El Parlamento israelí elige al laborista Isaac Herzog como presidente del país

• La elección de Herzog confirma el giro a la izquierda en la política israelí
• Se ha impuesto a la candidata Miriam Peretz
• El nombramiento coincide con las negociaciones para formar gobierno

Imagen de archivo del nuevo presidente de Israel, Isaac Herzog.

El Parlamento israelí ha elegido este miércoles a Isaac Herzog, exlíder del Partido Laborista, como nuevo presidente del país, confirmando el giro hacia la izquierda en el panorama político del país.

Herzog sustituirá a Rubén Rivlin, que pertenece al derechista Likud, el partido del aún primer ministro, Benjamín Netanyahu.

La elección se produce cuando las fuerzas de oposición han llegado a un acuerdo para desalojar a Netanyahu y preparan un gobierno de coalición.

Larga trayectoria política

En Israel son los diputados de la Kneset (Parlamento) quienes eligen al jefe del Estado. Herzog se ha impuesto a la candidata Miriam Peretz por 87 votos frente a 26 (la Kneset tiene 120 escaños).

Herzog tiene 60 años y durante los últimos tres dirigió lideró la Agencia Judía. Sobrino del histórico ministro de Exteriores Abba Eban e hijo del difunto Haim Herzog, presidente de Israel entre 1983 y 1993, el nuevo jefe de Estado tomará posesión cuando Rivlin termine su mandato de siete años, el próximo 9 de julio.

La presidencia simboliza la unidad del país, pero su función es protocolaria, ya que las decisiones ejecutivas radican en el Gobierno y la jefatura del mismo. Sin embargo, corresponde a la presidencia designar al candidato o candidata encargado de formar el gobierno.

Este miércoles ha finalizado el plazo del centrista Yair Lapid para formar Gobierno. Al filo del vencimiento, treinta minutos antes de la medianoche, el líder de la oposición le ha comunicado a Rivlin que ha logrado su cometido.

Ha conseguido aglutinar en su animadversión por Netanyahu a aliados tan difíciles como el islamista árabe, Raam, y el ultranacionalista Naftali Benet, quien ocuparía la jefatura los dos primeros años para pasar el testigo de la legislatura al experiodista, en un atípico pacto de gobierno.