Fin de la mascarilla al aire libre: alivio económico en ópticas y maquillaje, menos barreras para personas sordas
Desde este sábado, podremos quitarnos la mascarilla siempre que podamos mantener una distancia prudencial de metro y medio con el resto de paseantes. Más allá de la comodidad y del símbolo de ‘principio del fin’ de una pandemia funesta -que todavía no ha terminado-, la relajación de la norma comporta “buenas noticias” para determinados sectores y colectivos.
En el lado económico, las ventas de maquillaje y gafas de sol vislumbran una “recuperación acelerada”. En el social, las personas sordas verán extinguir una barrera más en su comunicación.
Una crisis sin pintalabios
Los pintalabios, a veces, han sido una suerte de salvavidas. En épocas de crisis, sus ventas subían. Hasta que llegó la pandemia de COVID-19 y sus tapabocas. “Esta crisis ha sido la excepción que confirma la regla”, bromea Guillaume Sonolet, director de marketing de L’Oréal España. En declaraciones a TVE, Sonolet estima incrementos de entre el 15 y el 20 % en el mercado de las barras de labios durante los próximos meses, cuando las ventas del maquillaje ya han compensado parte de su caída desde el comienzo de 2021.
“Pensamos que va a haber una reactivación acelerada, con un efecto parecido a los locos años veinte”, apunta Óscar Mateo, director de conocimiento y estudios de mercado de la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (STANPA).
L’Oréal pronostica un efecto doble, porque la compra de nuevos productos se suma la reposición de aquellos que se nos han ido agotando poco a poco durante la pandemia. Ha ocurrido así en Reino Unido, Estados Unidos o Israel, con coberturas de vacunación más avanzadas. “Estamos seguros de que ese fenómeno va a llegar a España”, afirma Sonolet.
El sector cuenta además con las avanzadillas dispuestas durante un “año muy duro” por los cierres de peluquerías, centros de belleza y perfumerías en la primavera de 2020. En primer lugar, el e-commerce ha experimentado saltos como nunca vistos desde que comenzó a desarrollarse este canal de venta. “Lo que hemos aprendido es que cuado el e-commerce crece, luego no decrece. Los volúmenes de negocio están para quedarse”, comenta Mateo.
A esto se suman las innovaciones, basadas en realidad virtual, para poder probar el maquillaje desde cualquier lugar y sin necesidad de tocar el producto o retirarse la mascarilla.
La vuelta de las gafas de sol
El confinamiento, la ausencia de turismo y las mascarillas son los tres factores que golpearon las ventas de las gafas de sol durante la pandemia. Sin embargo, ahora: “Esperamos una subida espectacular”, subraya Pedro Rubio, presidente de la Asociación Española de Óptica. “Hay mucha gente que lleva mucho tiempo sin comprarse una gafa de sol y cuando salga a la calle, en circunstancias de seguridad sin la mascarilla, seguramente vaya a reponerla, porque le apetezca, por moda o porque a lo mejor las tiene dañadas”.
El sector óptico aguantó la embestida, gracias a su vertiente sanitaria, gafas graduadas y lentillas, imprescindibles en el día a día de la gente. Y ha sido así especialmente en un periodo en el que hemos pasado demasiadas horas frente a una pantalla, muchas veces con poca luz natural y la imposibilidad de mirar lejos. “La gente ha estado pendiente de revisar su visión mucho más de lo que es normal”, reconoce Rubio. Ahora, las gafas de sol se suman a las buenas previsiones.
Una barrera menos para la población sorda
Más allá de la cuestión económica, otra parte de nuestra sociedad recibe con alegría la posibilidad de retirarse la mascarilla cuando pueda hacerse con seguridad en exteriores. “Todo es más difícil con mascarillas”, afirma Concha Díaz, presidenta de la Confederación Estatal de Personas Sordas (CNSE), sobre la “ansiedad” que puede provocar este obstáculo en la comunicación del más de un millón de ciudadanos con problemas auditivos.
El impacto de la medida dependerá de cada caso, en un colectivo que es “heterogéneo”. “Hay personas sordas con restos auditivos para los que el acompañamiento de la lectura labial puede serles útil, mientras que otras, más allá de entender alguna palabra suelta, no pueden seguir una conversación por esta vía. No hay una persona sorda igual a otra”, explica Díaz.
Asimismo, la presidenta de la Confederación recuerda que este “no es el único handicap que las personas sordas encuentran en su día a día”, con una “patente falta de accesibilidad” en la sanidad, la cultura, la educación, el trabajo e, incluso, Internet. “La mayoría de las plataformas digitales son del todo inaccesibles. Esas barreras no han desaparecido, siguen ahí”, apunta.
El problema se ha evidenciado también durante la pandemia. Hasta febrero de 2021, el Ministerio de Consumo no publicó los requisitos de información y comercialización de mascarillas higiénicas transparentes. Además, afirma Díaz, “el propio Ministerio ha reconocido tiempo después, que las empresas españolas no disponen aún de tecnología suficiente” para su diseño, aunque ya comienzan a presentarse los primeros modelos.
Por ello, pide que se “apueste por aquellas soluciones que favorezcan la accesibilidad de la población sorda, sin que con ello se comprometa la seguridad”, lo que puede pasar por mayor presencia de intérpretes y servicios de interpretación, apoyos visuales, aplicaciones de voz a texto, subtitulados, etc. Porque la pandemia todavía no ha acabado, las mascarillas siguen siendo muy necesarias y aún quedan muchos obstáculos que salvar.