

Luis Burgos instala una versión perosnal de Las Meninas

Versión de Las Meninas de Veláquez con el sello propio del artista riojano Luis Burgos. JOSÉ LUIS ELGUEA / RTVE LA RIOJA

Su vestuario tiene mucho que ver con el pasado de esta bodega y con el famoso fascímil del Códice Albeldense, otra de las joyas que atesora a bodega. Burgos ha decorado los vestidos de las Tres Gracias con páginas del fascímil antiguo y son un homenaje al legado cultural olvidado.

Códice Albeldense, escrito en el siglo X

Con este Códice comienza el contacto con el arte de esta bodega, antes Monasterio. Y tenemos que echar la vista hacia atrás. Hasta el siglo X. Por eso, conservan ese códice fascímil tan importate en Albelda de Iregua. Y todo en esta bodega riojana es un homenaje al legado histórico de los monjes.

Y por eso también, su vino se llama 200 monges. Se escribe con G, porque recoge la primera grafía, la más antigua, Este lugar, anteriormente, albergaba un Monasterio donde se encuadrenaban libros.

Hablar de enoturismo desde otra perspectiva

De ahí que una de las una de las columnas vertebrales de esta bodega es hablar de enoturismo pero desde otra perspectiva. El vino es cultura y si le sumamos arte, el maridaje es perfecto. Los turistas se llevan el conocimiento del vino y la cultura de La Rioja y conocer a artistas contemporáneos.

Sara Arambarri, la directora de enoturismo de esta bodega, nos cuenta que en Albelda se escribieron códices muy importantes como éste. Y el que ellos tienen es uno de los más importantes que se conservan en España.

Se llama Códice Albeldense del año 984. Hoy en día es una aténtica joya de la miniatura alto medieval. Sus 324 páginas, esconden muchos secretos y anécdotas. Y se conservan aquí para continuar esa labor de los monjes que cuando lo escribieron quisieron transmitir a las generaciones venideras la cutlura y el conocimiento medieval. Se muestra en las visitas para que la gente lo conozca.

Ahora, vino y cultura se dan la mano en una experiencia mágica y espiritual para el enoturismo.

Galerías donde reposan sus caldos

Un laberinto de galerías se adentra en la montaña aprovechando las condiciones de humedad y temperatura donde descansan barricas apiladas y botelleros.

Casi cien metros de profundidad donde reposan entre 500 y 1.000 muestras de cada cosecha de 200 Monges.

Su filosofía, ver cómo evoluciona el vino con el paso del tiempo y seguir aprendiendo con él.