El Vaticano juzga por primera vez a un cardenal: las claves de un juicio histórico
- Se acusa al cardenal Angelo Becciu de los delitos de soborno, abuso de oficio y malversación
- En 2013, la Secretaría de Estado compró un edificio en Londres utilizando fondos destinados a la beneficencia
Es la primera vez que un cardenal se sienta ante el tribunal del Estado Ciudad del Vaticano. Angelo Becciuha declarado este martes en un juicio en el que ha sido acusado, junto a otras nueve personas, de delitos de corrupción en la gestión de las inversiones inmobiliarias y los fondos de la Santa Sede.
El italiano Angelo Becciu fue hasta el año pasado uno de los hombres más influyentes de la Curia y uno de los colaboradores más cercanos del papa Francisco. Se le considera responsable último de estas operaciones, pues era entonces el sustituto para los Asuntos Generales de la Secretaría de Estado de la Santa Sede. Repasamos las claves del caso.
¿Qué se juzga?
El proceso trata de esclarecer si diez personas, entre ellas Becciu, cometieron delitos de corrupción, malversación de fondos, blanqueo de dinero, fraude, extorsión y abuso de poder durante una inversión en 2013 de unos 350 millones de euros en un edificio de Londres. El dinero provendría de los fondos del Óbolo de San Pedro, que recoge donaciones de católicos para financiar obras caritativas de los papas y su actividad. La compra de ese edificio se realizó a un precio mayor de su valor real y provocó pérdidas sustanciales a las arcas del Vaticano.
Concretamente, al cardenal Becciu se le acusa de los delitos de soborno, abuso de oficio y malversación, según anunció en un comunicado la Santa Sede, quien ha liberado de toda culpa a los actuales responsables de la Secretaría de Estado, insistiendo en que ni monseñor Perlasca, firmante del contrato de compraventa de acciones, ni sus superiores fueron efectivamente informados.
El papa obligó a Becciu a renunciar a su cargo el pasado año
El cardenal ostentó el cargo de sustituto para los Asuntos Generales de la Secretaría de Estado hasta 2018, cuando el papa Francisco le nombró nuevo prefecto de la Congregación de la Causa de los Santos.
No obstante, un año más tarde y tras salir a la luz el escándalo inmobiliario, el propio Francisco le obligó a presentar su renuncia tanto para su cargo como para sus derechos como cardenal. Becciu se convierte así en el más alto funcionario vaticano acusado de delitos financieros, aunque siempre ha mantenido su inocencia y ha asegurado ser "víctima de una maquinación deliberada".
Becciu continúa ostentando el título de cardenal, aunque haya perdido sus derechos para acudir a un cónclave, y vive todavía dentro del Vaticano, en un apartamento del edificio de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
El juicio se rige por las nuevas normas
Otro de los motivos que hacen de este juicio un acontecimiento histórico en el Vaticano es que se rige por las nuevas normas emitidas por el papa el pasado 30 de abril en un "motu proprio", un documento pontificio que asignó a la Justicia ordinaria del Vaticano los eventuales juicios penales a cardenales y obispos, antes competencia del Tribunal Supremo.
Se celebra a puerta cerrada en una sala especialmente preparada en los Museos vaticanos y puede asistir un grupo limitado de periodistas.
Los otros nueve acusados
Entre las nueve personas acusadas se encuentran trabajadores laicos y religiosos del Vaticano, figuras de las finanzas internacionales y cuatro sociedades. Entre ellas el expresidente de la Autoridad Financiera Vaticana René Brülhart, al que se le acusa de abuso de poder y se cree que no impidió el pago de una serie de comisiones a varios brókeres que participaron en la operación.
Otros nombres son los de Mauro Carlino, antiguo secretario del sustituto de la Secretaría de Estado, acusado de extorsión y de abuso de funciones; y el bróker Gianluigi Torzi, a quien el Vaticano acusa de haberle engañado en la compraventa del inmueble de Londres.
También se va a sentar en el banquillo la italiana Cecilia Marogna, que presuntamente recibió hasta 500.000 euros de los fondos de la Secretaría de Estado gestionados por Becciu y empleó 200.000 de ellos en artículos de lujo, algo por lo que los medios de comunicación italianos la conocen como la Dama de Becciu.
También Raffaele Mincione (malversación, fraude, abuso de poder y blanqueo de dinero; Nicola Squillace (estafa, malversación y blanqueo de capitales); Fabrizio Tirabassi (corrupción, extorsión, malversación, fraude y abuso de poder), y Gianluigi Torzi (extorsión, malversación, fraude y blanqueo de capitales).
Están igualmente acusadas en este juicio cuatro sociedades -HP Finance LLC, Logsic Humanitarne Dejavnosti, Prestige Family Office y Sogenel Capital Investment- por fraude y estafa.
¿Cómo se destapó el escándalo?
La investigación se inició a partir de las denuncias presentadas por el Instituto para las Obras de Religión (IOR) el 2 de julio de 2019 y por la Oficina del Auditor General el 8 de agosto de 2019. Esta última denuncia alegaba la comisión de delitos graves como estafa y otros fraudes, apropiaciones indebidas, corrupción, complicidad y chantaje.
Ante esto, los investigadores del Vaticano detectaron "graves indicios" de corrupción y, en la solicitud de apertura del juicio, se señaló el desvío de los fondos recibidos para fines de beneficencia con el objetivo de realizar operaciones de alto riesgo financiero.
En noviembre de ese año, el papa reconoció en un vuelo de regreso desde Japón que hubo corrupción en la gestión de las finanzas vaticanas en relación con el caso, pero destacó que se había denunciado desde dentro y por tanto funcionaban los mecanismos de transparencia.