El plan de infraestructuras de Biden se diluye en el Congreso
- Demócratas y republicanos ahondan en sus discrepancias y ponen en peligro la negociación
- La propuesta de que las infraestructuras se vinculen a un plan de gasto social polariza el debate
El entusiasmo adquirido por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, el jueves pasado al anunciar un acuerdo bipartidista sobre su plan de infraestructuras comienza a diluirse. Este domingo los congresistas demócratas y republicanos han preferido ahondar en sus discrepancias poniendo en peligro la negociación.
Para sacar adelante esa iniciativa -de un importe de 1,2 billones de dólares- Biden y los demócratas quieren que la propuesta de infraestructuras se vincule a un plan de gasto social, que contempla inversiones en banda ancha, la lucha contra la crisis climática y el cuidado de menores y ancianos, entre otros.
Sin embargo, los republicanos desean que el proyecto se ciña a las infraestructuras tradicionales, como carreteras, puentes y puertos, y rechazan que se relacione con el gasto social.
El jueves, durante la presentación del acuerdo bipartidista, Biden había advertido de que no firmaría el plan de infraestructuras si no está vinculado al de gasto social, pero el sábado tuvo que recular y aclarar que sí que lo rubricará, ante el peligro de que los conservadores retiren su apoyo.
Tiras y aflojas con Biden en medio
La legisladora de la Cámara Baja de EE.UU., Alexandria Ocasio-Cortez, que representa al ala más izquierdista de los demócratas, ha defendido que las necesidades del país son demasiado grandes como para únicamente aprobar un proyecto de gasto de menor escala.
"En aquellas áreas donde hay acuerdo, los republicanos están más que dispuestos a adherirse para que podamos completar este trabajo sobre las infraestructuras", dijo la congresista de Nueva York a la cadena NBC News. Sin embargo, siguió, "esto no significa que el presidente debería quedarse limitado por los republicanos, en particular cuando tenemos la mayoría en la Cámara Baja, tenemos cincuenta senadores y tenemos la Casa Blanca".
En cambio, los republicanos han aplaudido este domingo el paso atrás de Biden y su intención de no vetar el plan de infraestructuras que pueda salir del Congreso, aunque han insistido en su rechazo a que se relacione con el gasto social. El negociador jefe de los republicanos, Rob Portman, ha expresado que gracias a la aclaración del presidente, ahora "está muy claro que podemos ir adelante con una ley bipartidista que sea ampliamente popular".
El senador conservador Mitt Romney ha reiterado la repulsa de los conservadores a la aprobación en el Congreso de un macropaquete que incluya las infraestructuras tradicionales y partidas de gasto social y para la lucha contra el cambio climático, como los demócratas anhelan. "Nosotros, los republicanos, decimos 'no, en absoluto', no apoyaremos una ley que sea aprobada con un aumento masivo de los impuestos, y al mismo tiempo con billones de dólares para nuevo gasto -destacó-. Es algo que no vamos a respaldar".
La estrategia de los demócratas
Los demócratas cuentan con una ajustada mayoría en el Senado, por lo que se espera necesiten al menos a diez senadores republicanos para sacar adelante el proyecto de infraestructura.
Sin embargo, los progresistas quieren que la iniciativa de gasto social se apruebe en el Congreso mediante un mecanismo llamado "reconciliación".
Esa vía permite aprobar algunas medidas que tengan relación con el presupuesto con apenas una mayoría simple de 51 votos en el Senado, justo los que tienen los demócratas, que podrían por tanto sacarlo adelante sin ningún apoyo de la oposición republicana, pero los conservadores se oponen tajantemente.