Niños y niñas aprenden a utilizar sus prótesis en un taller del Hospital Niño Jesús de Madrid
- El objetivo es que los pequeños se familiaricen con ellas para que la vida cotidiana resulte más fácil
- Madres y padres subrayan la importancia de que sus hijos se conozcan y relacionen entre iguales
Uno de cada 20.000 niños en España sufre agenesia en los miembros superiores. Es decir, le falta alguna parte, ya sea un dedo, mano o antebrazo, y pueden necesitar una prótesis para su día a día. Tareas que para el resto son sencillas, como peinarse o lavarse los dientes, para ellos requieren de cierto entrenamiento. Por ello, el Hospital Niño Jesús ha creado unos talleres para enseñar a los menores a usar su nueva extremidad.
En las consultas, los médicos del centro se dieron cuenta de que los pequeños tenían problemas para integrar y aprender a utilizar la prótesis mioeléctrica en su vida diaria. Decidieron poner en marcha esta iniciativa y llevarla a cabo en el mismo hospital para que dejara de ser “un lugar hostil”, explica a TVE Sergio Martínez, responsable de la Unidad de Miembro Superior del Hospital Niño Jesús.
Entre iguales
El hospital quiere que, los jueves por la tarde, estos talleres sean un espacio que sirva para que los pequeños tengan un desarrollo psicomotor igual un niño sin agenesia, que no tengan alteraciones en su vida diaria. Pero, sobre todo, el objetivo es que se sientan comprendidos con otros niños con su misma situación y que se sientan como en casa.
En los talleres, realizan actividades, comparten, juegan, se miran y ayudan entre niños con agenesia, siempre supervisados por un especialista, que les aconseja y asesora. En su día a día “20 o 30 personas le preguntan qué le pasa y eso le cansa”, explica Marta Landín, madre de Mateo, consciente de la importancia de que sus hijos se conozcan y relacionen entre iguales.
A partir de los 3 o 4 años, estos pequeños utilizan una prótesis mioeléctrica, con la que solo pueden hacer un movimiento de pinza. No obstante, es importante que lo aprendan para cuando puedan utilizar una prótesis biónica. Cuestan entre 30.000 y 40.000 euros, con el reto económico que supone. De este modo, no las usarán hasta que hayan dado el estirón. "Si al niño, que crece mucho, le cambias una prótesis al año o cada 6 meses, no hay economía que lo resista", asegura Landín.