Orleans recupera un posible cuadro del 'apostolado' perdido de Velázquez
- El lienzo, de pequeño formato, retrata sentado al apóstol Simón y sería uno de los cuadros perdidos dedicados a los apóstoles
- Antes se atribuía al pintor holandés Dirck Van Baburen
El Museo de Bellas Artes de Orleans presentó este viernes al público por primera vez un lienzo del siglo XVII que se encontraba en manos privadas y que podría tratarse de uno de los cuadros perdidos de una serie de apóstoles de Diego de Velázquez o de su taller, el de Simón de Zelote.
El cuadro se suma así a la exposición "En el polvo de Sevilla, siguiendo el rastro del Santo Tomás de Velázquez", que abrió en junio en Orleans para mostrar los últimos estudios sobre el "Santo Tomás", pero también para servir de laboratorio de otros lienzos del joven genio sevillano sobre los que sigue habiendo dudas.
Hay tres apóstoles atribuidos de forma unánime a Velázquez: "Santo Tomás", que se encuentra en Orleans, "San Pablo", procedente del Museo Nacional de Arte de Cataluña, y "Cabeza de Apóstol", del Prado, pero depositado en el Museo de Bellas Artes de Sevilla, ambos expuestos temporalmente en la localidad francesa.
El Simón de Zelote, agregado ahora a la exposición de Orleans, apareció a finales del siglo XX en el mercado del arte atribuido al holandés Dirck Van Baburen, y por primera vez se muestra ahora al público dentro del contexto sevillano de Velázquez. "El cuadro ha sido recortado, pero las letras, en su tamaño y grafismo, la técnica, la pintura, la forma de trabajar la luz en torno al rostro... Todos estos elementos hacen que Guillaume Kientz se plantee que forma parte del apostolado de Velázquez y su taller", explica a EFE Corentin Dury, comisario de la muestra.
Un hallazgo singular
Fue Guillaume Kientz, director de la Hispanic Society Museum and Library de Nueva York y coautor del catálogo de esta exposición, quien localizó esta obra hace apenas un mes. "Recibí la llamada de un coleccionista que decía tener un cuadro que podría estar vinculado al apostolado de Velázquez. Me mandó una fotografía y le recomendé que hiciera análisis y radiografías para poder compararlo con los que tenemos", explica por teléfono Kientz.
Las radiografías del lienzo, de pequeño formato y en la que aparece el apóstol Simón sentado, mostraron una densidad de pigmentos y líneas blancas con una posición y contornos coherentes con los hallados en otros apóstoles u obras del joven Velázquez, muchas de las cuales se exponen actualmente en Orleans.
El coleccionista aceptó que fuera expuesto en el marco de la exposición sobre los años sevillanos de Velázquez, junto a otros apóstoles, así como obras coetáneas de pintores como José de Ribera, Francisco Pacheco o Luis Tristán, que influyeron a Velázquez.
El análisis de otras creaciones de la juventud del pintor (1599-1660) ha permitido entender su forma de trabajar y ha dado muestras de su genialidad: se aprecia su seguridad, su costumbre de secar el pincel en las partes oscuras, de pintar con trazo rápido -incluso si no quedaba plenamente definido-, o las mezclas de pintura usadas para obtener una gran cobertura.
Pero en el caso de los apóstoles, el hecho de tener una parte tan pequeña de esta serie, muy trabajada por los pintores de la época, ha convertido su búsqueda en una especie de carrera de obstáculos, "un deporte nacional para los historiadores del arte", como ironizaba Dury a finales de mayo, en la apertura de la exhibición.
Jornada de estudios
"Estamos en el principio del caso. Esto es como una investigación policial: hay un crimen, hay un sospechoso pero no tenemos al culpable todavía", dijo Kientz, que dirigió en 2015 una exposición sobre Velázquez y en 2019 de otra amplia retrospectiva sobre El Greco, ambas en el Grand Palais de París.
“No hay que estar obsesionado por Velázquez porque es probable que él no hiciera todo el apostolado. Hay que ver si en términos de calidad, estilo y análisis hay puntos coherentes o no“
El proceso de atribución será largo y el especialista insiste en que no se trata tanto de confirmar si este cuadro -fechado por el museo entre 1620 y 1622- es un Velázquez como si se hizo bajo su supervisión dentro del conjunto de pinturas de los apóstoles. "No hay que estar obsesionado por Velázquez porque es probable que él no hiciera todo el apostolado. Hay que ver si en términos de calidad, estilo y análisis hay puntos coherentes o no", señaló.
Dury explica que en octubre organizarán una jornada de estudios con especialistas de todo el mundo para que éstos tengan la oportunidad de ver la exposición, acercarse al cuadro y debatir sobre la autoría.
Lo que sí es evidente es que el cuadro "tiene una relación cercana con Velázquez y el apostolado de Sevilla", coinciden los dos especialistas franceses. "Está claro que a veces Velázquez pintó solo, otras veces con su taller y en otras ocasiones fueron otras personas las que pintaron", añade Kientz.