La CEDEAO suspende de sus instituciones a Mali tras el golpe de estado militar
- El pasado lunes, tanto el presidente transitorio, Ndaw, como el primer ministro, Ouané, fueron arrestados por los coroneles
- La Comunidad Económica de Estados de África Occidental ha pedido el nombramiento de un "nuevo" primer ministro
Una docena de jefes de Estado de los países miembros de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) han decidido este domingo suspender a Mali de su organización subregional tras el doble golpe de Estado cometido por sus militares. El pasado lunes, tanto el presidente transitorio, Bah Ndaw, como el primer ministro, Moctar Ouané, fueron arrestados por los coroneles y conducidos a un campo militar, donde renunciaron a sus cargos, según la versión oficial.
La CEDEAO denuncia que ambos siguen bajo arresto domiciliario y exige su liberación "inmediata", aunque no su regreso a sus cargos. Los mandatarios reunidos este doingo en Acra, Ghana, han pedido el nombramiento de un "nuevo" primer ministro procedente de la sociedad civil, y la formación de un gobierno "inclusivo", según el comunicado final de la cumbre.
También han reafirmado la necesidad de que la transición política abierta tras el primer golpe de Estado de agosto de 2020 que supuestamente devolverá a los civiles al poder se limite a 18 meses, así como que las elecciones generales se celebren como está previsto para el 27 febrero de 2022. Unas elecciones presidenciales en las que las primeras autoridades de la transición -presidente, vicepresidente y primer ministro- no tendrán derecho a participar.
Assimi Goïta, el hombre detrás de los golpes militares
Tras la destitución forzada del presidente de transición Bah Ndaw y su primer ministro Moctar Ouané, el mando supremo ha sido asumido por el vicepresidente, Assimi Goïta, ya refrendado por la Corte Constitucional.
Este coronel, que también encabezó el golpe de agosto pasado contra el expresidente maliense Ibrahim Boubacar Keita, se oponía a dejar fuera del gobierno a dos miembros de la antigua junta, los coroneles Sadio Camara y Modibo Kone, que dejaban sus respectivas carteras de Defensa y Seguridad según los cambios anunciados por Ndaw.
Con el nombramiento del coronel Goïta, el Tribunal Constitucional de Malí ha hecho oficial un hecho consumado al que los socios de Malí habían intentado oponerse. La presión internacional había logrado el año pasado el nombramiento de un presidente y un primer ministro civiles.
Sin embargo, la junta había creado para Assimi Goïta una vicepresidencia con la responsabilidad principal de la seguridad y los coroneles habían designado a los suyos para los puestos clave.
Francia amenaza con romper relaciones
Goïta ya ha anunciado que el próximo primer ministro será del Movimiento 5 de Junio, que aunque lideró la revuelta civil en agosto del año pasado, quedó fuera del gobierno de transición. Uno de los principales líderes de este movimiento es el imán salafista Mahmud Dicko, partidario de las negociaciones con grupos yihadistas conectados con el movimiento tuareg del norte del país.
De ahí la preocupación del presidente francés Emmanuel Macron, que ha advertido del peligro de la deriva islamista del nuevo gobierno de Mali. Francia cuenta con más de 5.000 efectivos sobre el terreno en la operación Barkane dedicada a la lucha antierrorista en el Sahel. El martes pasado, París denunció el golpe como "inaceptable" y el mandatario francés advirtió en una entrevista en el Journal du Dimanche que Francia "no estaría al lado de un país donde ya no hay legitimidad democrática ni transición".
La reacción de la CEDEAO sobre la situación en Mali era especialmente esperada. Tras el golpe de Estado de 2020, la organización suspendió a Mali de todos sus órganos de decisión, cerró las fronteras de sus estados miembros y detuvo los intercambios financieros y comerciales con el país, salvo para productos de primera necesidad.
Cuando la Junta pareció cumplir sus exigencias, la CEDEAO levantó las sanciones, que ahora se han abstenido a adoptar. Mientras, Francia y Estados Unidos, comprometidos militarmente en el Sahel, sí han esgrimido la amenaza.