Bruselas paraliza la ratificación del acuerdo de inversiones con China por la tensión diplomática con Pekín
- China ha impuesto varias sanciones a miembros y representantes de la Unión Europea, Canadá y Estados Unidos
- Europa acusa al país asiático de maltrato a minorías musulmanas en la región autónoma de Xinjiang.
El Parlamento Europeo ha acordado congelar la ratificación de un nuevo pacto de inversión con China hasta que el Pekín levante las sanciones contra los diplomáticos europeos. La Eurocámara ha alcanzado estas medidas después de una votación que ha contado con 599 votos a favor, 30 en contra y 58 abstenciones.
En concreto, Bruselas ha pedido al Gobierno chino que retire las medidas impuestas contra cinco miembros de la asamblea de la Unión Europea y del comité de derechos humanos comunitario. La tensión entre Europa y China ha crecido desde marzo, cuando la comunidad internacional denunció los supuestos abusos que comete Pekín sobre varias minorías étnicas en Xinjiang.
A las sanciones impuestas por la Unión Europea en materia de derechos humanos se sumaron los Gobiernos de Canadá y Estados Unidos. Por contra, el Gobierno chino respondió con medidas recíprocas contra varios diplomáticos de los países occidentales. Por cada político que Europa o Estados Unidos señalaba y sancionaba por los presuntos abusos, China invitaba a un diplomático a abandonar el país.
Denuncia de violación de derechos humanos
China ha rechazado las acusaciones sobre la represión o el genocidio contra los uigures en Xinjiang de manera reiterada y desmiente lo que destapó una investigación periodística. La Unión Europea rechazó "las detenciones arbitrarias a gran escala y del trato degradante infligido a minorías étnicas", según manifestó el representante comunitario Josep Borrel.
La UE y China trabajaron durante 2020 en un plan que acercara la inversión europea a la industria y economía asiática. El acuerdo de inversiones entre ambos bloques abriría la puerta a que las empresas europeas pudieran operar en el país asiático, eliminado trabas y limitaciones legales que han impedido que las compañías del Viejo Continente tengan el mismo acceso al mercado chino que las empresas chinas han tenido al mercado europeo.
Entre las limitaciones que eliminaría este acuerdo están las restricciones cuantitativas, que impiden que empresas extranjeras puedan operar libremente en China, por lo que se necesitaría un socio local con la mayoría del capital. Esto supone que, en la práctica, se puede invertir en China, pero que no se puede controlar la toma de decisiones.
El objetivo del pacto era precisamente reequilibrar la situación actual. China se ha comprometido en concreto a dar acceso a las empresas europeas a su sector manufacturero, destino de más de la mitad de la inversión comunitaria en el país, incluyendo los automóviles tradicionales y con nuevas energías.
Si se desbloquea la tensión diplomática entre las partes, también facilitará las inversiones en su sector servicios, en particular en los servicios financieros, dónde se eliminan requisitos para las firmas europeas, así como medioambientales, de construcción, informáticos, de transporte aéreo o sanidad privada.
China ha asumido además compromisos en materia de desarrollo sostenible, en particular, implementar el Acuerdo de París por el Clima, no rebajar sus estándares medioambientales y laborales, y avanzar hacia la ratificación de las convenciones de la OIT que aún no ha suscrito.