¿Qué está fallando en la protección de las víctimas de la violencia machista?
- Las mujeres maltratadas, dicen los expertos, tienen muy pocas opciones: sin vivienda, sin ingresos y con hijos a su cargo
- Muchas víctimas aseguran quedarse con sus agresores para evitar el maltrato a los hijos
- La asociación "Somos Más: mujeres sobrevivientes de la violencia machista" denuncia falta de medios
Algo está fallando. Este año 1616 mujeres . De ellas, cuatro habían denunciado. La mitad de los crímenes, ocho, han sucedido coincidiendo con el levantamiento del estado de alarma. Esto puede tener varias explicaciones: la pérdida de control de los maltratadores, que algunas mujeres hayan decidido que es el momento de poner fin a la relación o la facilidad de movilidad del agresor. En cualquier caso, está claro que la protección a estas mujeres no está funcionando.
El Ministerio de Igualdad anuncia que revisará los protocolos y el de Interior que reforzará el procedimiento de valoración del riesgo. Pero al final, dicen los expertos, todo se traduce en que faltan medios.
Más protección, más prevención
Asociaciones como "Somos Más, mujeres sobrevivientes de la violencia machista", que preside Natalia Morlas, no tiene ni un local donde reunirse. "Nosotras nos sentamos con ellas, en un bar, no tenemos medios para tener una oficina. Hablamos con ellas, nos cuentan su caso, nos exponen lo que está pasando. Si están decididas a denunciar las dotamos de medios, las acompañamos a denunciar", ha contado en Las mañanas de RNE.
Cree que las muertes que llevamos este año se podrían haber evitado, con más medios, con más protección. "Necesitamos que se nos tome en serio, que el foco se ponga en el agresor, que sean ellos los que estén totalmente vigilados. No nos sirve que lleven una pulsera que a 200 metros empiece a pitar. Cuando se activa, llega el aviso al aparato que llevan las mujeres y tienen que salir corriendo a encerrarse en su casa. Las convierte a ellas en prisioneras", denuncia.
“"Ves que una chica quiere hacer una pregunta y el chico la abraza y baja la mano. Esa chica ya no va a preguntar."“
Las expertas hablan de lo importante que es la prevención, que ya se contemplaba en la Ley de Violencia de Género de 2004. 17 años después no hay una estrategia educativa generalizada. Desde "Somos Más" hacen una labor de educación y concienciación, pero creen que llega tarde, y que debe hacerse desde los primeros años de escolarización.
Lo ven claramente cuando trabajan con jóvenes. "Cuando vamos a dar charlas se palpa en el aire: ves que una chica quiere hacer una pregunta y el chico la abraza y baja la mano. Esa chica ya no va a preguntar. Hay que educar desde que son pequeños, desde infantil. Hay que educar a los padres y formar a cualquier profesional que intervenga en un proceso de violencia de género", reclama.
Las víctimas, al límite
Cuando las mujeres se ponen en contacto con su asociación, están al límite y no pueden más. "Llegan destrozadas física, psicológica, sexualmente. Los agresores utilizan a los hijos como mero objeto para hacer daño a las madres. Vienen destrozadas, sin autoestima, sin vida laboral. No les dejan trabajar para que no tengan amistades o relaciones que les ayuden a salir", ha explicado.
Muchas de estas mujeres eligen quedarse con su maltratador por los hijos. Hacen de escudo. "Saben que los maltratadores van a tener visitas. Prefieren aguantar los malos tratos porque se ponen entre el maltratador y sus hijos. Los golpes que se van a llevar sus hijos, los llevan ellas", ha dicho, y añade que los niños son los grandes olvidados de esta tragedia que es la violencia machista.
“"No es fácil, pero se sale. De donde no se sale es del cementerio"“
Haciendo un ejercicio de empatía, uno puede imaginarse el infierno sin salida en el que viven muchas mujeres. Tienen, realmente, muy pocas opciones. "Necesitamos soluciones habitacionales de emergencia para estas mujeres que tienen que salir de sus casas, y ayuda para que puedan reinsentarse en la sociedad.
En muchas ocasiones no se las puede ayudar porque siguen casadas y constan los ingresos de su marido, el maltratador, que alarga el proceso para que no se les pueda dar ayuda. Nos llaman mujeres que han conseguido salir de casa y nos dicen que no tienen nada para comer, literalmente", cuenta. Pero termina dando un mensaje esperanzador, porque ella misma consiguió salir. "No es fácil, pero se sale. Yo tardé siete años, pero tengo una mujer en la asociación que tuvo 40 años de malos tratos, de palizas, de violaciones, de violencia psicológica. A cada mujer le llega su momento y cada cabeza es un mundo. Llega un momento que haces click". Y concluye: "De donde no se sale es del cementerio".