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El poder de una escultura para cambiar el entorno

  • A finales de los años 90 un grupo de jóvenes decidió hacer actividades culturales y reanimar la vida del Valle del Jerte
  • El monumento a 'Los Olvidados' en la Guerra Civil ha dado una nueva dimensión al entorno

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Arte en el medio rural: un reclamo que cambia la vida

Hay obras de arte que pueden transformar vidas o incluso paisajes y comarcas. Un ejemplo es el monumento a Los Olvidados. Ha cambiado el discurso de un valle hasta ahora muy famoso por la belleza de sus cerezos en flor, el Valle del Jerte, en el norte de Cáceres.

“Todo empezó porque mi familia tomó la iniciativa de buscar al abuelo, fusilado durante la Guerra Civil en el 36. Fue una búsqueda de cinco años, bastante complicada.” Así empieza la historia el autor de la obra, el escultor Francisco Cedenilla.

Por fortuna, la familia encontró y enterró dignamente al abuelo. A Francisco la experiencia le inspiró uno de los pocos monumentos erigidos en España a los olvidados de la Guerra Civil.

“Las cuatro figuras representan a cuatro personas, sin más” nos ha explicado en Madrid el escultor, la ciudad donde reside en la actualidad. “No son nadie concreto”, continúa. “Tienen una pose de desubicación. Tienen una actitud de incertidumbre, de pérdida, de desorientación, por eso está cada uno mirando a un punto cardinal diferente".

Aunque el grupo escultórico estaba pensado para ser erigido en Talavera de la Reina (Toledo), donde asesinaron y fue encontrado el abuelo, finalmente no hubo acuerdo con el ayuntamiento. Entonces un pueblo de Cáceres, El Torno, se mostró dispuesto a aceptarlo. “Decidí que estuviera allí por lo bien que se habían portado conmigo los jóvenes de El Jerte”, concluye Francisco.

Cultura y arte en el Valle del Jerte

En El Torno (Cáceres) quedamos con algunos de aquellos jóvenes que a finales de los años 90 se juntaron para hacer actividades culturales y reanimar la vida del Valle del Jerte. Formaron una asociación que decidió sacar a concurso la creación de un monumento en homenaje a Los Olvidados.

El entonces Presidente de la Federación Comarcal de Jóvenes del Valle del Jerte, Alberto Rubio, nos espera al pie de las esculturas. Recuerda como “rascando un poquito en esa costra tan dura de la historia, vimos que nos unía a muchos de nosotros y era algo que estaba ahí, en la población que nos rodea, en el día a día, lo que pasa es que era algo que había estado oculto y que por miedos no había llegado a nosotros”.

Así fue como descubrieron la actividad de los guerrilleros antifranquistas por las montañas que rodean al Valle del Jerte, por donde aún quedan chozos y veredas usados por los maquis. El monumento de Los Olvidados ha dado una nueva dimensión al entorno.

Nos lo confirma Dalida Gándara, gerente de una empresa de turismo en el Jerte: “Es el valor paisajístico, el valor artístico y sobre todo el valor histórico, de recuerdo, de reconocimiento y de la historia que nos está contando el monumento. Yo creo que están todas las cosas unidas. La gente cuando viene es porque tiene ese interés también de conocer la historia que está detrás de las esculturas”.

Arte en un pueblo de 800 habitantes

Los Olvidados se ha convertido en uno de los monumentos más visitados de Extremadura. Sobre todo después del éxito del documental El silencio de otros donde aparece como recurso narrativo. Ha dado a conocer el pequeño pueblo de El Torno de 800 habitantes, admite su alcalde, Juan Elizo. “Aunque está el tiempo en malas condiciones, la gente para, se baja, hacen fotos y lo ven. Es un reclamo. Todo lo que sea que venga la gente a los pueblos es muy importante.

La lluvia refuerza el dramatismo de Los Olvidados. Hace doce años, al día siguiente de su inauguración, sufrió un atentado. Francisco Cedenilla nos hace reparar en un detalle: “Cada figura masculina tiene un tiro en el hombro izquierdo". Lejos de intentar restaurarlas, el escultor decidió conservar los agujeros. “Le dan más sentido aún a las figuras que ya estaban hablando, estaban comunicando algo. Y a alguien le habían provocado una rabia que está aún presente.”

Son esculturas que no solo han transformado el paisaje, también dan sentido a un entorno rural que ha hecho una alianza perfecta con el arte y la historia.