'El viejo periodista', una novela que nace de la pasión por el periodismo
- José Luis Córdoba mezcla realidad y ficción para contar la historia del diario sensacionalista ABB
- El más disparatado de los diarios de la prensa, del que se publicaron 10 números en febrero de 1986
Si buscáis el diario ABB en Internet os costará encontrarlo porque incluso los que trabajaron en él han preferido olvidarlo. Fue un periódico sensacionalista que se publicó en Barcelona (en 1986), que apenas duró 10 números. Pero el escritor y periodista José Luis Córdoba (Barcelona, 1956) usa la historia de ese diario para reflexionar sobre el pasado y el futuro del periodismo en la novela El viejo periodista (Editorial DQ).
"En realidad -confiesa José Luis-, esta novela es un experimento personal. Siempre quise escribir, pero el destino, algo en lo que no creo, me llevó por otros caminos en los que, sin buscarlo ni desearlo, me encontraba dirigiendo proyectos editoriales que me absorbían y no me dejaban tiempo para mí. Con la jubilación encontré ese tiempo, me quité responsabilidades laborales y para empezar a escribir quise buscar un tema próximo, algo que hubiera vivido y permaneciera en mi memoria. Así nació la idea de contar la aventura del ABB, el más disparatado y breve periódico de la historia de la prensa española, en el cual participé".
Una novela que empieza con la frase "El periodismo ha muerto", toda una declaración de intenciones. "Quería hablar de periodismo, de un periodismo que ya murió, y hacer reflexionar sobre el periodismo actual y sus problemas -afirma José Luis-. Ya que en ambos casos la precariedad laboral de los profesionales tiene que ver con los cambios tecnológicos. Para muchos de aquellos periodistas veteranos el paso de la tecnología del plomo (la linotipia) al offset fue terrible y perdieron su chispa a la hora de escribir. Actualmente aquellos periódicos que llegaron a vender casi un millón de ejemplares diarios ahora no llegan a los cien mil y la implantación digital va a eliminar muchos puestos de trabajo".
"Obviamente -continúa el escritor- el viejo periodista representa un periodismo que murió para dar paso a otro que no era ni mejor ni peor, simplemente diferente, porque distinta era la época que le tocó vivir. El periodismo actual también se está muriendo, pero espero que de él nazca otro mejor y que deje de cumplirse la frase de Oscar Wilde que aparece en la solapa del libro: “El periodismo moderno justifica su existencia por el principio darwiniano de la supervivencia del más vulgar".
Un momento clave de nuestra historia
La novela transcurre en apenas unos días, del 12 de febrero de 1986 hasta el 28 de ese mismo mes, desde que se gestó el diario ABB hasta que se publicó su último número. "Era una época de cambio -nos cuenta José Luis-. A España había llegado la democracia y pasaban cosas nuevas. Ese febrero de 1986 está ahí porque en el libro narro la historia de un periódico que se publicó ese mes y del que solo salieron diez números. Curiosamente, mientras escribía no era consciente de que narraba cosas que se están produciendo también ahora, 35 años después, como si la historia fuera cíclica. Por ejemplo, en Estados Unidos presidía un señor lamentable y todos creímos no volveríamos a ver otro presidente tan impresentable, pero nos equivocábamos: Trump ha superado con creces a Reagan".
"En España -añade- gobernaban los socialistas y Felipe González; quienes, contra la opinión de sus votantes, apoyaban en el referéndum que nuestro país siguiera en la OTAN; mientras que ahora Sánchez, contra más de la mitad de los componentes de su histórico partido, toma decisiones sobre los indultos a los independentistas. En América la llegada de los productos asiáticos, en aquel caso japoneses, hundía la industria automovilística de Detroit; ahora la deuda de Estados Unidos está en manos de China y los productos coreanos arrasan con las nuevas tecnologías…"
"En cuanto a la prensa en Barcelona, cerraron 11 de los quince periódicos que tenía la ciudad. Y para muchos periodistas la situación fue angustiante"-nos explica José Luis-.
Una mezcla de realidad, ficción y autobiografía
El libro es una mezcla de realidad, ficción y las propias experiencias de José Luis Córdoba. "Creo que aquí debo aclarar algunos puntos, porque solo así el lector entenderá algunas cosas -nos comenta-. Un novelista lo que hace es jugar con los tres elementos básicos de la narración: Planteamiento, nudo y desenlace. Una vez los tiene bien definidos, los explaya en un guion muy meticuloso para captar la atención del lector, crear suspense y convertir el producto en adictivo. Esa es la clave de los buenos escritores".
"Pero he descubierto que mi pasión por escribir chocaba con la realidad de un periodista un tanto oxidado después de tantos años sin ejercer la profesión -añade-. De este modo, confieso que he escrito la novela sin ningún guion previo. Sabía que quería hablar del ABB, que el narrador debía ser yo por haber vivido directamente la situación y que el coprotagonista, el hilo conductor, debía ser otro. A mi cabeza vino la idea de “El periodismo ha muerto” y empecé a escribir igual que hace un periodista ante su artículo diario. Al ser el cronista no puedo evitarque haya algo de biografía, porque el 80% de lo que se cuenta en el libro es cierto. Incluso los personajes de ficción que cree están basados en personajes reales".
"Curiosamente -añade-, la falta de guion me llevó a mí por donde quiso la narración y me gusta el resultado. Ya he empezado a escribir mi siguiente novela y otra vez escribiré sin guion, sin saber dónde iré a parar y empapándome con los hechos que aparezcan en el camino".
'ABB', un diario que batió un récord por su brevedad
José Luis fue uno de los periodistas que participó en la aventura de ese diario. "El primer número del ABB salió a la venta el 19 de febrero de 1986 y el último el día 28 del mismo mes -nos cuenta-. 10 ejemplares de una aventura única. Un récord por su brevedad, pero más récord es que se gestara toda su realización en cuatro días. Participé en él y todo lo que cuento sobre lo escrito por mí, incluso alguna bellaquería de la que me arrepiento, son realmente ciertas. La mayoría de quienes participaron en aquel diario han intentado olvidarlo y, por supuesto, nadie ha puesto en su currículo que trabajó diez días en el ABB".
"Los nombres propios que cito son reales y otros, como los de casi todos los redactores jefe, los omito -continúa José Luis-. Solo he respetado los de aquellos nombres de los periodistas que firmaron artículos: Josep Pedrerol, Ketty Calatayud, Siro López o Jesús Mariñas... entre otros profesionales muy conocidos".
En cuanto a las razones de que solo durase diez números, José Luis nos comenta: "Fracasó porque no había nada de dinero detrás y porque no interesaba en aquel panorama. El ABB no encontró su hueco por falta de liquidez tanto económica como de implicación de quienes participamos en aquella aventura. Todos sabíamos, en el fondo, que al terminar el mes no cobraríamos y dejaríamos de trabajar".
"Curiosamente ese récord de brevedad lo pudo batir el diario Récord, creado por el grupo Z al mismo tiempo, salió poco después que el ABB y con todos los medios para que fuera un éxito, pero fracasó y solo aguantó dos meses en el kiosco, en este caso porque no tenían claro su público objetivo", concluye José Luis.
Juan, el viejo periodista
La novela está protagonizada por Juan, un periodista que se queda sin trabajo cerca de la edad de jubilación y decide apuntarse a esa aventura de l periódico ABB. Durante ese mes de febrero de 1986 vivirá una intensa historia de amor con una prostituta (Rosa), y descubrirá que todavía tienen el olfato periodístico necesario para investigar cosas como la Secta Moon o la Banda de Roma, que protagonizó uno de los robos más audaces de la época.
"Juan para mí es el gran hallazgo de la novela -confiesa José Luis-. Cuando yo entré a trabajar en el diario Dicen (tras su cierre, junto a los de El Noticiero y el Correo Catalán, se produjo la aventura del ABB), me sorprendieron una serie de profesionales que habían tenido mucho prestigio, pero que los cambios tecnológicos habían apartado de sus posiciones de privilegio. Yo los veía como “viejos periodistas”, aunque seguramente todos tenían menos edad de la que yo tengo ahora. El caso es que me impactaron mucho y, a la hora de crear ese personaje que llevara la acción, por no personalizarlo en mí y quedarme solo con el papel de narrador, decidí hacer una especie de frankestein con los rasgos de algunos de ellos. No es un solo personaje, sino varios fundidos, y las cosas que se cuentan y expresiones son reales".
"Juan es un profesional que ama el periodismo, porque eso es lo que ha hecho toda su vida, está obsesionado por volver, por ser, a través de una crónica, un vengador -asegura José Luis-. Quiere justificar el cierre del último diario en el cual trabajo (El Noticiero) y descubrir los entresijos de unas operaciones más que dudosas. Trabajó un tema con profesionalidad en un intento de reinventarse para la profesión, pero el periodista debe saber que sin pruebas uno no puede escribir y que la objetividad, aunque en ocasiones brille por su ausencia, es fundamental para ejercer la profesión".
"Al escribir sin guion, como si estuviera escribiendo un artículo, en el primer capítulo respondo al lead periodístico del quién, qué, cuándo, dónde y cómo de la noticia y, curiosamente, en ese capítulo aún no escribo sobre el ABB, por lo que el protagonista pasa a ser claramente este viejo periodista como representante de una profesión y una época" -concluye José Luis-.
Rosa, una prostituta víctima de la violencia de género
La relación de Juan con Rosa, una prostituta a la que frecuenta desde hace tiempo, será fundamental para que el viejo periodista recupere las ganas de vivir y su pasión por el periodismo. "Rosa es el típico personaje que nace en la novela y se dibuja solo -confiesa José Luis-. De verdad, quise darle una pincelada de erotismo a la narración y así cree a Rossy, como una fuente de información a la que recurría el periodista y tal vez ahí terminaría su papel dentro de la narración. Al escribir dejé que la imaginación me arrastrara hacia donde quisiera. Escribía y no sabía dónde terminaría ni cómo lo que estaba escribiendo".
"Sin pretenderlo, la pareja formada por Juan y Rossy terminó adquiriendo todo el protagonismo de la narración y dejó al diario como un lugar de encuentro -añade-. No puede evitar estar influenciado por la actualidad a la hora de perfilarla como una víctima de la violencia de género; y todo lo demás ocurrió. No quiero extenderme mucho sobre el personaje, porque terminaría desvelando parte de la trama".
La secta Moon y la banda de Roma
Destacar la excelente recreación de época y como José Luis introduce en la trama numerosas noticias de esos años, como pueden ser la Secta Moon (o Iglesia de Unificación) o la banda de Roma, que protagoizó un famoso robo. "No me interesaban, a priori, para nada ninguno de los dos temas -confiesa José Luis-. Aparecieron de golpe al ponerme a escribir y una cosa llevó a la otra. La secta Moon era la propietaria de un diario en Uruguay, donde había trabajado el dueño de El Noticiero de la última época. Juan estaba obsesionado con este hombre y una cosa llevó a la otra. Al buscar información descubrí su relación con algunos periódicos de diferentes países y su intromisión en la vida política. De verdad, créeme, no hay nada premeditado en la novela, que está escrita de una manera automática, como escribe un periodista cuando debe redactar la noticia del evento que ha cubierto ese día. Cuando escribí como frase inicial “el periodismo ha muerto”, no sabía que por ahí aparecería la secta Moon".
"En cuanto a la banda de Roma, y vuelvo a la falta de guion, al eliminar de la ecuación la secta Moon aún tenía que contar unos cuantos días del ABB y al revisar la prensa de la época descubrí que esos días habían detenido a los componentes españoles de la banda. Recuperé de la hemeroteca los periódicos sobre el mayor atraco realizado en España y, como me interesó y quedé impresionado por el trabajo de los periodistas que cito en el libro, volví a aporrear el ordenador sin saber dónde terminaría ese tema".
Tanto para esos temas como para los otros que aparecen en el libro, José Luis maneja una excelente documentación. "Sobre el ABB -añade-, conservo, encuadernados los 10 ejemplares que salieron, pero la memoria, a la hora de contar lo que pasó, me fallaba en parte y seguramente eso hizo que, con la escritura automática, solo cuente aquellas anécdotas que se conservan en mi recuerdo y lo demás sea la enumeración de artículos".
"Sobre la época -continúa-, la viví intensamente y, a medida que salían temas, me documentaba. Ahora con internet es muy fácil encontrar la portada de un periódico de hace 35 años. Y para documentarme sobre la vida del viejo periodista, hablé mucho con mi cuñado, que sería de la quinta del personaje, y me permitió recrear la infancia de un niño en Barcelona bajo los bombardeos en la Guerra Cívil".
"Y sobre la época de la vida nocturna en Barcelona de los últimos años del franquismo y los primeros de la democracia, hablé con Joan Capell, que era el jefe de la sección de espectáculos en el ABB y había dirigido los cabarets más importantes de la ciudad, por lo que la información es real. Ahí no hay ficción", concluye José Luis Córdoba.
El periodismo actual y el futuro
Tras este análisis del periodismo actual y el de tiempos pasados, preguntamos a José Luis qué cree que nos depara el futuro: "No quiero desvelar el final de la novela pero.... ¿a qué te suena la frase “el rey ha muerto”?. Pues eso, si la completas llegas a la conclusión de que llegará un nuevo periodismo que será mejor o peor, porque eso irá a juicio de lo lectores. Será diferente, porque los tiempos han cambiado, pero su finalidad será la misma".
"Respecto a qué queda de aquel periodismo -añade-, yo creo que quedan los elementos inamovibles y más importantes: los profesionales y los lectores. Un proverbio árabe dice que “el hombre se parece más a su época que a su padre” y eso es indiscutible. Por lo tanto, los profesionales ahora son diferentes y los lectores quieren otras cosas".
"El espectáculo se ha instalado en los medios de comunicación y se promocionan auténticos disparates, porque eso hace vender periódicos y aumenta las audiencias. Estamos, a mi juicio, en una época de tremendismo y eso no es nada profesional", afirma José Luis.
"Ya que me preguntas por el tratamiento que se ha dado al Covid, te pondré un ejemplo: Miguel Bosé y los negacionistas. Hace muchos años, en mi época de coordinador general de la revista Protagonistas, entrevisté a Bosé y me pareció un tipo genial y la entrevista que le hice es de las que más me han divertido. Sin embargo, ¿tú crees que el Bosé que niega el coronavirus tiene algo que ver con el que yo entreviste? Para nada. Es un personaje roto y los medios lo utilizan para ganar audiencia. Lo profesional sería no darle resonancia a lo que dice. Está bien que él opine, pues está en su derecho, pero de ahí a que ocupe grandes titulares en los periódicos me parece un disparate. En el ABB en algunos momentos también, para conseguir titulares, manipulamos a personajes desesperados para crear una noticia, pero eso no es ético".
Sus proyectos
Tras muchos años como Director de Publicaciones de Panini, José Luis Córdoba se jubiló hace unos meses. Pero, como el viejo periodista, se resiste a dejar los medios. Ahora coordina la línea de cómics de la editorial DQ y quiere dedicarse a lo que más le gusta: "Siempre quise escribir y, ahora que he empezado, no voy a parar. Tengo las primeras páginas, también sin guion previo, de otra novela sobre la pasión por la literatura de un escritor desconocido, que pertenecería a la generación del 27.
"Sin embargo -añade-, este proyecto lo tengo parado porque me he liado con el tema de la editorial. No quería editar cómics, después de jubilarme, pero lo estoy haciendo y no me queda tiempo para otra cosa. Piensa que tengo una editorial sin ánimo de lucro, donde los beneficios, cuando los hay, los comparto con los autores y, cuando hay pérdidas, las cubro yo personalmente. Con los cómics que dejan beneficio intento compensar los que dan pérdidas, que suelen ser la mayoría. Pero quiero seguir recuperando obras perdidas en un cajón, cómics míticos que están agotados y deberían estar en el fondo de cualquier librería".
"La editorial se llama DQ y el espíritu de Don Quijote lo lleva dentro", concluye José Luis Córdoba.