España dice adiós a la mascarilla en la calle con excepciones tras más de un año de pandemia
- Podrá quitarse siempre que no haya aglomeraciones y se respete la distancia de seguridad
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Como si se tratara de un trasunto de las campanadas en la Puerta del Sol de Madrid, decenas de personas se reunían a las 00:00 horas de este sábado para celebrar el fin de la mascarilla en exteriores en España, 401 días después del inicio de la pandemia que ha trastocado el mundo.
Una imagen que encarna un paso más hacia la nueva normalidad entre el alivio por decir adiós al tapabocas, uno de los símbolos de la pandemia, y la prudencia reclamada por los expertos, ya que el virus continúa circulando con el avance de la variante Delta y parte de la población no ha recibido la pauta completa de vacunación.
El uso de la mascarilla en la vía pública y en espacios al aire libre deja de ser obligatorio excepto cuando haya aglomeraciones y no se pueda mantener una distancia mínima de 1,5 metros de distancia entre personas, salvo grupos de convivientes.
Se recomienda llevar siempre encima la mascarilla, ya que también sigue siendo obligatorio su uso en los medios de transporte público, incluido en andenes y estaciones de viajeros y teleféricos, al igual que en los vehículos de hasta nueve plazas, incluido el conductor, si los ocupantes de los vehículos de turismo no conviven en el mismo domicilio. Es obligatoria en espacios públicos cerrados como comercios o bibliotecas.
En los eventos multitudinarios al aire libre la mascarilla será obligatoria cuando los asistentes estén de pie o, si están sentados, cuando no se pueda mantener 1,5 metros de distancia entre personas. En residencias donde el 80% de la población esté vacunada no se deberá llevar, pero sí será obligada para los trabajadores y las visitas. No será obligatorio para los pasajeros de barco y buque en su camarote y tampoco cuando estén en cubierta y se pueda mantener la distancia de metro y medio.
Mantener las medidas de seguridad
La flexibilización del uso de la mascarilla no significa que la pandemia haya terminado, tal y como subrayan los especialistas sanitarios que llaman a la cautela y la responsabilidad ciudadana.
El presidente valenciano, Ximo Puig, ha pedido este sábado "responsabilidad" a los ciudadanos y recomienda llevar la mascarilla "puesta o en el bolsillo". El viceconsejero madrileño de Salud Pública, Antonio Zapatero, ha solicitado "máxima prudencia" a la hora de dejar su uso" y recordó que deben seguir muy presentes el resto de medidas para contener la COVID-19, como la ventilación, la distancia de seguridad y la higiene de manos.
Sindicatos, asociaciones y sociedades médicas han mostrado reticencias ante la retirada parcial de las mascarillas. Desde el sindicato de enfermería SATSE insisten en "extremar" el respeto a la distancia de seguridad, más si cabe con la reapertura parcial del ocio nocturno, del que dicen "los dueños no pueden ir detrás de cada persona, por eso es necesaria la responsabilidad de cada uno".
El epidemiólogo Quique Bassat ha juzgado como "precipitado" el fin del uso obligatorio de las mascarillas. "Esta medida tendría que tomarse cuando la incidencia fuese más baja y la vacunación más alta. Sabiendo que no se cumplen estas dos premisas puede parecer precipitado levantar esta medida", ha señalado a TVE.
El investigador ha explicado que las nuevas variantes del virus como la Delta, más transmisibles, nos exigirán coberturas más altas para alcanzar la ansiada inmunidad de grupo, que se fijó inicialmente con el 70 % de la población vacunada con pauta completa.
La vicepresidenta del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM), Manuela García Romero, ha alertado de la "falsa percepción" de seguridad que puede trasladar la medida, que nos lleve a abandonar el resto de "vitales" precauciones.
García Romero ha rememorado lo ocurrido en el verano del año pasado, cuando un levantamiento demasiado rápido de las restricciones dio lugar a fuertes repuntes en agosto. "Tenemos otros países para mirar lo que está ocurriendo. Reino Unido e Israel, después de conseguir una cifras fantásticas, han vuelto atrás", ha señalado sobre el riesgo de tener que volver a imponer medidas.
Seguir con la mascarilla: una opción voluntaria
En cualquier caso, continuar o no con la mascarilla puesta en los espacios al aire libre -siempre y cuando se respete la distancia interpersonal de seguridad- dependerá de cada uno, según señaló el pasado lunes el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón.
Los expertos señalan que las reacciones ante el adiós a la mascarilla pueden fluctuar: desde el alivio y la liberación que sienten muchas personas a la angustia de los que temen contagiarse, así como "miedo a la cara vacía", por lo que los psicólogos recomiendan "respetar los tiempos de cada uno" ante la relajación de las normas.
"Ciertas relaciones personales se han establecido en este tiempo con personas a las que nunca hemos visto la cara, por lo que imaginamos como es su rostro. Incluso en este curso muchos niños no han podido conocer el rostro de los profesores, ni estos de sus alumnos", detalla la psicóloga Raquel Huéscar en una entrevista a Efe.
Por ello, advierte de que será necesario un tiempo de adaptación para el cambio, para dejar ir la mascarilla y volver a sentirnos seguros sin ella, e insiste en que "la rapidez de la adaptación dependerá de ciertas características de personalidad (más o menos flexibles o rígidos con las normas...) y por supuesto de nuestra propia experiencia en este tiempo".