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EBAU

¿Sirve de algo ser el mejor en selectividad? De "alumnos 10" a diplomáticos, matemáticos o médicas

  • Los alumnos con las mejores notas en los últimos años coinciden en relativizar sus récords: "Es una anécdota"
  • Conoce las notas de corte de las carreras universitarias en España en el buscador de RTVE.es

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De izquierda a derecha y de arriba a abajo: Fernando Magallanes, Víctor Sierra, Anastasia Pickford, Patricia Martínez y Óscar Rivero
De izquierda a derecha y de arriba a abajo: Fernando Magallanes, Víctor Sierra, Anastasia Pickford, Patricia Martínez y Óscar Rivero

Investigar sobre la malaria, trabajar en la solución de uno de los problemas matemáticos del milenio o formar parte del cuerpo diplomático. Años después de ser los mejores en la selectividad, a centésimas del 10, los alumnos más brillantes de bachiller han seguido con éxito su vocación, ya sea en medicina, veterinaria, matemáticas, economía o diplomacia.

Con notas muy por encima de la media, que en 2020 fue de 7,34 puntos sobre diez, algunos han salido a trabajar al extranjero, mientras que otros planean seguir en España. Todos ellos, sin embargo, coinciden en una cosa: relativizar lo que supuso tener la mejor nota en los exámenes de acceso a la universidad.

Reconocen que aquel hito les permitió entrar con holgura en las carreras que deseaban -la mayoría con notas de corte que superaban el 12, incluyendo la parte específica que eleva la nota máxima a 14-, y muchos consiguieron becas para estudiar gracias a sus excelentes notas, pero ahora, desde la lejanía, lo ven más bien como "un hecho anecdótico".


Tener la mejor nota, un "altavoz" para reivindicar la educación pública

La nota en la EBAU "sirve para alcanzar el objetivo que tú quieres, pero después es casi una anécdota". Patricia Martínez Paz obtuvo en 2014 la mejor nota de Galicia, un 9,96 en la fase general, lo que le permitió entrar de sobra en la carrera a la que aspiraba desde los 16 años: Medicina en la Universidad de Santiago de Compostela.

Desde que Martínez se enfrentara a las pruebas de acceso a la universidad, la nota media ha crecido en torno a cuatro décimas. No obstante, la estudiante gallega recuerda que gracias a sus buenas notas pudo estudiar con varias becas y hacer una estancia en Chile, además de entrar en un ranking de Medicina de la Sociedad Española de Excelencia Académica.

Más allá del éxito académico, Patricia Martínez recuerda la exposición mediática que en aquel momento pudo tener gracias a su nota y que le dio "un altavoz con el que reivindicar la educación y la sanidad públicas y el gallego". Tras los exámenes, y en plena efervescencia de la marea verde educativa, Martínez dio un discurso en el que denunció que institutos como el suyo, el IES San Rosendo de Mondoñedo, "luchan cada día contra la precariedad"

"Me mantengo firme, esa defensa de la educación pública la voy a mantener siempre porque es una oportunidad que todo el mundo se merece para alcanzar lo que quiera", dice ahora, siete años después. La lucense hizo las pruebas del MIR el año pasado, con nota suficiente para poder elegir especialidad. Quiere hacer pediatría, pero no sabe si irse a Madrid o quedarse en Galicia.

Según los datos del Sistema Integrado de Información Universitaria (SIIU) del Ministerio de Universidades, los alumnos procedentes de la educación de pago (privada y concertada) tienen una nota media ligeramente más alta que la de los que han estudiado el Bachillerato en un centro público: tres décimas más en el primer caso y algo más de dos, en el segundo.

Un sistema que "premia a quien se esfuerza"

Anastasia Pickford también cree que fue útil haber obtenido la mejor nota de la selectividad en Asturias en 2011, un 9,95. Opina que uno de los aspectos positivos del sistema educativo español es que "premia a quien se esfuerza", y gracias a ello ha podido estudiar Veterinaria en la Complutense de Madrid con varias becas de excelencia y un premio extraordinario de fin de carrera.

Diez años después de aquello, Pickford está terminando su doctorado en el Instituto de Salud Global de Barcelona, con una investigación sobre la malaria. "He cambiado de medicina animal a medicina humana. Siempre me interesó la parasitología y esto me ofrece la posibilidad de no limitarme a la veterinaria", explica.

La investigadora viene de una familia a la que se da bien la selectividad: su hermana Cordelia también fue la mejor en la selectividad asturiana en 2013. Ambas han hecho toda su carrera en el sistema público y en España, salvo una estancia de dos meses en París el año pasado, en el caso de Anastasia.

Cree que irse al extranjero a estudiar o trabajar "ayuda mucho, pero no es indispensable". "A veces económicamente es difícil, pero España también ofrece buenas oportunidades", asegura. Tras la tesis, después de unas "buenas vacaciones", tiene ganas de "explorar mundo" y una de sus opciones es irse a la Universidad de Cambridge, en Reino Unido.

"Las perspectivas para hacer investigación en España son muy malas"

También a Reino Unido se marchó hace unos meses a realizar una estancia postdoctoral Óscar Rivero. Este matemático de Xinzo de Limia (Ourense) fue el número uno de la selectividad gallega en 2012, con un 10 en la fase general y un 14 en el total del examen. Como Martínez, cuenta que esa nota le sirvió para "no tener problema" en entrar en su carrera, el doble grado en Matemáticas e Ingeniería Física de la Universitat Politècnica de Catalunya.

Con sus buenas notas accedió a una ayuda que cubría la matrícula y su residencia, y al acabar la carrera estudió el doctorado con una beca de la Fundación La Caixa. En la Universidad de Warwick, ahora con otra beca, la Newton de la Royal Society, realiza una investigación sobre Teoría de Números y sistemas de Euler, "herramientas para estudiar la conjetura de Birch y Swinerton-Dyer, uno de los problemas del milenio".

Haber tenido la máxima puntuación posible en la selectividad "ahora no tiene mucha repercusión, pero es algo que en su momento me fue útil y de lo que me siento más o menos contento", dice con modestia. Rivero planea acabar su estancia de dos años en Inglaterra y después le gustaría volver a España, aunque critica que aquí "las perspectivas para hacer investigación y en la propia son muy malas". "La situación se ha precarizado mucho en los últimos años, desde 2008", denuncia.

Diplomático a los 23 años

Para Fernando Magallanes, el mejor en la selectividad de Andalucía en 2014, haber obtenido un 9,95 tampoco le ayudó "especialmente". "La nota de selectividad lo importante es que te dé para entrar en a carrera que quieres. Yo lo que agradezco de aquella época es sobre todo la formación que me dio mi colegio, que para mí fue mucho más crucial que la que recibí en la universidad", cuenta.

Tras acabar el bachiller en el Colegio Internacional Europa de Sevilla, se fue a Madrid a estudiar el doble grado de Relaciones Internacionales y Traducción e Interpretación en la Universidad Pontificia Comillas. Nada más acabar la carrera, en 2019, se sacó la oposición al cuerpo diplomático en tan solo un año, y con 23 se convirtió en el miembro más joven de su promoción.

Responde a esta entrevista recién llegado de Mozambique, donde ha ejercido unos meses sustituyendo al cónsul. El diplomático hace honor a su nombre y explica que su objetivo es ir a trabajar a otros países, idealmente Oriente Medio. "Es una vocación que tengo desde hace ya bastantes años. En la universidad empecé a preparar la oposición estudiando árabe y otros idiomas", cuenta. Sin embargo, la buena experiencia en Maputo ha hecho que le llame la atención también África subsahariana.

Mujeres en medicina y hombres en ingeniería

Desde la selectividad hasta el doctorado, la brecha de género es palpable en toda la educación superior. Ya en la prueba de acceso a la universidad, la media de las mujeres (7,46 sobre 10 en 2020) es invariablemente más alta que la de los hombres (7,19).

Por norma general, la notas de ellas son más altas que las de ellos y esta división se aprecia también en el tipo de carrera escogida. Según los datos de Educación, y tal y como reflejan los testimonios de este reportaje, los hombres suponen el 74 % de los matriculados en carreras de ingeniería este año, mientras que el 71 % de los estudiantes de la rama de la salud son mujeres.

En una de estas carreras masculinizadas, el doble grado en Matemáticas y Economía de la Complutense, ha entrado Víctor Sierra, el mejor de la selectividad en Madrid en 2018, con un 9,975. Coincide en que su hito en los exámenes de acceso a la universidad es más "un hecho anecdótico, como ganar una competición deportiva".

"Sobre todo al principio, cuando no conocía a la gente de clase fue tema de conversación, pero ahora ha quedado como algo del pasado". Sierra está terminando actualmente tercero de la carrera. Aunque no lo tiene aún claro, en un futuro se ve "en alguna institución europea o en algún regulador español, en algo relacionado con la economía".

El madrileño estudió en un instituto público del barrio de San Blas, el de Las Musas, algo que lleva con orgullo: "La educación pública te da las mismas posibilidades de sacar buena nota en selectividad, yo estoy muy contento con la formación y la preparación que nos dieron", remata.