Canadá exige disculpas a la Iglesia Católica por el abuso a menores indígenas
- Hace una semana se hallaron los restos de 215 niños indígenas en la residencia escolar de Kamloops
- Serían víctimas de un sistema de residencias escolares establecido por el Ejecutivo, pero gestionado por grupos religiosos
El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, ha exigido este viernes disculpas a la Iglesia Católica y al papa Francisco por los abusos sufridos por niños indígenas en internados de su país, tras el reciente descubrimiento de los restos de 215 menores enterrados.
De esta forma, Trudeau ha intentado diluir la responsabilidad de Canadá sobre este asunto, pese a que el Ejecutivo canadiense fue el que estableció el sistema de residencias escolares, a menudo gestionadas por grupos religiosos, para asimilar a la fuerza a la población indígena.
"Como católico estoy profundamente decepcionado por la posición de la Iglesia Católica", dijo el primer ministro, quien recordó que hace años solicitó personalmente al papa durante un viaje al Vaticano que se "disculpase y pidiese perdón" por lo sucedido en los internados. "Encuentro muy difícil que la Iglesia Católica siga rehusando disculparse y participar en este importante proceso", insistió el jefe del Gobierno canadiense.
Precisamente este viernes, expertos en derechos humanos de Naciones Unidas han reclamado a Canadá y al Vaticano que investiguen el hallazgo hace una semana de los restos de 215 niños indígenas en la residencia escolar de Kamloops, en el oeste del país.
En un comunicado, los expertos consideraron que esas pesquisas deberían incluir "exámenes forenses de los restos y la identificación y registro de los niños desaparecidos", además de englobar no solo el centro de Kamloops, sino también otros antiguos internados para menores indígenas.
La gestión de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada
El viernes pasado, Rosanne Casimir, jefa de los tk'emlúps te secwépemc -un grupo indígena de la provincia de la Columbia Británica, en el oeste de Canadá- anunció el descubrimiento de los restos en los terrenos de una antigua residencia escolar, por la que pasaron miles de niños durante sus casi 80 años de existencia.
Casimir ha declarado este viernes durante una rueda de prensa que quiere una "disculpa pública" de la Iglesia Católica por su papel: "No solo para nosotros, sino para todo el mundo". El internado de Kamloops, que fue parte del sistema de 130 residencias escolares instalado por el Gobierno de Canadá, estuvo gestionado por los Misioneros Oblatos de María Inmaculada.
Los Misioneros Oblatos fueron responsables de la gestión de casi la mitad de las 130 residencias escolares para indígenas establecidas entre 1890 y 1996, año en que cerró el último internado. Se estima que unos 150.000 niños indígenas fueron internados en esas instituciones y que al menos 4.000 murieron durante su estancia.
El resto de las residencias escolares, donde los menores sufrieron abusos físicos, psicológico y sexuales de forma sistemática, fueron administradas por otros grupos cristianos o directamente por funcionarios del Gobierno canadiense.
La responsabilidad compartida de los registros
Trudeau acusa a la Iglesia Católica en Canadá de no querer poner a disposición de la población indígena del país el registro de los niños que fueron internados a la fuerza en las residencias escolares, así como otra información sobre su funcionamiento. Sin embargo, grupos indígenas y expertos han destacado que el Gobierno canadiense es también responsable de esos registros.
Pese a que Trudeau defiende que son fundamentales para la reconciliación con los aborígenes, los registros no se han hecho públicos porque Ottawa ha recurrido a los tribunales para mantenerlos sellados.
El primer ministro ha afirmado que su Gobierno está manteniendo "conversaciones" con los grupos indígenas para determinar la compensación que recibirán las víctimas de las residencias escolares.
Varios supervivientes del internado de St. Anne's han reclamado a los tribunales que Ottawa dé a conocer 12.300 documentos que detallan abusos físicos y sexuales en este centro, que también fue gestionado por los Misioneros Oblatos entre 1902 y 1976, aunque el Gobierno canadiense se ha opuesto desde hace años.