Liv Strömquist: "En el amor todos nos estamos convirtiendo un poco en Leonardo di Caprio"
- Hablamos con Liv sobre su nuevo libro, No siento nada, en el que analiza el amor en la actualidad
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“Ya no siento nada”, la frase con la que Leonardo di Caprio suele dar por concluidas sus relaciones con jóvenes modelos, sirve a la periodista, artista y dibujante feminista sueca, Liv Strömquist (Lund, 1978), para diseccionar el amor en tiempos del selfie y el narcisismo. Un irónico y divertidísimo cómic en el que mezcla la filosofía, la sociología y la cultura popular (Kierkegaard y los pitufos, Sócrates y Beyoncé), en una acertadísima radiografía del amor y de su final.
Un libro, No siento nada (Reservoir Books), que Liv Strömquist (El fruto prohibido, Los sentimientos del príncipe Carlos) confiesa que quiso escribir porque: “El amor cada vez ocupa más espacio en nuestras vidas. Antiguamente uno se enamoraba, se casaba y vivía con su pareja toda la vida. Pero eso ha cambiado mucho. Ahora cambiamos mucho de pareja, porque económicamente ya no nos hace falta estar con la misma persona. Y empezamos a pensar cómo nos sentimos: si realmente estamos enamorados de nuestra pareja, si nos trata como queremos, si alguien nos podría tratar mejor… Todas esas preguntas han cambiado nuestra forma de vivir el amor”.
“Mis amigos y yo –continúa-, hemos dedicado mucho tiempo a reflexionar sobre el amor y sobre si la persona que está con nosotros nos quiere como queremos que nos quieran. Creo que es un tema en el que cada vez vamos a pensar más”.
¿Nos estamos convirtiendo en Leonardo di Caprio?
Ese “Ya no siento nada”, con el que di Caprio deja a sus parejas, ha venido a sustituir al conocido “No eres tú, soy yo”. Partiendo de ahí, Liv se pregunta si todos estamos empezando a parecernos al actor: “Uso a di Caprio como personaje porque me parecía muy divertido. Pero realmente no pretendo decirle nada sobre como su vida. Le deseo lo mejor y no quiero decirle nada porque es mayor y ya sabe cómo vivir su vida. Pero si tengo la sensación de que todos nos estamos comportando como él, convirtiéndonos en Leonardo di Caprio”.
“En el libro –añade-, también utilizo una canción de Beyoncé (“Irreplaceable”), que yo creo que sería un poco el equivalente femenino a esta situación, porque también representa el individualismo creciente que se está imponiendo. Hay que reconocer que eso es positivo, que tengamos cada vez más libertad. Pero yo quería investigar si esa libertad conllevaba alguna pérdida”.
Pese a sus agudos y fundamentados razonamientos sobre este creciente desamor en la sociedad, Liv se disculpa a menudo porque no quiere generalizar. “Hoy en día nos vemos en una nueva situación, como artistas, porque gracias a las redes sociales recibimos un montón de opiniones sobre nuestro trabajo. El feedback es enorme y tenemos que protegernos un poco para no llegar a situaciones que nos afecten personalmente”.
¿Tiene futuro el amor romántico?
Ante la creciente dificultad de enamorarnos y mantener relaciones duraderas, preguntamos a Liv qué futuro nos ve como especie: “Cada vez vamos a ver más formas de tener hijos fuera de la pareja tradicional. Pero eso tiene también cosas positivas, porque la única razón para mantener una pareja es el amor y estamos viendo que ese amor actualmente no tiene una base muy sólida. Por eso está muy bien poder criar a hijos en otras situaciones. Pero realmente, lo que más me interesa es el futuro del amor romántico y cómo podemos mantenernos abiertos a ese tipo de experiencias”.
¿Estamos racionalizando demasiado el amor porque estamos en un mundo que nos fuerza a ver la pareja como un objeto de consumo? ”Creo que cada vez más podemos vernos a nosotros mismos como objetos -asegura Liv-. Yo hablé con una señora mayor que decía que el mercado de emparejamiento por internet es como si estuviéramos en un “todo a 100”. Uno entra y tiene tal cantidad de oferta que es como cuando te dicen que te compres 10 tubos de pasta por el precio de uno. Es todo tan barato que muchas veces nos dan ganas de salir de esa tienda sin comprar nada. Hay un exceso de oferta que puede hacer que la gente sienta que tiene menos valor como persona. Eso es algo negativo a lo que nos ha llevado la tecnología”.
Pero… ¿En qué momento perdimos esa conexión con los sentimientos? “En esta posmodernidad lo que caracteriza al ser humano actual es el deseo de controlar todo lo que nos rodea -asegura Liv-. Los planes de futuro, nuestros objetivos, los planes para alcanzarlos… Y el enamoramiento es una cosa que nos hace perder el control. Por eso nos cuesta aceptar ese amor inesperado que nos puede cambiar la vida. Y también podemos desenamorarnos aunque queramos seguir estando enamorados, porque haya desaparecido la magia”.
“Todas estas situaciones de enamoramiento y desenamoramiento van en contra de nuestra forma de ser racional y controladora -añade-. Es como la muerte, que puede producirse en cualquier momento y lo pone todo patas arriba. Ese amor escapa a nuestro control y, por eso es cada vez más difícil enamorarse, por esa mentalidad controladora que queremos mantener”.
En este intento de acercar la filosofía al gran público, Liv Strömquist confiesa que en este libro tienen una gran influencia las teorías de la socióloga Eva Illouz (¿Por qué duele el amor?): “Es una gran influencia para mí. Sus libros me interesan mucho, sobre todo los que tratan sobre la muerte del amor. Hay mucha gente que no lee libros de filosofía o sociología porque lo ven poco accesible. Y a mí me gusta la idea de acercar esas teorías, que en el fondo no son tan complicadas, al gran público. Y creo que el cómic es un buen sistema para popularizar esas ideas”.
“En las universidades –añade- hay grandes investigadores que publican trabajos sociológicos y filosóficos muy interesantes y que podrían llegar al público en general. Pero que no lo hacen porque están escritos de una forma muy académica, con lenguaje complejo, capítulos largos… y eso es muy árido para la gente. Por eso intento popularizar esos estudios y hacerlos asequibles a todo el mundo. Ya que nos afectan a todos”.
Una excelente documentación
Filosofía, sociología, literatura, historia, cultura popular… Liv Strömquist consigue mezclar todos esos elementos en un cóctel irresistible, en el que destaca su excelente documentación. “Para que escriba sobre algo tengo que encontrar un tema que me remueva. Y cuando lo encuentro empiezo a documentarme. Busco libros relacionados… Y cuando los leo y encuentro algo interesante en ellos los aparto. Y cuando tengo suficientes libros sobre el tema es cuando empiezo a escribir el guion, que me lleva muchísimo tiempo. Luego dibujarlo me resulta mucho más fácil. Dibujo a toda velocidad”.
¿Estamos obsesionados con nosotros mismos?
Liv Strömquist resume así los puntos que más le interesaba tratar en el libro: “El amor no es algo cultural, ya que lo encontramos en todos los seres humanos independientemente de las civilizaciones y momentos históricos. Todo el mundo habla y siente el amor de una forma parecida. Lo que sí creo que puede ser más cultural es la respuesta que se da a ese amor, ¿cómo se interpreta? ¿Cómo lo explicamos? ¿Qué hacemos cuando nos enamoramos?”
“Al mismo tiempo –añade-, los cambios culturales de los últimos tiempos nos dificultan tener sentimientos de amor como los de antes. Porque, debido a la tecnología, tenemos acceso a un montón de ofertas amorosas y eso dificulta enormemente lograr un amor intenso y duradero”
“Por otro lado, estamos obsesionados por nosotros mismos -continúa-. Vivimos una época muy narcisista, lo que dificulta que nos enamoremos de forma intensa. Estamos muy influidos por esa idea de controlar nuestro entorno, y eso hace que cada vez sea más difícil abrirnos a lo inesperado. Quizá lo que tenemos que hacer es renunciar un poco a nosotros mismos y tener una actitud más de entrega a los demás”.
Después de analizar tan exhaustivamente el amor y llegar a la conclusión de que cada vez nos cerramos más a él, preguntamos a Liv, si ahora es capaz de enamorarse: “La conclusión a la que yo llego es que tenemos que intentar pensar que las cosas inesperadas pueden ser buenas y aceptar el misterio del amor. Eso que nos hace enamorarnos y que puede cambiar nuestra forma de vivir y de ver las cosas”.
“Ahora intentamos controlarlo todo -añade-. Tenemos libros de psicología que nos explican todo, incluso cómo tenemos que ser… Pero tenemos que cambiar el enfoque y aceptar lo inesperado y lo misterioso de la vida. Así que… sí, creo que puedo seguir enamorándome” (ríe).