La Denominación de Origen desata la guerra en varias bodegas españolas
- Las Denominaciones de Origen (D.O) controlan el origen de la uva, las variedades, el método de elaboración y el etiquetado
- Rioja, Jerez o Valdepeñas son ejemplos de D.O. que han atravesado o atraviesan problemas serios en su seno
- El domingo, a las 20.30 horas en el Canal 24 Horas, un reportaje de Repor
La Denominación de Origen (D.O) Valdepeñas ha saltado por los aires. Los gigantes bodegueros García Carrión y Félix Solís se han denunciado mutuamente por presunta estafa a la hora de vender sus vinos. Se acusan de vender reservas y grandes reservas sin que lo sean, aprovechando que las etiquetas de la D.O. Valdepeñas son muy genéricas. Los productores de uva de la D.O. también se han sumado a las denuncias. "Como la contraetiqueta, la pequeñita de detrás, solo pone vino tinto D.O. Valdepeñas, en la etiqueta de delante se pone gran reserva y se vende… supuestamente, claro", afirma Paco Patiño, de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja) Valdepeñas, y añade que el caso está en la Audiencia Nacional.
Entre otras cosas, se investiga por qué en 2018 se declararon en la D.O. unos 3,3 millones de litros de crianzas, reservas y grandes reservas, pero en cambio se comercializaron 4,7 millones de litros de estos caldos. "Las cifras no cuadran", señala Florencio Martínez, también del sindicato agrario Asaja.
“Es imposible sacar un buen crianza al mercado por debajo de los 4 o 4,5 euros“
El malestar y las acusaciones vienen de lejos pero con un patrón común: los bajos precios de la uva, y que parece inexplicable para muchos que se pueda comprar un vino reserva a 2,5 euros en el supermercado. "De confirmarse lo que apunta el auto de la Audiencia Nacional sería un caso de estafa a los consumidores y de competencia desleal a las pequeñas bodegas que no podemos competir con esos precios. Es imposible sacar un buen crianza al mercado por debajo de los 4 ó 4,5 euros, explica Ángel Carmelo, tesorero de la Cooperativa vitivinícola de Valdepeñas, una empresa fundada hace cuatro años precisamente para dar mejores precios a la uva de los agricultores y revalorizar unos vinos de Valdepeñas demasiado dependientes de la gran industria.
La toponimia, el conflicto de las Denominaciones de Origen en Cataluña
Otro conflicto lo encontramos en Cataluña, y aquí viene a cuenta de la toponimia. Las Denominaciones de Origen tienen registrados algunos usos de los topónimos en el etiquetado, y algunas bodegas que no están en ninguna han recibido sanciones económicas por utilizar estos nombres a la hora de comercializar sus vinos. La bodega Dasca Vives, situada en Valls, Tarragona, ha sido una de ellas. "Por poner en la etiqueta que es un vino de Valls, en Tarragona, la Generalitat a instancias de la D.O. Tarragona nos ha multado con 2.000 euros. Yo tengo entendido que puedo poner mis datos de empresa, así que no entendemos la sanción", relata Josep Dasca, propietario de esta pequeña bodega familiar que elabora vinos ecológicos.
"Lo que no se puede es dar a entender que ese vino es de origen Tarragona, porque eso solo lo garantiza la D.O. Es una normativa europea, ni estatal ni catalana, y nosotros tenemos que aplicarla", defiende Salvador Puig, director general del Instituto catalán de la Viña y el Vino, órgano regulador en Cataluña. "Pertenecer a una D.O. tiene sus obligaciones, como cumplir un pliego de condiciones y pagar unas cuotas, pero también tiene unos derechos que deben ser respetados. Las D.O. son un modelo de éxito que han servido para garantizar la calidad de los vinos y que han favorecido la exportación", recalca.
En Jerez han llegado a un "acuerdo histórico" tras años en guerra
Finalmente, en Jerez las aguas han vuelto a su cauce en el último suspiro. Aquí había un doble conflicto abierto. El primero, que, a pesar de contar en la D.O. con una decena de municipios, solo tres podían etiquetar sus vinos como D.O. Jerez: los de Sanlúcar de Barrameda, Jerez y El Puerto de Santa María. "Es muy raro. Nosotros en Trebujena producimos la misma uva, criamos los vinos igual, somos de la D.O. y en cambio no podemos poner el sello ni usar la palabra Jerez", explica José Manuel Sánchez, gerente de la Cooperativa Virgen de Palomares de Trebujena, una de las bodegas afectadas por esta "extraña" normativa.
“Producimos la misma uva, criamos los vinos igual, somos de la D.O. y en cambio no podemos poner el sello ni usar la palabra Jerez“
Y el segundo conflicto venía a cuenta de querer equiparar Fino y Manzanilla, dos vinos de características muy similares pero que las bodegas de Sanlúcar defienden que son distintos: "El microclima de Sanlúcar le da al vino unas características organolépticas diferentes a la Manzanilla, que es originaria de aquí y que no se dan en ningún otro lugar del mundo", aclara Fermín Hidalgo, octava generación de Bodegas La Gitana de Sanlúcar de Barrameda.
El Consejo Regulador de Jerez ha pacificado el órgano con un acuerdo calificado por su presidente, César Saldaña, como "histórico", porque va a permitir "que todos puedan poner el sello D.O. Jerez independientemente del municipio donde estén, y la Manzanilla mantendrá su denominación y su carácter singular de Sanlúcar de Barrameda".
Y es que al final una D.O. es como una gran familia "donde unos miran la cartera y otros el corazón. Hay muchos euros en juego y a veces es difícil gestionarlo". Clarificadoras palabras de José Manuel Sánchez, gerente de la Cooperativa Virgen de Palomares de Trebujena, que resumen muy bien a un sector, el del vino, que mueve cada año en España la friolera de 5,4 millones de euros.