Treinta años de lucha por conservar las aves en el entorno de Doñana
- Los biólogos Maribel Adrián y Plácido Clarita son los fundadores de la Cañada de los Pájaros, en Puebla del Río, Sevilla
- La focha cornuda o la cerceta pardilla no han desaparecido de este territorio gracias a su labor de cría y reintroducción
El amor por la naturaleza unió a Plácido Clarita y a Maribel Adrián. Se conocieron en la facultad de biología hace más de 30 años. Fue entonces cuando concibieron devolver a su estado natural original una antigua gravera para reconvertirla en uno de los centros de avifauna más reconocidos y completos del país: La Cañada de los Pájaros, en la corona de Doñana.
A este pequeño humedal recuperado llegan visitas desde todos los rincones de Europa. Los comienzos del proyecto conservacionista, nos recuerdan con nostalgia Plácido y Maribel mostrándonos fotos de entonces, fueron muy duros. “Los primeros 4 años los dedicamos exclusivamente a sacar basura”, nos cuenta Maribel que es burgalesa mientras que Plácido nació en pleno corazón de Doñana. “Viví mi infancia asilvestrado”, nos reconoce sonriendo.
“Había por lo menos 20 veces más contenido animal antes, cuando era niño“
Plácido apenas tuvo contacto con la urbe. Su padre era el guarda de una finca repleta de fauna donde venían a cazar los aristócratas de la época. Hoy no puede ocultar la tristeza en sus ojos ante el deterioro de Doñana y su entorno. “Había por lo menos 20 veces más contenido animal antes, cuando era niño”, dice sin dudar. Como tampoco duda en culpar la acción del hombre como causa del desastre medioambiental.
Una vida entre pájaros
Un polluelo de flamenco huérfano no deja de perseguir las piernas de Maribel mientras camina mostrándonos su Centro de Naturaleza. Ha creado la impronta maternal con ella. Como “padres adoptivos” hoy le enseñan su primer contacto con el agua. Con los tobillos hundidos en el fango de la laguna llaman al pequeño y palmean el agua. Éste es uno de los momentos más importantes en la vida de un flamenco. Grazna, se acerca y aleja hasta que, al fin, entra en el agua y se acurruca a los pies de Maribel. Un ejemplo de su labor conservacionista.
La Cañada de los Pájaros también es centro estudio y de recuperación veterinaria de todo tipo de aves, algunas en peligro crítico de extinción. Especies como la focha cornuda o la cerceta pardilla, que antaño fueron tan emblemáticas de Doñana, no han desaparecido gracias a su labor de cría y reintroducción en la naturaleza.
“Se celebra el Día Mundial del Medioambiente una vez al año y después parece que no hay nada más“
Otra mirada de tristeza inunda los ojos de Maribel cuando reconoce resignada que de poco sirve saca estas criaturas adelante si después no encuentran hábitats. Urbanismo, agricultura, caza furtiva no dejan espacio en los que vivir en libertad. Los españoles estamos a años luz en concienciación medioambiental comparados con Europa. “Aquí se celebra el Día Mundial del Medioambiente una vez al año y después parece que no hay nada más”, lamenta Maribel.
Como biólogos no lo dudan: De no actuar ante la emergencia medioambiental que sufre el planeta, el ser humano no será la última especie animal en extinguirse. La pandemia del coronavirus, recuerdan, no es más que un aviso de la naturaleza.