Expertos y vecinos se unen para proteger el milenario castañar de El Tiemblo
- Diez expertos de varias universidades y del CSIC han pedido a la Junta medidas urgentes para su protección
- Apoyan las reivindicaciones de la Plataforma 'Salvemos El Castañar' que lleva cuatro años denunciando su deterioro
Los visitantes pueden recorrer poco más de cuatro kilómetros de una senda circular. Es todo lo que se permite en este castañar donde varios carteles recuerdan que está prohibido salirse del camino o recoger castañas del suelo. Pero muchos no lo cumplen. Y muchos han llegado a ser, durante años, hasta 600 coches diarios.
Desde el año 2008 se regula el acceso con el pago de una entrada por persona y vehículo y también se ha apostado por limitar el número de visitantes, pero esas medidas solo se aplican en los meses de mayor afluencia, los del otoño. Las voces de varios expertos han alertado que no es suficiente y que el futuro de este bosque está en peligro.
Medidas urgentes
Ocho profesores de la Universidad de Valladolid, la Universidad Rey Juan Carlos, la Universidad de Castilla-La Mancha y de la UNED, además de dos científicos del CSIC, han enviado una carta a la Junta de Castilla y León solicitando que "con la máxima urgencia tomen las medidas de protección necesaria" para este castañar que ahora mismo cuenta con un modelo de gestión "que no resulta sostenible" porque "no consigue atender y garantizar su conservación como bosque". Consideran que los motivos de su deterioro progresivo es su masificación turística, la ausencia de vigilancia, los usos ganaderos incontrolados y algunas prácticas silvícolas. Son "actividades que claramente tienden a compactar los suelos y generan un impacto en el bosque que está yendo más allá de lo que puede soportar, eso que llamamos la capacidad de carga", explica a RNE Emilio Luque, profesor de la UNED y uno de los firmantes de la carta.
La iniciativa de estos expertos ha surgido tras acudir a El Tiemblo para impartir un curso de verano de la UNED dedicado al cambio climático. Allí han conocido la labor de la Plataforma 'Salvemos El Castañar', creada hace cuatro años por vecinos de la localidad. Los docentes y científicos han tenido la oportunidad de visitar el bosque y ver algunos daños como "la pérdida de biomasa que podría servir para la cadena trófica", cuenta Luque.
La plataforma también menciona el aprovechamiento maderero. "Criticamos que se saca esa madera con maquinaria pesada que pasa por el castañar, nos parece incomprensible", denuncia su portavoz, Ana Reviejo.
Riesgo de extinción
No son las únicas voces que han alertado de la crítica situación de este espacio. Jose Antonio López Sáez, científico del Instituto de Historia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, es claro en una carta enviada en diciembre de 2020 a los responsables de Medio Ambiente de la Junta en la que afirma que "las presiones y perturbaciones que sufre [...], lo están convirtiendo en un bosque altamente vulnerable y con un riesgo muy evidente de extinción".
López Sáez es buen conocedor de este bosque. En 2017 publicó un trabajo científico en el que se demostraba que el castañar de este municipio es autóctono y tiene más de 3.000 años de existencia, lo que lo convierte en la primera evidencia conocida de la existencia pretérita "no solo de esta especie, el castaño, sino también de sus bosques". Esa investigación la realizó basándose en una pequeña turbera, localizada en el seno del castañar, que pocos años más tarde ha desaparecido por la masificación turística.
En esa misma carta destaca "la singularidad botánica y faunística sin parangón a nivel peninsular y europeo e incluso en el ámbito de toda la Región Mediterranea Occidental" de este castañar. Se encuentra dentro de la Reserva Natural del Valle de Iruelas, declarada también Zona de Especial Protección de las Aves (ZEPA) al formar parte de la Red Natura 2000, una red ecológica europea de áreas de conservación de la biodiversidad.
“El castañar tiene una singularidad botánica y faunística sin parangón a nivel peninsular y europeo“
La Asociación Reforesta, asociación dedicada al desarrollo sostenible y declarada de Utilidad Pública, también ha realizado campañas de concienciación de este deterioro.
Se suman las protestas de los ciudadanos, en una recogida de firmas iniciada hace años y que sigue recibiendo apoyos.
Regulación
Durante los meses de octubre, noviembre y diciembre hay un control en el acceso, y es necesario pagar por persona y por vehículo. La alcaldesa de El Tiemblo, Henar González, asegura que se limita el cupo de visitantes hasta un máximo aproximado de 400 personas al día, aunque matiza que "no se contabilizan los vecinos de la localidad, porque acceden libremente al paraje". Además, este control se realiza únicamente los fines de semana y en otoño. La portavoz de la plataforma de vecinos, Ana Reviejo, es tajante: "El resto del año allí sube todo el mundo, como quiere, cuando quiere y sin vigilancia". La regidora ha demandado al director de la Reserva Natural del Valle de Iruelas un informe que evalue el estado actual del castañar, y "nos han dicho que tienen previsto en próximas fechas hacer el análisis". "Tener la información actualizada es importante para valorar si hay que implementar nuevas restricciones o un nuevo modelo de gestión", añade González.
La última evaluación por parte del Servicio Territorial de Medio Ambiente de la Junta fue en 2017 con un informe que, asegura la alcaldesa, concluía que "la salud del castañar no corría ningún riesgo". Pero el experto en bosques de castaños y doctor en ciencias Juan Fernando Gallardo Lancho, participante en proyectos europeos sobre esta especie, denunciaba en 2018 grandes deficiencias en esa evaluación, en la que ni siquiera se analizaba la necromasa y el suelo, dos de los tres subsistemas de los que consta un ecosistema forestal.
“La visita nos tiene que explicar el valor de ese espacio“
Todos los expertos, profesores y científicos, así como los vecinos, coinciden en la gestión que sería necesaria: la que está en vigor en el Hayedo de Montejo, en Madrid. Un modelo a seguir en el que es necesario pedir cita previa y donde los visitantes son acompañados por un guía de naturaleza. Esa labor de concienciación es clave, "la visita nos tiene que explicar el valor de ese espacio", dice el profesor Emilio Luque, quien considera que "la mejor noticia sería que cada uno de los visitantes saliera de El Castañar con la idea de que vale la pena limitarlo". Para ello también apuestan por programas educativos en colaboración con los colegios e, importante, convenios con universidades para investigar sobre el terreno, con estudios que luego redundan en la conservación del bosque.
"No se pueden poner parches, necesita una gestión integral que lo reconozca como lo que es: una joya botánica", concluye Ana Reviejo.