Estados Unidos y Europa condenan que las elecciones sirias no serán "ni libres ni justas"
- El actual presidente, Bachar al Asad, parte como favorito en unos comicios en los que solo participaran dos candidaturas alternativas
- La ley electoral exige que los candidatos hayan vivido en Siria durante 10 años seguidos antes de la votación
Siria celebra este miércoles sus primeras elecciones presidenciales desde que el Gobierno recuperó el control de la mayoría de las provincias del país tras años de conflicto armado. El actual presidente, Bachar al Asad, parte como favorito en unos comicios en los que solo participaran dos candidaturas alternativas a la del mandatario. 18.107.109 personas tienen derecho a voto en ambas fases del proceso, el cual ha sido rechazado por la oposición en el exilio, la ONU y diversos países por no adherirse al proceso de paz auspiciado por Naciones Unidas.
Los ministros de Asuntos Exteriores de Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña, Francia e Italia han firmado una declaración conjunta este martes en la que condenan unas elecciones que según ellos no serán "ni libres ni justas". "Instamos a la comunidad internacional a rechazar inequívocamente este intento del régimen de Assad de recuperar la legitimidad sin poner fin a sus graves abusos contra los derechos humanos ni participar de forma significativa en el proceso político facilitado por la ONU para poner fin al conflicto", han escrito.
Se espera que las elecciones presidenciales del miércoles en Siria ofrezcan un cuarto mandato a Bashar al Assad, que se ve a sí mismo como el hombre que reconstruirá un país en bancarrota por una década de devastadora guerra civil, y así consagrar medio siglo de poder de su clan familiar.
"Denunciamos la decisión del régimen de Assad de celebrar unas elecciones fuera del marco descrito por la resolución 2254 del Consejo de Seguridad de la ONU y apoyamos las voces de todos los sirios, incluidas las organizaciones de la sociedad civil y la oposición siria, que han condenado este proceso electoral como ilegítimo", añaden el estadounidense Antony Blinken, el alemán Heiko Maas, el británico Dominic Raab, el francés Jean-Yves Le Drian y el italiano Luigi Di Maio.
Una ley electoral excluyente
La ley electoral exige que los candidatos hayan vivido en Siria durante 10 años seguidos antes de la votación, lo que excluye de facto a las debilitadas figuras de la oposición en el exilio. Los ministros de Exteriores firmantes denuncian que "para ser creíbles, las elecciones deben estar abiertas a todos los sirios", incluidos los desplazados internos, los refugiados y los miembros de la diáspora.
"Sin estos elementos, estas elecciones fraudulentas no representan ningún progreso hacia una resolución política", advierten además los occidentales.
En los últimos once años, el conflicto en Siria se ha cobrado más de 388.000 vidas y ha llevado a millones de sirios al exilio. A pesar de la condena occidental, Bashar al Assad, de 55 años, ha sido capaz de revertir el curso de la guerra con la ayuda de sus aliados -Rusia, Irán y el Hezbolá libanés-, encadenando victorias desde 2015 y retomando dos tercios del territorio, a costa de un peaje muy elevado.
"A mí lo que más me importa de estas elecciones es la vida de mi hijo"
Esta semana, los mítines y actos electorales han inundado las calles de ciudades como Damasco hasta la jornada de reflexión de este martes, en la que algunos ciudadanos han hecho balance, sopesando sus prioridades a la hora de elegir al próximo dirigente.
"Estoy cansado de la guerra que me robó la etapa más importante de mi vida (...) Debo sentir un cambio para poder decir que hay una nueva etapa en la que pueda ser optimista al respecto", indicó a Efe un taxista de 35 años que se identificó solo como Walid.
A pocos kilómetros de Damasco, la localidad de Duma participará por primera vez en unos comicios presidenciales desde las protestas de 2011, pues no fue hasta 2018 -cuatro años después de las elecciones de 2014- que el Ejército sirio recuperó el control de la zona de manos de grupos armados. Para su población, las elecciones representan una esperanza de cara a la reconstrucción y el acceso a servicios básicos.
"Espero que mejoren los servicios oficiales en Duma para que abran los centros de salud necesarios y poder llevar a mi hijo si se enferma (...) A mí lo que más me importa de estas elecciones es la vida de mi hijo", explicó a Efe una mujer de la vecina urbe Um Omar, de 45 años.