Verificamos los datos y afirmaciones del ministro Garzón sobre la carne
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El ministro de Consumo, Alberto Garzón, ha escrito un hilo y publicado un vídeo en Twitter defendiendo la necesidad de reducir la producción y el consumo de carne en España para mejorar la salud y el medio ambiente. Después ha reiterado sus argumentos, que han provocado críticas en la oposición y las organizaciones ganaderas, en una entrevista en La Hora de la 1. Algunas cifras son ciertas pero otras son inexactas.
A continuación, verificamos las principales declaraciones del ministro Garzón en su hilo de Twitter. Coinciden con el lanzamiento de una campaña por parte del Ministerio de Consumo con la etiqueta #Menoscarnemásvida, para reducir el consumo de carne.
“En los últimos años, la producción de carne se ha disparado”
El aumento de la producción de carne en los últimos años es un hecho cierto, aunque utilizar el verbo “dispararse” para definirlo puede ser una apreciación exagerada. De acuerdo con los datos proporcionados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación en su censo definitivo de sacrificio de ganado, el cómputo de producción de carne de los últimos años sí ha aumentado. Desde 2016 hasta 2019 (fecha del último dato definitivo proporcionado por el Ministerio) se ha registrado un aumento del 10,55% en la producción de carne, desde los 6,544 millones de toneladas en 2016 a 7,235 millones de toneladas en 2019.
“En España, cada año, se producen 7,6 millones de toneladas [de carne] que salen del sacrificio de 70 millones de animales”
La afirmación es inexacta. Es cierto que en 2020 la producción de carne en España fue de 7,6 millones de toneladas, según los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA). Sin embargo, esa cifra no se registra “cada año”, como dice el ministro. El dato de 2020 fue una cifra récord y en los años anteriores fue menor. Según la encuesta de sacrificio de animales del MAPA, la producción de carne fue de 7,22 toneladas en 2019, de 7,02 toneladas en 2018 y 6,65 toneladas en 2017.
Hemos consultado al Ministerio de Consumo sobre el dato de los 70 millones de animales sacrificados para producir 7,6 millones de toneladas de carne. Su departamento de prensa dice que el dato sale de la encuesta anual de sacrificio de animales de 2020. Ese estudio incluye datos totales de animales sacrificados pero no concreta cuántos fueron sacrificados para producción de carne. En este enlace puedes consultar todas las encuestas anuales de sacrificio de ganado del MAPA.
“La cantidad recomendada por AESAN es de entre 200 y 500 gramos semanales, pero en España el consumo medio [de carne] es de más de 1 kilo”
La primera parte de esta afirmación es inexacta, porque AESAN (la Asociación Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición) no dice exactamente eso. Un informe del 17 de junio de 2020 de su Comité Científico recoge las recomendaciones de Finlandia, Suecia y Francia para limitar el consumo de carne roja a menos de 500 gramos por semana. La recomendación concreta de la AESAN para la carne roja es “no más de dos raciones/semana”, sin consignar gramos (página 12) y, para la "carne y productos cárnicos" en general, de "2-4 raciones a la semana", con un peso de entre 100 y 125 gramo (página 43)
La segunda parte de la afirmación del ministro contiene información inexacta. No es verdad que el consumo medio de carne en España por persona sea de más de 1 kilo por semana. El último informe de consumo alimentario en España (2020) del MAPA expone que el consumo anual de carne (sin matizar de qué tipo) fue de 49,86 kilos por persona en 2020 (página 165). Si dividimos las cantidades entre las 52 semanas de la muestra analizada, nos da un total de 0,95 kilos. Es decir, el consumo medio semanal de carne es inferior a un kilo.
“La OMS ha alertado del riesgo que tiene el consumo excesivo de carne roja y que puede traducirse en infartos, en diabetes y en otro tipo de enfermedades. De hecho, los estudios científicos apuntan ya a que las dietas ricas en grasas, sodios y azúcares provocan ya más muertes, en conjunto, que las ocasionadas por el alcohol, el tabaco o las drogas”
Ambas afirmaciones son ciertas. En su Reporte Global de Nutrición (2018), la Organización Mundial de la Salud (OMS) recoge datos con los que evalúa cómo ciertos factores nutricionales pueden convertirse en componentes de riesgo y contribuir al desarrollo de enfermedades. Algunos de los que se señalan incluyen las dietas ricas en carnes rojas, carnes procesadas, bebidas endulzadas, ácidos grasos trans y sal.
Además, un boletín de la OMS apunta que la reducción de la producción y el consumo de carnes rojas podría resultar en una disminución del 15% en enfermedades. Esta reducción de patologías viene motivada por la bajada del consumo de grasas saturadas, que supone reducir el riesgo de enfermedades cardíacas.
También la web oficial de esta organización sanitaria internacional indica que, de acuerdo a los estudios revisados, el consumo de carnes procesadas se asocia con pequeños incrementos en el riesgo de cáncer (de carnes en general; el riesgo asociado a carnes rojas es más difícil de estimar). Según datos derivados de los 10 estudios científicos en los que se basa la OMS, el riesgo de cáncer colorrectal aumenta un 18% por cada 50 gramos de carne procesada consumida y un 17% por cada 100 gramos de carne roja consumida.
Por último, la afirmación del ministro sobre las muertes por dietas ricas en grasas, sodios y azúcares es igualmente cierta. Datos de un informe liderado por la Universidad de Washington muestran que las dietas de este tipo fueron responsables de 11 millones de muertes en 2019. Es decir, casi 3 millones más de fallecimientos que los atribuibles al consumo de tabaco.
“Las flatulencias de las vacas y las heces de los cerdos y sus piensos generan más contaminación que la de los coches. La evidencia científica es más apunta que la ganadería a nivel mundial representa ya el 14,5% de las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera con el perjuicio que eso conlleva al entorno natural en el que vivimos y del que vivimos”
La primera afirmación (las vacas y las heces de los cerdos y sus piensos generan más contaminación que los coches) es correcta aunque el dato se arrastra desde informes antiguos. Aparece en un informe de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) del año 2009. Este documento indica que el sector ganadero “es responsable del 18% de las emisiones de gases de efecto invernadero medidos en equivalentes de CO2, un porcentaje mayor que el correspondiente a los medios de transporte”.
El porcentaje del 14,5% de emisiones de gases de efecto invernadero generado por la ganadería consta en este informe de 2013 de la FAO (página 15). Pero el dato también viene de lejos. El documento señala que en 2005 el ganado generó 7,1 gigatoneladas de dióxido de carbono (CO2), lo que supone el 14,5% de las emisiones de origen humano.
El Modelo Global de Evaluación Ambiental de la Ganadería de la FAO (GLEAM) estima que las cadenas de producción ganadera generaron 10,8 gigatoneladas de CO2 en 2010. Esta herramienta no concreta el porcentaje que supone esa cantidad con relación al total de emisiones.
*12-07-2021 12:16. Este artículo se modificó para precisar las recomendaciones de la AESAN sobre el consumo de carne