El tándem Calviño-Díaz: dos gallegas dialogantes con posiciones diferenciadas para liderar la recuperación
- Tendrán que centrar sus esfuerzos en retomar la senda expansiva, la creación de empleo y gestionar los fondos europeos
- Las reformas comprometidas con Bruselas para que lleguen las ayudas podrían poner de relieve sus diferencias
La prioridad para el Gobierno en los dos años que restan de legislatura será que España se reponga cuanto antes del golpe asestado por la pandemia, y que lo haga con solidez, con el fin de impulsar los proyectos de transformación y modernización pactados con la Comisión Europea. Serán dos mujeres, gallegas y con un marcado perfil dialogante, aunque con posiciones ideológicas diferenciadas, las encargadas de pilotar la recuperación y la ejecución de los fondos europeos: Nadia Calviño y Yolanda Díaz, vicepresidenta primera y segunda, que ascienden de nuevo en el seno del Ejecutivo tras la renovación puesta en marcha este fin de semana por Pedro Sánchez.
“Estamos ante dos personas que tienen unas características similares, expertas en su área de gestión, que precisamente coinciden con dos de los principales problemas de los españoles: la economía y el empleo”, explica a RTVE.es el Doctor en Sociología y coordinador del Grado en Ciencias Políticas y Gestión Pública de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), Víctor Renobell. “También entran en este juego político de ser mujeres dialogantes, con una cierta independencia respecto a los partidos que representan y cuyo máximo valor es su experiencia”, añade el sociólogo.
Ambas vicepresidentas pueden presumir de haber alcanzado durante esta primera parte de legislatura más de una decena de acuerdos con los sindicatos y la patronal, y al mismo tiempo de añadir la mesura necesaria en los conocidos desencuentros en el seno del Gobierno. No obstante, también han sido conocidas sus diferencias, algunas todavía latentes como las discrepancias por la derogación de la reforma laboral o la subida del salario mínimo, y otras anteriores como la ley del teletrabajo, las condiciones para la ampliación de los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) o la regulación de los 'riders'.
“El liderazgo femenino se basa también en tener más juego ideológico y más cintura que el masculino. Lo que esto hace es que, teniendo posiciones ideológicas más diferentes, puedan defenderlas y mantener un diálogo”, apunta el experto. Renobell se refiere al conocido como ‘win-to-win’, la estrategia de negociación que busca lograr el equilibrio entre las partes. “Son conscientes de que en una negociación no tendrán el 100 %, sino el 80 %, y ceden el 20 % restante al otro ámbito ideológico, sabiendo que van a ganar los dos. Ahí reside la clave de su éxito”.
El ascenso de Calviño, una decisión en clave nacional y europea
Ambas vicepresidentas tendrán que centrar sus esfuerzos durante lo que resta de legislatura en afianzar la recuperación económica, la creación de empleo y gestionar la "enorme oportunidad" que representan los fondos europeos para apuntalar y modernizar la economía española. A pesar de que el papel de ambas se verá reforzado, Calviño será a partir de ahora la segunda persona con más peso en el Gobierno, tan solo por detrás del presidente.
“Esta decisión se puede leer tanto en clave nacional como en europea. En primer lugar, es un aviso a Podemos, pues otorga mayor autoridad a la vicepresidencia primera, a sabiendas de que Calviño ha intentado poner freno a muchas de las demandas de sus socios ‘morados’”, explica el politólogo Alain Acebedo. Pero a su juicio también es un aviso a Bruselas, ya que todos los ministros del ramo económico que van a gestionar los fondos se mantienen: “Sánchez intenta mandar un mensaje de estabilidad a la Comisión: estamos tocando otros ministerios, pero lo verdaderamente relevante se queda tal y como está”, apunta el experto.
A esto hay que añadir que Calviño goza de una buena reputación en la Comisión Europea, tiene un perfil tecnócrata e independiente, ya que no está afiliada al partido, y es una de las personas más ortodoxas del Gobierno. De hecho, la vicepresidenta primera disfruta también de la simpatía de algunos sectores de la oposición, de las patronales empresariales y de otros organismos económicos por alejarse de las tesis más 'izquierdistas' del Gobierno.
Díaz, la ministra que arma acuerdos con patronal y sindicatos
Ante este contexto, el pulso sobre el incremento del salario mínimo está casi perdido para Yolanda Díaz, y lo mismo se puede prever con la reforma fiscal porque la ministra de Hacienda ha visto reforzada su posición con la incorporación a sus competencias de la Función Pública. Además, el ministro José Luis Escrivá continúa en su puesto y seguirá adelante con la reforma en las pensiones enviada a Bruselas.
“Díaz también ha ganado peso y Podemos se ha beneficiado de la salida de Carmen Calvo, porque muchas veces intentaba frenar o descafeinar muchas iniciativas ‘moradas’, pero quizá el muro a partir de ahora es mayor con Montero y Escrivá, con quien Calviño comparte posiciones muy similares”, agrega el politólogo. A esto hay que sumar la negociación de los Presupuestos para 2022, cuya maquinaria ya se ha puesto en marcha hace pocos días. Montero tiene en este punto un papel relevante y contará con Calviño para elaborar sus principales puntos.
Aunque serán las reformas comprometidas con Bruselas para que lleguen los fondos europeos, que deben comenzar en la segunda mitad del año, las que marcarán el rumbo de la recta final de legislatura. “Hay una serie de reformas que los ministros económicos del PSOE ven necesarias, pero los de carácter más social de Podemos no lo ven tan claro. Y son reformas muy relevantes también para las personas que deciden en Bruselas”, asegura Acebedo, por lo que “durante los próximos meses van a tener que ponerse de acuerdo entre todos y van a tener que ceder de cara que Bruselas entregue el dinero”.
España espera recibir 19.000 millones de euros de los fondos europeos este año: 9.000 millones en julio, tras la aprobación del Plan, y los 10.000 restantes a final de año si cumple con los objetivos marcados al cierre del tercer trimestre. Los nuevos tramos hasta completar esos 69.500 millones se desbloquearían cada seis meses, y estarán también ligados a la consecución de una serie de objetivos e hitos pactados con la Comisión Europea.
También hay que tener en cuenta, añade la politóloga y periodista Estefanía Molina, que Yolanda Díaz “no es un perfil revolucionario, ni tan parecido al de Unidas Podemos”, como podría ser el de Pablo Iglesias, sino el de “una sindicalista clásica”. Por tanto, “la reforma laboral que se lleve a cabo no va a estar muy lejos de algo que pueda ser cómodo o conveniente para el ala del PSOE”, recalca. Y, aunque puede haber “cierta tensión” en las negociaciones, ambas vicepresidentas tendrán presente que son reformas que las pide la Unión Europea (UE) y, “si proceden de las instituciones europeas, podemos asumir que hay una cierta contención o una cierta exigencia de cuadrar las cuentas”, apunta la politóloga.
La necesidad de aprobar leyes progresistas
Esta situación se yuxtapone, además, al hecho de que a Sánchez le interesa aprobar una gran cantidad de leyes de corte progresista antes de que termine la legislatura. “Aunque en el ámbito económico Unidas Podemos quede supeditado al liderazgo de Nadia Calviño, o al menos pueda haber unos papeles donde ella lleva la batuta y se puedan generar algunos conflictos, a Sánchez le interesa aprobar una gran cantidad de leyes progresistas de cara al electorado”, subraya Molina. Esto explicaría la aprobación de leyes como la del ‘solo sí es sí’, que ha sido acelerada, o la ley ‘trans’, donde triunfaron las tesis de Irene Montero frente a las de Carmen Calvo.
La politóloga recuerda que esto podría también darse con la regulación de los alquileres, una ley prácticamente paralizada y cuya tramitación lleva nueve meses de retraso, “que también es una cuestión relevante en términos del votante de izquierda o de las clases medias precarizadas”. “En todo lo relacionado con derechos y libertades Unidas Podemos tiene un poder de imponerse más porque a Sánchez le interesa agilizar esas leyes para movilizar a la izquierda”, apunta.
De hecho, a pesar de que el presidente lo fía todo a la recuperación económica, Sánchez es consciente de que en las encuestas se aprecia la desmovilización de la izquierda, bien por el contexto de la pandemia o porque hay muchas leyes enquistadas. “Y el cambio de gabinete también responde a eso: se colocan al frente de los Ministerios a personas del propio partido socialista, perfiles más técnicos, frente a los relatos que primaban anteriormente”, concluye Molina.
¿Será posible agotar la legislatura?
Ante este contexto, con el conjunto de reformas en el horizonte, las previsiones de los diferentes organismos apuntan a que la recuperación no llegará antes de finales de 2022. El Gobierno deberá entonces agotar la legislatura si quiere llegar a las urnas con las cuentas saneadas. “Otra cosa es que nos podamos encontrar con una coyuntura muy buena para ir a elecciones. Pero si no, quedan dos años para negociar todas estas reformas y está también pendiente el resolver la cuestión con Cataluña”, apunta.
Quizá, en este punto, a Unidas Podemos le interesa que terminase antes la legislatura para poder ir a las elecciones con un relato, explica Molina, pero ahora hay un vacío de poder en el partido, puesto que el liderazgo no está claro y la propia Díaz ni siquiera está afiliada al partido. “Tal vez no está ejerciendo el liderazgo efectivo de la parte de Unidas Podemos como pensamos que lo haría Iglesias, sino que es una persona muy centrada en sus cuestiones laborales y no la vemos capitaneando otras áreas”, apunta la politóloga.
Además, España asumirá la presidencia de turno de la UE en el segundo semestre de 2023, un acontecimiento que posiblemente coincidirá con las próximas elecciones generales y que Sánchez “da la impresión que no se va a querer perder”. “Si eres presidente y las elecciones son en noviembre tienes otro motivo para alargar la legislatura por muchas tensiones que haya en el seno del Ejecutivo”, sentencia Acebedo.