España, ante el reto de apostar por la ciencia: las cifras explican la realidad
- España invierte en ciencia, innovación y tecnología el 1,2 % del PIB
- Los jóvenes investigadores se enfrentan a la precariedad o a abandonar el país
- Vuelve a ver 'El estado de la ciencia', un reportaje de Informe Semanal
Históricamente, España ha sido un país que ha cultivado exitosamente las letras y las artes, en tanto la ciencia ha quedado con frecuencia relegada al papel de Cenicienta. A principios del siglo XX, un intelectual como Miguel de Unamuno sentenció desdeñosamente: "¡Qué inventen ellos!", una expresión que ha quedado incorporada al acervo de nuestra cultura. A día de hoy, la realidad es muy diferente de la reivindicada por Unamuno, de hecho, los científicos españoles son reclamados en importantes universidades extranjeras.
El principal problema está en la falta de dinero para que no tengan que emigrar y para traer a España a relevantes investigadores internacionales. Informe Semanal se acerca a este asunto, en un reportaje con destacadas figuras de la ciencia española y jóvenes científicos que trabajan en precario.
La inversión de España en ciencia
Unas cifras simples explican la realidad. España invierte en ciencia, innovación y tecnología el 1,2 % del Producto Interior Bruto, mientras que la media europea, desde 2012, está en el 2 %, sin contar los países más adelantados que están por encima del 3 % del PIB. Más allá de las fronteras europeas, los países que más dinero dedican a la ciencia son Japón y Corea, con los buenos resultados conocidos. En ciencia se parte de la premisa de que el dinero destinado a ella no debe figurar como gasto, sino como inversión.
Otras cuestiones que dificultan el desarrollo de la ciencia en España son el excesivo peso de la burocracia y el envejecimiento de los investigadores. La edad media del personal científico del CSIC
“En el presupuesto de este año hemos hecho un incremento del 60 %“
Para corregir estos déficits, el Gobierno prepara una reforma de la ley de la ciencia, la innovación y la tecnología, al tiempo que negocia con los grupos parlamentarios un pacto por la ciencia. El ministro de Ciencia, Pedro Duque, señala: "En el presupuesto de este año hemos hecho un incremento del 60 % que es mucho más del máximo que nunca hemos tenido para financiar ciencia e innovación en España".
En el Centro de Regulación Genómica de Barcelona, que está en la élite de los institutos de investigación internacionales, su director -Luis Serrano, experto en biología sintética- ha asegurado que en unas décadas se podría conseguir que hubiera personas que vivieran hasta 200 años, sin envejecer. Pero esa supuesta posibilidad solo estaría al alcance de los más poderosos económicamente, lo que plantearía un problema ético de difícil solución. En lo que sí trabajan ahora en el centro es en la preparación de una píldora viva, creada a partir de una bacteria diminuta, que manipulada genéticamente podría introducirse en el organismo para curar enfermedades graves.
Mientras, en el Centro de Neurociencias de Alicante, dependiente del CSIC y de la Universidad Miguel Hernández, trabajan en una institución de excelencia mundial que estudia el sistema nervioso, las enfermedades neurovegetativas o el cáncer. Su directora, la bióloga del desarrollo Ángela Nieto, descubrió, junto con su equipo, unas células viajeras que posibilitan la vida, pero también están en el origen de las metástasis.
Jóvenes científicos condenados a la precariedad
En el otro extremo de la ciencia en España está el presidente de la Federación de Jóvenes Investigadores, David Quinto, quien a sus 39 años trabaja, en precario, en un grupo de investigación de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense, que estudia las enfermedades basculares del cerebro. El investigador ha comentado que la situación de los jóvenes investigadores es en ocasiones dramática, pero que más allá de las circunstancias personales, el problema radica en que cuando los grandes científicos, como los que ahora preparan desde el CSIC las vacunas contra el Covid, se jubilen "esas líneas de investigación van a desaparecer, y esa es una circunstancia grave que va a afectar a toda la sociedad".
Pablo Lanillos, doctor en inteligencia artificial en el Instituto Donders, de Países Bajos, un investigador contrastado que antes ha desarrollado un importante proyecto en robótica en Alemania, dice que gana hasta un 40 % más del salario que obtendría en España, sin contar otras ventajas profesionales que no tendría aquí.
En el reportaje de Informe Semanal también están presentes la directora del CSIC, Isabel Menéndez, y la presidenta de la Confederación de Sociedades Científicas de España, COSCE, Perla Whanón, quienes insisten en la idea de que la ciencia debe estar en el centro de la política del Estado, como ha sucedido con Biden a su llegada a la Casa Blanca.