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El precio de la gasolina sigue la senda de la luz y se dispara a máximos de 2014. ¿A qué se debe?

  • El encarecimiento de las materias primas y la cotización al alza del petróleo entre los factores de la escalada
  • Llenar el depósito es, en estos momentos, 14 euros más caro que a principios de año

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El precio de la gasolina se dispara a máximos de 2014

Con el verano a la vuelta de la esquina y los ecos de un futuro pospandémico sonando con fuerza gracias a la vacunación, la normalidad busca poco a poco imponer el ritmo anterior a la crisis sanitaria con situaciones tan propias de este tiempo como viajes o desplazamientos por carretera. Un planteamiento que sí presenta un brusco golpe para los bolsillos si incluimos en la ecuación llenar el depósito de combustible.

El precio de la gasolina encadena una nueva semana al alza y ya se encuentra en picos máximos desde octubre del 2014, según los datos del Boletín de la Unión Europea con una cifra que ronda el 1,37 euros el litro. Una escalada que comenzó en noviembre y que en lo que va de año ha encarecido el precio del carburante en un 14 %.

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Este mismo itinerario se puede aplicar también a la evolución del gasóleo, ya que con 1,23 euros el litro deja la cifra en máximos de enero de 2020 y remonta un 13,5 % en este primer semestre. El encarecimiento de las materias primas o la pujante cotización del petróleo se encuentran detrás de esta subida que hace que llenar un depósito tipo de gasolina tenga un sobrecoste de casi 14 euros, por los casi 12 euros de más que nos saldría la provisión de diesel.

La pandemia: freno insuficiente para un futuro incierto

Si bien es cierto que la aparición de la COVID-19 trajo consigo una brutal caída de las ventas debido a la paralización de la economía en términos globales, el horizonte de una recuperación paulatina ha vuelto a animar la demanda. Un cambio de tendencia al que hay que añadirle la revalorización del petróleo Brent, cuyo barril sube hasta los 74 dólares.

Es algo inevitable, la demanda se recupera y la producción no

Todo suma para que los carburantes en España hayan declarado la guerra a la tarjeta de crédito en un escenario que llegaría antes o después, tal y como indica a RTVE.es el científico del CSIC Antonio Turiel: "Es algo inevitable, la demanda se recupera y la producción no, cada vez habrá menos petróleo y eso provocará encarecimiento de materias primas".

Para Turiel, no obstante, la verdadera preocupación no debería ser el precio del que cabe esperar "ciclos de volatilidad extremas propios de una materia escasa", sino la ausencia de un plan B: "No se habla de alternativa porque no la hay y en un futuro no muy lejano habrá dificultades de suministro hasta en las cosas más banales que podamos imaginar", destaca.

Preocupación compartida en consumidores y trabajadores del sector distribuidor

Desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) muestran inquietud por el incremento sostenido que el precio de los carburantes viene registrando desde que se empezó a hablar de la vacunación. "Es un mercado que se basa en la pura especulación y hemos visto como viniendo de precios históricamente bajos el coste para el usuario se ha disparado", asegura su portavoz Enrique García.

Según cálculos de la organización, "esto va a suponer un sobrecoste anual para el usuario de 210 euros en el caso de la gasolina y de 180 euros en el caso del diesel", afirma García para el que "el oligopolio existente en la práctica en el sistema de distribución deja a los consumidores sin capacidad de elección".

Pese a la creencia popular a las gasolineras va mejor un precio bajo que un precio alto

Por su parte, la Asociación Española de Vendedores al por menor de Carburantes y Combustibles (Aevecar) señala que "pese a la creencia popular a las gasolineras va mejor un precio bajo que un precio alto", afirma su secretario general Víctor García. Desde la patronal explican que la razón radica en las mayores ventas a estos costes, algo que no ocurre en un contexto de subidas cuando "a veces hay que renunciar a parte del margen que marcamos para que los usuarios se animen a comprar combustible".

Sobre el momento actual, García es cauto aunque asegura que "cuando los combustibles están altos la gente consume menos litros porque no se puede estirar el dinero" y pese a que cree que no se deben tomar medidas sobre un producto tan volátil, preguntado sobre el futuro del sector, sí reclama "más neutralidad tecnológica" por parte del Gobierno que, a su juicio, no recoge en la Ley de Cambio Climático y Transición Energética los avances que, afirma, se están dando en la investigación de biocombustibles y combustibles sintéticos.