Morir de COVID en las calles de Quito: la empresa que gestiona los residuos coordina el levantamiento de cadáveres
- En Ecuador han fallecido más de 20.000 personas por el virus
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Hace más de un año, al comienzo de la pandemia, la ciudad de Guayaquil, en Ecuador, entró en colapso. El sistema sanitario y funerario se desbordaron y muchos cadáveres fueron abandonados en las calles y en domicilios particulares esperando a que alguien los recogiera para darles una sepultura digna.
En medio del caos, cientos de cuerpos sin identificar fueron trasladados a morgues y contenedores refrigerados, lo que provocó la desaparición de decenas de personas. Meses después todavía hay familias que siguen buscando a sus muertos sin éxito.
Mientras esto ocurría en Guayaquil, a 400 kilómetros de distancia, el ayuntamiento de Quito miraba con pavor la escena de terror. Temiendo lo peor, el alcalde de la capital ecuatoriana, Jorge Yunda, decidió poner en marcha un protocolo para evitar que se pudiera repetir esta misma situación en Quito.
El mandatario recurrió a la Empresa Metropolitana de Gestión Integral de Residuos Sólidos (EMGIRS) de Quito, a quien le encargó la coordinación de un proyecto para el levantamiento de cadáveres de enfermos de la COVID fallecidos fuera de los hospitales.
El protocolo para la recogida de cadáveres
En las oficinas del EMGIRS, José Guevara recibe una alerta por WhatsApp. Le notifican de que un paciente con el virus ha muerto en su domicilio y le envían la ubicación a la que se tiene que trasladar el equipo. El funcionario no tarda en activar el protocolo para la recogida.
“Manda a los de fumigación y ponte en contacto con la funeraria”, ordena José telefónicamente mientras se prepara para desplazarse a la vivienda particular donde se encuentra el fallecido. “Nosotros nos encargamos de todas las muertes extrahospitalarias en las calles y en los domicilios. Lo que hacemos es ir a fumigar todos los lugares comunales y la zona donde se encuentra la persona fallecida para esterilizar el área para el ingreso de las personas”, cuenta José, que se encarga de dirigir todo el procedimiento. Cuando el equipo de desinfección llega a la casa, ya se encuentra en la vivienda el médico que ha certificado la defunción. “En este caso el paciente mostró una PCR positiva por lo que es confirmado COVID”, afirma Juan Miguel Pallo Acurio, médico de familia del Ministerio de Salud de Ecuador.
Este profesional, que lleva en la primera línea desde el inicio de la pandemia, explica por qué hay tantas muertes fuera de centros sanitarios: “Muchos se creen los bulos que circulan en las redes de que si van a los hospitales se van a morir. Otros piensan que esto es mentira y que se pueden tratar en casa con aguas medicinales, con medicación no apropiada para el virus”, asegura el doctor.
Servicios gratuitos para aquellos sin recursos
A la vivienda donde se encuentra el cadáver llega también un equipo de la policía científica. Antes de la COVID-19 solo se requerían en escenarios donde se producían muertes violentas para su investigación. Ahora, también forman parte de este equipo multidisciplinar.
“Al comienzo de la pandemia hubo muchos problemas por la identificación de los cadáveres en algunos puntos del país. Entonces se activó este protocolo para la identificación mediante la fotografía y necrodactilares”, aclara el Sargento segundo Ángel Medina, perito de criminalística. Una vez que toman el registro de las huellas y que lo identifican, la funeraria puede trasladar los restos mortales.
El equipo ha tardado tres horas y media en terminar el procedimiento. “Los tiempos son importantes. Tratamos de hacerlo todo en menos de cuatro horas por el bienestar de los familiares”, explica María Gabriela Dávila gerente de EMGIRS, quien subraya que la labor de la empresa, además de coordinar, es facilitar a las familias los medios para que sus fallecidos tengan un entierro digno. “A aquellos que no tienen recursos económicos, con la colaboración de la funeraria, les facilitamos la gratuidad de los servicios de exequias”, recalca María Gabriela.
El servicio ya ha recogido más de 600 cadáveres
Hace un año el perfil de los fallecidos era sobre todo de personas mayores, pero en la segunda ola, que ha afectado mucho al país, ha cambiado el comportamiento del virus. “Nosotros llegamos a levantar dos cadáveres de niñas de catorce y quince años durante el pasado mes de abril, que son los primeros que levantamos durante la pandemia y eso ha sido impactante para nosotros también”, confiesa la gerente.
Desde que este servicio entró en funcionamiento hace más de un año han recogido más de 600 cadáveres, de los cuales 50 los han levantado en las calles de la capital ecuatoriana. “Son pacientes que tienen sintomatología, tienen malestar respiratorio. Sin embargo, siguen circulando y de manera repentina fallecen en la casa o en la calle”, asevera José Guevara. El coordinador de este proyecto revela que, en un solo día, durante los mayores picos de la COVID, han llegado a levantar hasta once cuerpos.
En un país como Ecuador, donde residen más de 17 millones de personas, han muerto más de 20.000 por el virus.