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En las vacunas no hay grafeno que imante o propague el 5G

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Imagen de un mensaje de Telegram que reproduce el bulo de que las vacunas contra el coronavirus tienen grafeno con el sello bulo en rojo de VerificaRTVE
Imagen de un mensaje que reproduce el bulo de que las vacunas contra el coronavirus tienen grafeno

Un mensaje compartido en grupos de Telegram relaciona las vacunas contra el coronavirus con el grafeno (un material casi transparente pero más resistente que el acero) y con la tecnología 5G para concluir que así se consigue el “control cerebral”. Es falso, uno de los muchos mensajes que se están compartiendo para mentir sobre la idea de que las vacunas magnetizan a la gente. Los especialistas nos confirman que las vacunas no contienen grafeno y que este material no puede propagar la frecuencia 5G.

El bulo se ha movido, entre otros, en un canal de Telegram con más de 30.000 miembros en formato de imagen donde se combinan texto y fotos. El titular asemeja una fórmula matemática: “Vacunas + Grafeno + 5G = CONTROL CEREBRAL”. Seguidamente se ve un combo de cuatro imágenes que parecen ilustraciones científicas de ondas, frecuencias, un cerebro y el logotipo de una empresa. El texto dice que “la frecuencia a la que emite el 5G con la longitud de los nanotubos de grafeno (...) coincide con la frecuencia cerebral”.

Hemos preguntado a dos investigadoras expertas en nanografeno sobre esos “nanotubos de grafeno” que, según el mensaje, van “inyectados en la vacuna”. Son Josefina Perles, doctora en Química Inorgánica y Química de Coordinación en el Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid del CSIC, además de experta en nuevos medicamentos, y Belén Ballesteros, química y líder de la Unidad de Microscopía Electrónica en el Institut Català de Nanociència i Nanotecnologia (ICN2)*. Ambas coinciden en la falsedad del mensaje.

No hay nanotubos en las vacunas

Josefina Perles deja muy claro que “existen numerosos controles y pruebas previas a las que una sustancia cualquiera debe someterse antes de considerar su administración a seres humanos”. Y concluye que “hoy en día no se pueden introducir en las vacunas nanotubos de carbono de ninguna dimensión (incluso aunque físicamente resultara factible)”.

La científica Belén Ballesteros coincide con su colega en que “por tamaño sí que se podrían introducir, tanto en el caso de los nanotubos de carbono como láminas de grafeno”. Y añade un nuevo argumento que complica su uso en la vacuna contra la COVID-19: “Son materiales poco solubles y conseguir dispersarlos en las vacunas requeriría de tratamientos para añadir partículas solubles en su superficie”. También aporta un nuevo dato referido a la coloración de los nanotubos de carbono y el grafeno: “Son de color negro, por lo que si las vacunas tuvieran estos compuestos adquirirían una coloración grisácea”. Ballesteros explica que “tanto los nanotubos como el grafeno tienen unas ‘huellas dactilares’ que permiten identificarlos con técnicas muy sensibles, como por ejemplo la espectroscopía Raman”, por lo que considera que es “fácil de desmentir científicamente”.

Los ingredientes de las vacunas contra la COVID-19 son públicos y entre ellos no figuran ni el grafeno ni el nanografeno. Puedes consultar la composición de cada una de las vacunas en los documentos técnicos de la Agencia Europea del Medicamento: AstraZeneca, Pfizer, Moderna y Janssen.

La relación con el 5G

El mensaje incluye un enlace a un artículo supuestamente científico, asegurando que “con frecuencias 5G de 42,6GHz, los nanotubos de 1,2nm inyectados en las vacunas entran en resonancia”. Ambas especialistas dicen que la terminología utilizada es incorrecta.

Perles aclara que “los nanotubos de carbono y el grafeno son dos tipos de estructuras que están relacionadas, pero no son lo mismo”. Ballesteros puntualiza que “ambos son alótropos de carbono, formados únicamente por átomos de carbono, pero en el caso de los nanotubos de carbono (este sería el nombre correcto) se unen formando una estructura tubular, mientras que el grafeno por definición es un material bidimensional, como una lámina”.

En cuanto a la dimensión de 1,2 nm (nanómetro, la millonésima parte de un milímetro), la doctora Perles señala que “probablemente se trata del diámetro, pero faltaría otro dato muy importante, que es la longitud de los nanotubos”. La investigadora apunta que hay documentados nanotubos de grafeno de “más de medio metro de largo”.

En cuanto a la posibilidad de propagar una señal de resonancia de 42,6 GHz (el gigahercio es un múltiplo de la unidad de medida de frecuencia hercio) relacionada con el 5G, la investigadora del Institut de Ciencia de Materials de Barcelona Belén Ballesteros nos confirma que “ni el grafeno ni los nanotubos de carbono tienen actividad a estas frecuencias”.

La presunta relación entre el 5G y las vacunas de la COVID-19 ha sido excusa constante para la desinformación durante la pandemia. Ya te explicamos que no se ha encontrado ningún vínculo entre ambas. Y no, tampoco las redes 5G han causado la muerte de decenas de pájaros como te contamos aquí.

Vacunas y presunto magnetismo

En las últimas semanas se están compartiendo numerosos bulos que tratan de convencerte de que las vacunas imantan tu cuerpo, haciendo incluso que se peguen al brazo, donde se produce la inyección, objetos como cucharas e incluso más grandes. Es falso. Te hemos desmentido esta posibilidad, rechazada por los expertos. Incluso hablamos con especialistas en ilusionismo que nos explicaron cómo preparar trucos para que parezca que distintas cosas se adhieren al cuerpo.

En esas campañas desinformativas, el grafeno también se menciona como posible elemento negativo y transmisor de magnetismo. Es cierto que la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) y las de otros países como Canadá han recomendado dejar de utilizar las mascarillas que incluían este material porque se está analizando un posible riesgo de toxicidad pulmonar. Algunos estudios científicos, como este de investigadores estadounidenses y chinos, alertaban sobre el riesgo de su inhalación.

Pero el grafeno es un material diamagnético, es decir, al que en realidad no gusta el magnetismo y que se muestra reacio a magnetizarse. Cuando se quiere que adquiera propiedades magnéticas, hay que provocarlo y hacerlo en unas condiciones muy particulares, como te explican en este artículo del Centro Singular de Investigación en Química Biológica y Materiales Moleculares. Por este motivo, el hecho de que aparezca en un producto, como puede ser un gel hidroalcohólico, no quiere decir que imante, aunque esta acusación se haya extendido en algunos foros que niegan la existencia de la pandemia o critican su gestión.

Para muchos científicos, el grafeno es un material prodigioso, con grandes posibilidades médicas, como en este hidrogel que han desarrollado investigadores de la Universidad del País Vasco para facilitar los implantes neurológicos. Es un material muy resistente, mejor conductor que el cobre, ligero y ecológico. En el programa A golpe de bit de RTVE te explican su uso prometedor.

De todas formas, como ya te hemos explicado en este texto, las vacunas no contienen grafeno ni nanotubos de grafeno. Esa idea de que junto al suero contra la COVID-19 nos introducen elementos perjudiciales en el cuerpo, tales como chips de control, es falsa. Se trata de uno de los tipos de bulo más extendidos durante la pandemia y el grafeno combinado con 5G se añade como un componente más a esas campañas.

* 21-06-2021 Actualización para corregir el cargo y la institución donde desarrolla su labor la científica e investigadora Belén Ballesteros.