El buen tiempo y el fin del estado de alarma multiplican las ofertas de enoturismo en La Rioja
- Las bodegas riojanas abren al público tras la pandemia para seguir dando a conocer la cultura del vino
- En el Barrio de la Estación, en Haro, reciben al año unos cien mil visitantes
En La Rioja, una parte importante del enoturismo es conocer las bodegas pero con la pandemia ha ganado espacio pasear por los viñedos y conocer el paisaje que los rodea. También han vuelto las listas de espera por lo que se adaptan nuevos espacios.
Turismo de interior totalmente seguro
“Nos hemos abierto absolutamente a que venga todo el mundo; a que se empapen de la cultura del vino“
En España, antes de la pandemia, había más de tres millones de visitantes al año con un impacto económico superior a los 85 millones de euros.Están convencidos de que volverán a las doce mil visitas al año gracias al turismo de interior y a las catas al aire libre.
El enoturismo está cada vez más en auge porque permite que los visitantes disfruten de una experiencia que no podrán olvidar. Las bodegas, dicen, ya no son un secreto.
Recorridos por el viñedo en calesa
Visitar el viñedo y recorrer las fincan en calesa, es una de las nuevas propuestas de algunas bodegas. Montados en esos carruajes tirados por caballos, los turistas aprenden, disfrutan y viven una experiencia irrepetible. Hay zonas como "El Balcón del Ebro", cerca de Haro, donde la riqueza natural de los paisajes del viñedo se hace evidente.
Después de recorrer el viñedo, los visitantes pueden acceder a una antigua necropolis o descubrir para qué se utilizan los guardaviñas. Ahora están de decoración pero antiguamente, se utilizaban para vigilar los viñedos o como refugio de los agricultores ante las inclemencias del tiempo. El enoturismo, una alternativa más para escapar de la rutina diaria.