El futuro de los fabricantes españoles de mascarillas tras la pandemia: batir a la competencia asiática o desaparecer
A principios de 2020, la palabra coronavirus comenzaba a colarse en las conversaciones de todo el mundo y, con ella, las mascarillas. La demanda de este sencillo instrumento para protegernos de la enfermedad crecía día a día, dejando desabastecidas las farmacias de todo el país. Desde ese momento y hasta que los tapabocas se volvieron obligatorios, una nueva industria, con sus inversiones e infraestructuras, estaba pergeñándose en nuestro país.
Ahora que las vacunas dibujan el camino hacia el fin de la pandemia de COVID-19, estas ‘jóvenes’ empresas -nacidas a partir de otras ya asentadas- se enfrentan a la desaparición o el reto de desplazar a las importaciones de países de fuera de la Unión Europea.
Un sector nacido con la crisis sanitaria
Francisco Sánchez, presidente de la Asociación Española de Fabricantes de Mascarillas, Batas y EPIs (OESP), reconoce que las inversiones fueron “millonarias”, en primer lugar, porque la Agencia Española del Medicamento pone el listón muy alto en sus exigencias de seguridad de un producto sanitario como este.
“Las (mascarillas) quirúrgicas tienen que estar producidas en unas condiciones de limpieza microbiana muy estrictas y una sala de ambiente controlado. Mantener unas instalaciones con ese grado de limpieza no es barato y te obliga a una serie de análisis y controles continuos”, expone Sánchez, que también preside la empresa PI Medical.
En estas empresas, la compra de maquinaria y la adaptación de las instalaciones se llevó a cabo “en plena pandemia, cuando el valor de esas máquinas subió muchísimo”, apunta Sánchez. Esa “velocidad” para dar el paso y disponerlo todo permite que ahora estén “estructurados” para trabajar. Pero, ¿ahora qué?
“Teníamos claro que no montábamos una estructura como lo hemos hecho para desmontarla a tenor de una situación transitoria en España”, señala, por su parte, Elsa Martínez, directora de comunicación de Mascarillas Béjar, en Salamanca, que rechaza que exista “oportunismo” detrás de su crecimiento.
Contra el ‘dumping’ asiático y los precios bajos
Porque la asociación de fabricantes y otras empresas consultadas coinciden: quieren quedarse para abastecer el consumo en hospitales, clínicas y otros ámbitos sanitarios. Para ello, señalan un obstáculo principal: la competencia con otros productores de fuera de la Unión Europea, los que explicaría también la falta de industria antes de la pandemia.
"Estamos viendo cómo muchos fabricantes nacionales están abandonando el sector, por la gran competencia desde otros mercados, contra los cuales es difícil de competir en precio", explica Beatriz Díaz, de la empresa alavesa BSafe, pertenenciente al grupo Grado Cero, antes especializado en la fabricación y comercialización de implementos de excavadoras. "La inversión ha sido importante, pero ya está hecha y asumida por lo que seguiremos fabricando mascarillas mientras nuestros clientes nos las sigan demandando".
Pero “España y Europa han aprendido que no todo es precio", defiende Martínez, desde Mascarillas Béjar, nacida con la pandemia de Textil Béjar, del grupo inversor ICW Holding: “Si queremos tener seguridad y capacidad de respuesta, el precio no lo es todo (...) No podemos perder la memoria y volver al dumping asiático”.
Así, desde el sector piden a la administración española y europea que apoye la producción interna de estos productos. “No todo es precio porque yo sí respeto los derechos laborales”, afirma Martínez, cargando contra las importaciones de productos sanitarios que, considera, se ofrecen a un precio por debajo de su valor y dañando a la industria interna de la UE.
Un sector "estratégico"
Además, las empresas consultadas coinciden al argumentar que la industria de productos textiles sanitarios es sector "estratégico": “No puedes estar dependiendo de que un tercer país tenga o un problema y no te pueda suministrar. O que venda al mejor postor y te quedes sin suministro de gasas o tiritas en el hospital”, aducen desde Mascarillas Bejar.
Pero, ¿habrá sitio para todas? BSafe cree que sí, "siempre y cuando se considere la fabricación de mascarillas como un sector necesario en nuestro tejido empresarial" Y añade: Garantizar nuestro propio abastecimiento en materiales de protección ante posibles futuras pandemias debería ser considerado dentro de la estrategia de nuestro país"
Precisamente ante un riesgo como ese, el presidente de la Asociación Española de Fabricantes de Mascarillas, Batas y EPIs recuerda los problemas por las compras, “incluso públicas”, de lotes de mascarillas que luego resultaban contar con “certificados falsos” de autorización del regulador.
La pandemia no ha terminado
En cualquier caso, la industria cuenta con algo de margen, porque la pandemia no ha terminado. “La gente que está comprando mascarillas lo hace no solo porque sea obligatorio, sino porque se quiere proteger. Hay mucha gente que, aunque no sea obligatorio en exteriores, la va a seguir llevando”, afirma Francisco Sánchez, de OESP, como confirma un simple vistazo a la calle en la última semana.
Después de un periodo en el que las compañías no han dado abasto para satisfacer la demanda, el tiempo dirá si pueden sobrevivir a la pandemia o cuántas de ellas lo lograrán en España. El verano pasado hasta cien empresas tenían licencias para producir, ahora quedan la mitad.