El buque oceanográfico Ángeles Alvariño reanuda la búsqueda de Tomás Gimeno y su hija Anna

• Las labores de rastreo del buque en aguas de Tenerife finalizarán el jueves, ya que tienen compromisos científicos
• El 016 es el teléfono de atención a las víctimas, es gratuito y no deja huella en la factura; el correo es [e-mail]

El buque oceanográfico "Ángeles Alvariño", atracado en el muelle de Santa Cruz de Tenerife.

El buque del Instituto Español de Oceanografía Ángeles Alvariño ha reanudado este lunes en el puerto de Santa Cruz de Tenerife las labores de rastreo en busca de Tomás Gimeno y de su hija de un año, Anna, después de que una avería en su equipamiento obligara a los equipos de rescate a interrumpir el pasado sábado su navegación.

Las tareas de rastreo del buque del fondo marino, en la zona donde se halló el cadáver de Olivia, finalizarán el próximo jueves, 17 de junio, ya que tienen compromisos científicos, según ha informado la Delegación del Gobierno en las Islas Canarias.

El Ángeles Alvariño ha zarpado alrededor de las 14:20 horas de puerto donde permanecía amarrado por una avería que había obligado a pausar la búsqueda tras trece días continuados de labor, después de que los equipos de rescate localizaran el pasado jueves el cuerpo de Olivia, la hermana mayor de Anna.

La búsqueda de las dos niñas y del padre comenzó tras denunciar la madre de las niñas su desaparición, el pasado 27 de abril, y en un principio el caso se abordó como un presunto delito de secuestro de las menores por parte de Tomás Gimeno, que se las había llevado ese día a las 17:00 horas y no las había devuelto a la hora en que debía hacerlo, las 21:00 horas.

Se trata del último caso de violencia vicaria que se registra en España, un tipo de violencia de género ejercida sobre los hijos para maltratar a la mujer. La cifra de menores asesinados desde 2013 por este tipo de violencia ascendería a 41 si se suma el caso de las pequeñas Anna y Olivia, que tenían uno y seis años de edad.

Labores de rastreo del buque

El barco oceanográfico Ángeles Alvariño, que por primera vez en su historia se ha dedicado al rastreo de personas desaparecidas, se dirigió a Tenerife desde su base en Vigo para incorporarse a la búsqueda de Tomás Gimeno y sus hijas Olivia y Anna, y comenzó su rastreo por el litoral de la isla el 30 de mayo.

Cuando tenía previsto abandonar la búsqueda localizó el pasado lunes una botella de submarinismo y un edredón que se identificaron como pertenecientes a Tomás Gimeno. Ello motivó que prolongase su rastreo y tres días después, el pasado jueves, localizó a unos mil metros de profundidad un ancla atada a dos bolsas de deporte, en una de las cuales se encontraba el cuerpo de la pequeña Olivia, de 6 años.

Para estos hallazgos ha sido decisivo el equipamiento del buque, dotado en el fondo de su casco con una ecosonda de presión que le permite captar cualquier anomalía que se encuentre en el fondo marino.

Capacidad de recoger muestras a 2.000 metros de profundidad

Este modelo (Ecosonda Multihaz EM 710) es capaz de emitir simultáneamente una gran cantidad de ondas acústicas que a su regreso se convierten en impulsos eléctricos y permiten dibujar un mapa del fondo marino.

Cuando el sensor notifica que ha encontrado alguna anomalía en el fondo, entra en acción el robot no tripulado Liropus 2000, capaz de inspeccionar y recoger muestras hasta una profundidad de 2.000 metros, aunque debidamente adaptado, puede sumergirse incluso a 3.000 metros de profundidad.

Este robot cuenta con una cámara de alta resolución y en su búsqueda del padre y las niñas desaparecidas ha rastreado fondos marinos conformados por basaltos volcánicos que a tan solo 700 metros de costa pueden llegar a los 100 metros. En el lugar donde se están ejecutando las tareas, la profundidad oscila entre los 600 y los 1.700 metros.

El Liropus 2000 fue fundamental en las labores de investigación científica llevadas a cabo durante la erupción del volcán submarino Tagoro en aguas de El Hierro, en 2011.