"Gachas y amigos", un homenaje a la harina de almortas
- El libro recoge más de 50 recetas de cocineros de todo el país
- La harina de almortas estuvo prohibida para consumo humano hasta el año 2018
Si hablamos de harina de almortas, la mente nos lleva directamente a pensar en las tradicionales gachas manchegas. Sin embargo, con esta leguminosa se pueden hacer infinidad de recetas, postres incluidos.
Precisamente esta versatilidad es la que pretenden poner en valor 5 cocineros de la localidad conquense de Tarancón: José Francisco Atienza, Jorge Susinos, Alfonso Fernández, Daniel Peña y Sergio Molina. Para ello, han recopilado más de 50 recetas con la harina de almortas como protagonista y las han publicado en su libro “Gachas y amigos”.
Del plato tradicional al más sofisticado
Promocionar el producto conquense y defender a sus productores fueron los objetivos que les impulsaron a sacar adelante el proyecto. Porque esta luguminosa, en forma de harina, se puede convertir en el plato más sofisticado. "Es un alimento que, igual que está en las casas, puede estar en los restaurantes de más alto nivel", asegura Daniel Peña.
“No deja de ser una harina más“
"Mucha gente conoce este ingrediente pero no sabe utilizarlo", añade José Francisco Atienza. "La harina de almortas se puede usar en ensaladas, en guisos con bacalao, en panes, en arroz con leche, en flores manchegas... Al fin y al cabo no deja de ser una harina más".
Un alimento prohibido hasta 2018
La venta de harina de almortas para consumo humano estuvo prohibida durante medio siglo. La ingesta de grandes cantidades estaba asociada a una enfermedad denominada latirosis o latirismo. Sin embargo, en 2018 la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición afirmó tras un estudio que "el riesgo para la salud de la población general del consumo de harina de almortas puede considerarse despreciable siempre y cuando la ingesta no supere el límite de 25 gramos de harina de almortas/ración diaria".
De ahí, la necesidad de estos cinco cocineros conquenses por recuperar la reputación del producto. "La cuestión es que antiguamente no había otro alimento y la gente más humilde se alimentaba exclusivamente de la leguminosa que nadie quería", sostiene José Francisco Atienza.
La harina "de siempre"
Con todo ello, descendientes de familias manchegas, los taranconeros homenajean a la harina de almortas. Aquel plato propio de pastores con el que reponían fuerzas compartiendo perol.
“No podíamos dejar que cayera en el olvido“
"Es nuestra raíz, nuestra vida. Nuestras abuelas, que vivieron épocas duras, es lo único que comían... Es lo que hemos mamado en nuestras casas, así que no podíamos dejar que cayera en el olvido", explica Daniel Peña.