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Despoblación

El éxodo urbano de la pandemia da oxígeno a una España vaciada que pelea por convertir la excepción en tendencia

En 2020, las grandes ciudades perdieron residentes por primera vez en cuatro años, mientras que los municipios pequeños registraron un crecimiento récord.

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Villafranca de la Sierra está a unos 60 kilómetros de Ávila. Enclavado en el valle de Corneja, es uno de los cerca de 4.000 pueblos españoles con menos de 500 habitantes, de acuerdo con los últimos datos del padrón continuo que publica el Instituto Nacional de Estadística. De hecho, con sus 129 vecinos, se encuentra más cerca de la parte baja de este grupo, donde 1.372 pueblos de menos de 100 habitantes luchan por no ser borrados del mapa.

En 2020, en esta localidad abulense decidieron empadronarse 16 personas. Su llegada compensa la salida de tres vecinos que se han dado de baja, y ha hecho ganar residentes a un lugar que llevaba perdiéndolos durante al menos una década.

Villafranca, desde donde este viernes el Telediario abordará la realidad de la despoblación rural, es solo un ejemplo de una España vaciada que en el año de la pandemia ha recibido un balón de oxígeno en forma de crecimiento demográfico. Pero ¿será suficiente para evitar la desaparición de miles de pueblos?

Las grandes ciudades pierden población por primera vez desde 2016

En 2020, un año de confinamiento y aislamiento social por la pandemia, casi 700.000 personas han decidido abandonar las grandes ciudades. Este dato no se compensa con las altas y deja, según la estadística de cambios residenciales del INE, un saldo negativo de más de 13.200 residentes por primera vez desde 2016.

"La pandemia ha provocado la búsqueda de viviendas más grandes con espacios al aire libre y eso es más asequible fuera de las grandes ciudades", reflexiona en declaraciones a DatosRTVE la investigadora principal del Real Instituto Elcano Carmen González Enríquez. Directora de las áreas de Opinión Pública y de Migraciones, González cree que este hito expresa una tendencia a medio plazo: "Parece que se está produciendo un frenazo a la concentración en las grandes ciudades y un movimiento que refuerza la población en las ciudades intermedias y en los pueblos no muy pequeños".

De ser así, la excepción de 2020 supondría un cambio en una tendencia que se arrastra, al menos, desde 2013. Sin embargo, hay dudas sobre si el efecto será duradero. Para el catedrático Princesa de Asturias y catedrático de Geografía Económica de la London School of Economics, Andrés Rodríguez-Pose, parece que va a ser algo más coyuntural y su permanencia "va a depender de cómo evolucione todo después de la pandemia".

"Zoomtowns": una repoblación surgida al abrigo del teletrabajo

Hace siete años, el 60 % de los municipios de España tuvo un saldo residencial negativo; buena parte de sus vecinos se mudaron a grandes núcleos de población o al extranjero. Desde 2018, esta tendencia comienza a invertirse y, en 2020, son más los que ganan residentes, el 80 %, que los que los pierden, el 20 %.

Este cambio se ha producido en detrimento de las grandes ciudades, que han frenado su tendencia ascendente desde 2014. Pero también a costa de los municipios medianos y grandes, que han ganado menos habitantes que en años anteriores. No obstante, las regiones próximas a las grandes capitales pero lejos de las áreas metropolitanas siguen registrando un fuerte crecimiento residencial.

En la Comunidad de Madrid, la capital ha perdido más de 5.000 residentes por cada 100.000 habitantes, mientras que localidades de provincias cercanas como Guadalajara, Cuenca, Toledo, Ávila y Segovia los han ganado en proporciones similares.

"El teletrabajo ha facilitado los cambios de residencia y es una tendencia que no va a desaparecer con la pandemia", valora Carmen González Enríquez, que ve en la digitalización de la Administración y en la regulación del teletrabajo sendas apuestas de futuro. Además, la experta pronostica una "gran resistencia" para volver a la normalidad anterior de los empleados "que han dejado de perder tiempo en traslados".

Por el contrario, el catedrático Rodríguez-Pose considera que los "zoomtowns" - un término surgido en Estados Unidos que hace referencia a la combinación de las plataformas digitales empleadas en el teletrabajo y a su descentralización- son una minoría y cree que "los problemas de muchas de estas zonas se van a mantener", tendiendo a un modelo mixto que priorizará las ciudades intermedias.

Despoblación: una amenaza para la supervivencia de 3.000 municipios

La distribución de la población en España es un caso singular en el conjunto de Europa. Por un lado, nuestro país se caracteriza por una concentración elevada de población en los espacios habitados. Por otro, existe una alta proporción del territorio que está deshabitada. Entre medias, hay más de 3.000 localidades que están a punto de quedarse sin vecinos.

Todas ellas cumplen con los criterios que el Banco de España fija en su informe anual para considerar a estos lugares -que representan el 42 % de los municipios y acogen al 2,4 % de los habitantes- en riesgo de despoblación: tienen menos de 12,5 habitantes por kilómetro cuadrado y encadenan casi dos décadas con crecimiento negativo de su población, tanto en lo que respecta a los residentes como en el saldo de nacimientos y defunciones, según los últimos datos disponibles de 2018.

Con cuatro de cada diez localidades en riesgo de desaparecer "no se puede esperar que en cada uno de los municipios se puedan proveer todas las necesidades y todos los servicios", opina el catedrático de Geografía Económica Andrés Rodríguez-Pose. En cambio, apuesta por garantizar los accesos: "Se pueden buscar capitales de provincia y cabeceras comarcales que tengan este tipo de función y dotarlas de infraestructura es calidad".

Una política contra la despoblación tiene que ser selectiva

"Una política contra la despoblación tiene que ser selectiva", coincide la investigadora principal del Real Instituto Elcano, Carmen González Enríquez, que aboga por apuntar a los municipios de un tamaño "salvable" y "aceptar que hay muchos otros que ya no lo son". "El coste público que tendría dotarlos de servicios imprescindibles es muy alto y no sería aceptable por la sociedad", valora.

Miembro de la Coordinadora para el desarrollo integral del Nordeste de Segovia (CODINSE) y representante de la plataforma de Revuelta de la España Vaciada, María del Mar Martín difiere: "Con las políticas adecuadas, no es fácil que un municipio se acabe de vaciar del todo, porque -dependiendo de la zona- muchos tienen 100 o 200 viviendas y, aunque solo estén ocupadas siete todo el año, hay gente que viene a pasar temporadas. La forma de vivir de hoy no es la misma de hace 50 años, cuando te mudabas y no te movías de un sitio", sentencia.

A su juicio, la reactivación del entorno rural pasaría por instalar nuevas actividades económicas lejos de los polos de concentración de las grandes ciudades. "Para repoblar la España vaciada hace falta algo más que servicios", sentencia. "Se ha vendido una cultura y una forma de hacer las cosas, pero eso se puede cambiar", afirma la activista, que defiende el reequilibrio territorial entendido como "un problema de Estado" y no como una preocupación de las personas que viven en los entornos rurales.

"General empleo y dinamizar", resume el catedrático de Geografía Económica Andrés Rodríguez-Pose, que recuerda que el talento puede surgir en cualquier parte e insiste en la necesidad de buscar las ventajas comparativas de cada territorio. Haciendo "que la actividad dependa del territorio y no al revés", el experto considera que ciudades del tamaño de León, Salamanca, Zamora, Ciudad Real, Albacete o Cuenca podrían alcanzar niveles de dinamización económica ampliamente aceptables.

"La principal empresa española que se ha creado en los últimos años es Inditex y surgió en Arteixo, un suburbio de La Coruña; una ciudad que durante los últimos 20 años ha tenido dificultades para crecer en población", ilustra.

Del vacío demográfico de España al vacío económico de Europa

Si el caso español es una excepción desde el punto de vista demográfico, no ocurre lo mismo en lo económico: "En Francia ha habido una concentración muy fuerte de la actividad económica en París, con algunos otros focos dinámicos como Toulouse o Lyon", explica Rodríguez-Pose, que cree que en los últimos 30 años se ha potenciado la concentración de la actividad económica como una idea beneficiosa cuando, a su juicio, suele ser justo al contrario.

Así, modelos como el inglés, con un norte de Inglaterra económicamente vaciado, o el italiano, en el que las regiones de Lombardía, Piamonte y Véneto "llevan 30 años sin crecer", se contraponen al de Alemania. Allí, el mayor dinamismo no se da en Berlín o en la cuenca minera del Ruhr, apunta el experto, sino en pequeñas ciudades como Augsburgo o Friburgo o el estado de Turingia.

Conseguir un modelo así en España "es un problema de práctica", explica el catedrático de Geografía Económica, que apunta a la descentralización administrativa de nuestro país como una vía para canalizar esta transformación, dotando a los territorios de capacidad técnica y financiera para poner en marcha las intervenciones.

"Es un vehículo adecuado que permite tomar decisiones más cercanas involucrando a actores locales, basadas en el conocimiento del territorio y con la participación de los que van a sufrir las consecuencias o van a ganar los beneficios", afirma Rodríguez-Pose, antes de señalar que muchos territorios podrían avanzar sin esperar a que las medidas lluevan del Estado: "Hay que remangarse y ponerse manos a la obra en un proceso [que involucre a todo el] país".

Un mundo rural, destino de jóvenes y jubilados

De las 50 provincias y dos ciudades autónomas que conforman el territorio de España, 31 han perdido población respecto a 2013. Buena parte de ellas registran sus mayores descensos en el grupo de 16 a 44 años. Muchas, además, muestran un envejecimiento gradual de sus habitantes.

Es el caso de Alicante, Asturias o Cantabria, que han perdido más de 65.000, casi 50.000 y 18.000 vecinos desde 2013, respectivamente. Sin embargo, el número de habitantes mayores de 45 años no ha parado de crecer. Esta tendencia también es visible en A Coruña y en Pontevedra, en Huesca y en Zaragoza, en Lleida, en Castellón, en Valladolid, en Toledo, en Granada y en La Rioja.

Solo tres provincias han ganado habitantes de manera generalizada -en todos los grupos de edad- en los últimos siete años: Madrid, Barcelona y Baleares. En el resto de las provincias -y ciudades autónomas- que han ganado habitantes, ese crecimiento sigue vinculado al envejecimiento. "A lo largo de esta pandemia, muchas de las personas que se han trasladado han sido mayores o jubilados que, huyendo de la COVID-19, han venido a segundas residencias que tienen en el mundo rural", explica Martín, que destaca la excepcionalidad coyuntural de este hecho. "Los mayores suelen preferir estar cerca de las infraestructuras sanitarias", recuerda la investigadora de Elcano Carmen González Enríquez.

La mujer en el mundo rural: un viaje de ida

Las estadísticas reflejan que la emigración rural hacia lo urbano ha sido fundamentalmente de mujeres. Hasta 2017, los municipios de menos de 1.000 habitantes siempre perdían residentes y, cada año, ellas se fueron en mayor medida que ellos. Por el contrario -y con la excepción de unos saldos muy igualados en el peculiar 2020-, cuando estos municipios recuperan vecinos, el retorno masculino está por encima del femenino.

Para la investigadora Carmen González Enríquez, este desequilibrio se debe a la concentración de las mujeres en las tareas de cuidado y en ámbitos laborales relacionados con ellas en los que no es posible teletrabajar.

"Nos guste o no, las mujeres son las que se encargan de los cuidados y el retorno al sector agrario es difícil, pero si además le añadimos el condicionante de los servicios, esto complica decisiones como la maternidad o la conciliación", coincide María del Mar Martín, que apunta a la necesidad de cambiar y dar visibilidad a la mujer rural para revertir esta tendencia.

Políticas para atraer y servicios para retener

"No he podido cogerte el teléfono porque no tenía cobertura", se disculpaba Martín al inicio de su entrevista con DatosRTVE . La representante de la plataforma de Revuelta de la España Vaciada devolvía la llamada desde un teléfono fijo para sortear una de las más de 20.000 zonas con problemas de conexión o desconectadas que hay en España.

Más tarde, recupera el ejemplo para ilustrar una de las 101 medidas que la plataforma presentó hace un mes en el Congreso de los Diputados: "Estamos cerca de grandes vías de comunicación y llevamos reivindicando esto años", protesta, al tiempo que critica la dependencia de internet que se ha generado con la pandemia.

Más allá de los servicios, el Modelo de Desarrollo para la España Vaciada cuenta con el apoyo de Tomás Guitarte -único diputado en la Cámara de Teruel Existe- y reclama desde un ‘Plan 100/30/30’ que garantice los accesos a la conectividad de banda ancha, a las infraestructuras y a los servicios públicos, hasta una reforma de la Constitución para incluir "la despoblación que sufren diversos territorios y comarcas" como una de las particularidades a tener en cuenta en el reequilibrio económico.

También aboga por la creación de una Agencia Nacional contra la Despoblación, por la calificación del sector Agroalimentario y Forestal como sector estratégico o por un cambio en la fiscalidad para ofrecer una discriminación positiva al mundo rural y compensar su gestión del entorno natural.

"Pagamos los mismos impuestos, pero luego no tenemos las mismas oportunidades ni ejercemos los derechos de la misma manera", recuerda Martín.