Los conflictos empujan a millones de personas a emigrar pese a la pandemia: "Todo refugiado quiere volver a su tierra"
- El año pasado 40.106 personas se jugaron la vida en el mar para alcanzar costas españolas
- 82,4 millones de personas han huido de las guerras, violencia, persecución y violación de los DD.HH.
Cada día en cada rincón del planeta miles de personas huyen de sus hogares en búsqueda de un refugio. En 2020, pese a la pandemia, las personas no han dejado de emigrar en busqueda de un lugar seguro. El año pasado se han jugado la vida en el mar más de 40.106 migrantes para alcanzar las costas españolas, 14.000 más que el año anterior. Así lo señala el informe de este año de la Comisión Estatal de Ayuda al Refugiado (CEAR).
El Mediterráneo sigue siendo la ruta migratoria más peligrosa del planeta. Según la Organización Internacional para las Migraciones solo en 2020 al menos 1.426 personas habrían fallecido ahogadas en el mar. En total, en todo el mundo, más 82,4 millones de personas han huido de las guerras, violencia, persecución y violación de los derechos humanos, según datos del último informe sobre tendencias globales publicado este viernes en Ginebra del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiado (ACNUR)
La pandemia no ha sido un obstáculo y los conflictos siguen empujando las personas migrantes a huir. Eso si, las fuertes restricciones en las fronteras han provocado que 100.000 personas menos hayan emigrado. "Aunque la pandemia ha obstaculizado los movimientos, las guerras no han parado y los conflictos han continuado. Durante esta crisis sanitaria se ha tardado en permitir la entrada de personas refugiadas en estas circunstacias. Incluso cuando pedíamos que se le aplicaran todos los protocos sanitarios pertinente", asegura a Rtve.es María Jesus Vega Pasqual portavoz de ACNUR en España. Desde la entidad exigen a los estados invertir más en "prevención, resolución y cooepracion" para gestionar el fénomeno migratorio.
Insisten en que muchos solicitantes de asilo y protección internacional se han quedado atrapados en lugares de tránsito no seguros. La gran mayoría de los refugiados del mundo, casi 9 de cada 10, están acogidos en países vecinos a las zonas de crisis y en países con recursos medios o bajos. Los países menos desarrollados proporcionan asilo al 27% del total. "Cuando nos miramos a la cara vemos que tienen una vida detrás, tiene esperanza y riqueza. Se nos olvida que aportan mucho a los lugares de destino", recuerda Vega Pasqual. Sobre todo confía en que, con las consecuencias de la pandemia, en todo el proceso de reencontstrucción se tenga en cuenta a estas personas. "Tenemos que ponernos en su lugar", insiste. "La pandemia no puede ser un obstáculo para que las personas alcancen un lugar seguro".
El informe de ACNUR también señala que, en 2020, en el pico de la pandemia, más de 160 países habían cerrado sus fronteras, 99 de los cuales no hacían excepciones con las personas que querían pedir protección. Sin embargo, con la introducción de mejores medidas: "como los reconocimientos médicos en las fronteras, certificados médicos o cuarentenas tras la llegada, procedimientos simplificados de registro o entrevistas a distancia, se fue incrementando el número de países que encontraron la forma de garantizar el acceso al asilo al tiempo que intentaban contener la propagación de la pandemia". La portavoz de la entidad en España, espera que la COVID-19, no sirva de excusa para poner "más obstaculos o barreras a los que huyen de la persecución".
Los conflictos no han cesado
ACNUR urge a los líderes mundiales a "intensificar sus esfuerzos para fortalecer la paz, la estabilidad y la cooperación con el fin de frenar y empezar a revertir la tendencia de casi una década de aumento de los desplazamientos a causa de la violencia y la persecución". Varios millones de migrantes se veían obligados a desplazarse dentro de sus propios países. Impulsados fundamentalmente por las crisis de Etiopía, Sudán, los países del Sahel, Mozambique, Yemen, Afganistán y Colombia, el número de personas desplazadas internas creció en más de 2,3 millones.
"Es importante que los Estados hagan frente a los conflictos armados. Tienen que hacer un esfuerzo para una mejor gestión de las crisis. Necesitamos programas de retorno seguros. Es muy importante trabajar con aquellos países de retorno para que incorporen los derechos humanos y garanticen la seguridad a la gente", asegura la portavoz en España del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados. A finales de 2020 había 20,7 millones de refugiados bajo el mandato de ACNUR, 5,7 millones de refugiados palestinos y 3,9 millones de venezolanos desplazados fuera del país. Otros 48 millones eran personas desplazadas internas y, 4,1 millones adicionales eran solicitantes de asilo.
Recuerda que el retorno es una de las opciones favoritas para los refugiados: "Todo refugiado quiere volver a su tierra". Por séptimo año consecutivo, Turquía acoge a la mayor población de refugiados del mundo, seguida de Colombia, Pakistán, Uganda y Alemania. Las solicitudes de asilo pendientes de respuesta a nivel mundial se mantuvieron al nivel de 2019, pero los Estados y ACNUR registraron conjuntamente alrededor de 1,3 millones de solicitudes individuales de asilo, un millón menos que en 2019.
Las niñas y niños menores de 18 años representan el 42% de todas las personas desplazadas forzosas. Es una población particularmente vulnerable, especialmente cuando las crisis se prolongan durante años. Estimaciones recientes de ACNUR muestran que casi un millón de niños han nacido como refugiados entre 2018 y 2020. Muchos de ellos pueden seguir siendo refugiados durante muchos años.
"Cuando una familia tiene que poner a salvo a sus hijos muchas veces tiene que elegir. Estos dilemas son decisiones que toman cada día. Todos estos menores que llegan tienen que sentirse a salvo. Tenemos que ver si necesitan protección o contactar con sus familias. Es nuestra responsabilidad derectar cual es la razon y su grado de vulnerabilidad. Para los que se quedan tenemos que ser capaces de implementar un sistema de acogida de integración y con oportunidades", asegura. Los motivos que llevan a la infancia a emigrar son muchos: abarcan desde cuestiones de honor, matrimonios forzosos, mutilación genital femenina hasta esclavitud sexual o laboral.
CEAR lamenta que Europa vuelva a dar la espalda al refugio
La Organización Mundial de las Migraciones calcula que casi 1.500 personas han naufragado en las aguas del Mediterráneo. De hecho las solicitudes de asilo en el conjunto de la Unión Europea volvieron a descender, y "se concentraron principalmente en Alemania, Francia y España, mientras que la tasa de reconocimiento se mantuvo estable y se aprobaron de media una de cada tres peticiones", indica el informe de CEAR.
La entidad denuncia que el nuevo Pacto de la UE sobre Migración y Asilo supone continuar una política basada en los retornos, reforzando el papel de Frontex, además de imponer la responsabilidad de la acogida al primer país de entrada, sin ofrecer soluciones basadas en una solidaridad compartida con los países del sur de Europa (España, Italia, Grecia y Malta).
"El pacto está en un punto que no sabemos, lo que pone en manifiesto que no se ha avanzado en la nueva agenda comun de asilo y ahora definitivamente el pacto estable poner un reglamento más de gestión migratoria con más retornos", relata a RTVE.es Paloma Favieras, abogada de la Comisión Española de Apoyo al Refugiado. Ahora mismo el pacto está sobre la mesa y la discusión es que "hay países que no están dispuestos a cumplir con su parte del reparto solidario", denuncia.
España: Canarias, Ceuta y Melilla
CEAR asegyra que España volvió a defraudar a las personas refugiadas el año pasado. "Solo concedió una de cada 20 solicitudes de asilo, muy lejos de la tasa media de reconocimiento del 33% de los países de la Unión Europea. Aunque al mismo tiempo concedió la autorización de residencia por razones humanitarias a cerca de 41.000 personas, en su práctica totalidad procedentes de Venezuela", señala el informe. Además, recuerda que no ha dado pasos firmes en cuanto al reconocimiento de víctimas de persecuciones por parte de bandas criminales y agentes no estatales. "Queda camino por recorrer de las personas que huyen de la extorsión y de la persecución de grupos al margen de la ley. Todos los años decimos es el punto en que España tiene que avanzar porque hay margen para la protección", explica la abogada de la Comisión Española de Apoyo al Refugiado.
"En 2020 en realidad se redujo un 25 % a causa de la pandemia", aseguran desde CEAR. En 2020 las llegadas a Ceuta y Melilla fueron minoritarias hasta lo ocurrido recientemente. Respecto a la crisis humanitaria vivida en Canarias, con la llegada de más de 23.000 personas en 2020, CEAR señala que para que "no se vuelvan a vivir situaciones como la del muelle de Arguineguín, ni la cronificación de macrocampamentos, son necesarias políticas migratorias con otra mirada, planificadas y coordinadas, no solo centradas en el blindaje de fronteras, que incluyan un sistema de traslados a la península ágil, transparente y sin discriminación por nacionalidad, con un reparto solidario por todo el territorio español, evitando convertir los territorios insulares y periféricos en grandes espacios de retención, así como modificar los protocolos de atención a menores", denuncia Favieres.
Aplauden que tras décadas de reivindicación, el Tribunal Supremo haya reconocido la libertad de circulación por todo el estado español para los solicitantes de asilo que residen en Ceuta y Melilla. Aunque la organización denuncia que se produjeran al menos 212 "devoluciones en caliente". Recuerdan que tanto el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo como el Constitucional español ya señalaron las garantías legales exigibles, requisitos que según CEAR tanto en estos casos como en los más recientes en Ceuta no se llevaron a cabo.
Este viernes, en vísperas del Día Mundial de Refugiado, las distintas organizaciones confían en que la lección aprendida de la pandemia de no dejar a nadie atrás que se aplique a las personas solicitantes de asilo y refugio. "Los derechos humanos no son un lujo ni un privilegio y no estan reservados solo para la gente del primer mundo", concluye Vega Pasqual.