Israel y Hamás respetan de momento el alto el fuego mientras la ayuda humanitaria comienza a llegar a Gaza
- Nuevos enfrentamientos en la mezquita de Al Aqsa ponen a prueba la tregua
- Netanyahu califica la ofensiva de "éxito extraordinario" y Hamás advierte que tiene "la mano en el gatillo"
- Escucha Vivir Gaza, un podcast de Cristina Sánchez, corresponsal de RNE en Oriente Medio
El alto el fuego entre Israel y Hamás que ha puesto fin a 11 días de bombardeos vive su primera jornada y de momento se está respetando, lo que ha permitido que comience a llegar a Gaza la imprescindible ayuda humanitaria.
Así lo ha comprobado sobre el terreno Javier Gutiérrez, corresponsal de TVE en Oriente Próximo.
Los bombardeos se han cobrado la vida de 243 palestinos, incluyendo 66 niños, y han dejado más de 1.900 heridos. En Israel han muerto 12 personas por los cohetes lanzados por las milicias, y cientos más han resultado heridas.
La cifra de muertos podría ser superior porque siguen apareciendo víctimas entre los escombros en la franja.
Nuevos incidentes en Jerusalén ponen a prueba la tregua
Durante la madrugada del viernes, tras confirmarse en alto el fuego, los palestinos de Gaza han celebrado en las calles la primera noche sin bombas desde el 10 de mayo, ondeando banderas palestinas y de Hamás.
Ya de día, la tregua tendrá que superar su primera prueba con ocasión del rezo semanal en la mezquita de Al Aqsa, en Jerusalén. Fue allí, precisamente, donde el 10 de mayo se produjeron los graves incidentes que dieron comienzo a la escalada bélica asimétrica (la potencia de fuego de Israel es incomparablemente superior) entre Israel y las milicias palestinas.
Durante aproximadamente una hora, los fieles que se encontraban en la explanada que separa la mezquita de la Cúpula de la Roca, y que festejaban la tregua, se han enfrentado con las fuerzas de seguridad israelíes. La policía ha disparado gases lacrimógenos y granadas de sonido, mientras los palestinos han arrojado piedras y cócteles molotov. Ha habido al menos 20 heridos, según fuentes médicas palestinas.
Hamás advierte que tiene "la mano en el gatillo" y Netanyahu habla de "éxito"
Precisamente la protección de la mezquita de Al Aqsa, tercer lugar sagrado para el Islam, y el fin de los desalojos de familias palestinas en Jerusalén Oriental eran dos de las condiciones de Hamás, que ha advertido de que están listos para reiniciar los ataques en cualquier momento.
"La batalla ha terminado hoy, pero Netanyahu y el mundo entero deben saber que nuestras manos están en el gatillo y continuaremos aumentando la capacidad de nuestra resistencia", ha advertido Ezzat El Reshiq, miembro del comité político de Hamás.
Por su parte, el primer ministro israelí ha calificado la campaña militar como un "éxito" que ha cumplido con el objetivo de debilitar a Hamás. "Hamás no se puede esconder más. La ofensiva ha sido un éxito extraordinario", ha dicho Benjamín Netanyahu.
Egipto, el mediador que ha logrado el cese de hostilidades, ha enviado dos delegaciones para salvaguardar el acuerdo.
Una nueva reconstrucción que costará decenas de millones
Los gazatíes han comenzado a volver a sus hogares, o lo que queda de ellos. "Es como un tsunami", ha explicado a Reuters Abu Ali, junto a un montón de escombros que antes era un edificio de 14 plantas en Ciudad de Gaza. "¿Cómo puede el mundo considerarse civilizado? Esto es un crimen de guerra, estamos sometidos a la ley de la selva".
Samira Abdallah Nasir, madre de 11 hijos, ha vuelto a lo que queda de su casa en Beit Hanun, destruida por las bombas. "Hemos vuelto a nuestras casas, y nos encontramos con que no tenemos dónde sentarnos, ni agua, ni electricidad, ni colchones, nada", se ha lamentado, en declaraciones a Reuters.
“No tenemos dónde sentarnos, ni agua, ni electricidad, ni colchones, nada“
Los bombardeos han destruido 16.800 viviendas, así como el 30% de los hospitales y centros médicos (entre ellos el único centro para el tratamiento y vacunación anti-COVID-19), unas 50 escuelas y otras infraestructuras críticas.
El flujo eléctrico también se ha interrumpido, aunque este viernes los gazatíes ya disponían de tres o cuatro horas de luz, comparadas con las 12 que tenían antes de los ataques.
Lo más urgente es recuperar las infraestructuras sanitarias y de abastecimiento básicas y sacar de la franja a una veintena de enfermos y heridos más graves. El paso fronterizo de Kerem Shalom se ha abierto este viernes para el tránsito de bienes, pero siguen cerrados los puestos asignados al paso de personas y es probable que no se abran hasta el domingo.
"Necesitamos facilitar el tránsito inmediato y regular de suministros médicos, trabajadores sanitarios y pacientes fuera y dentro de Gaza", ha explicado la portavoz de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Margaret Harris.
La OMS estima que unas 325.000 personas necesitan que se restauren los servicios de agua y saneamiento para evitar brotes infecciosos. Además faltan alimentos y medicinas, como han advertido las agencias internacionales de la ONU.
Gaza se enfrenta una vez más, como ocurrió después de las campañas israelíes de 2008-2009 y 2014, a la ardua tarea de la reconstrucción.
“En menos de dos semanas se ha destruido infraestructura que tardará años en ser reconstruida“
"En menos de dos semanas se ha destruido infraestructura que tardará años en ser reconstruida" ha comentado el director de operaciones para Oriente Medio del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Fabrizio Carbonari.
Responsables palestinos consultados por Reuters cifran el coste en decenas de millones de euros. De momento, Egipto ha prometido 500 millones de dólares (410 millones de euros).
Estados Unidos, principal aliado de Israel, ha condicionado la llegada de ayuda a Gaza a que sea coordinada por la Autoridad Palestina, presidida por Mahmud Abás, y no por Hamás.
Hay que tener en cuenta que la franja sufre el bloqueo de Israel y Egipto desde 2007, cuando Hamás tomó el control y desplazó a Fatah, el partido de Abás.