La dictadura de los filtros: "Las redes sociales son un caldo de cultivo para los trastornos de la conducta alimentaria"
- La presión social es uno de los factores principales que propician el desarrollo de los trastornos alimentarios
- El 75% de las jóvenes se siente peor consigo misma tras contemplar imágenes "perfectas" de otras mujeres
Ni una sola estría, grano o lunar. Sin poros en la piel ni grasa en lugares incómodos, los filtros, ángulos y retoques que reinan en las redes sociales constituyen una gran mentira generalizada. Una mentira que, como ha contado un miembro de Comedores Compulsivos Anónimos a RTVE.es, puede llegar crear un espacio muy peligroso: “Las redes sociales son un caldo de cultivo para los trastornos de la conducta alimentaria”
Instagram es, por ejemplo, una de las aplicaciones en las que la imagen y lo aesthetic, es decir, lo estético, tienen más importancia. Con una rápida búsqueda en esta plataforma puede observarse cómo ciertas etiquetas que apoyan lo valioso de la apariencia superan el millón de publicaciones. Concretamente, el hashtag #aesthetic alcanza los 87,8 millones, #diet llega a los 72,8 millones y, en español, #dieta se sitúa en los 1,5 millones.
Nos comparamos con cuerpos que no existen
No obstante, lo que se esconde detrás de la mayoría de estos posts son mentiras: productos adelgazantes inútiles, dietas peligrosas con un consumo de calorías muchísimo menor al recomendado para un niño de 12 años (2.050 Kcal, según el Ministerio de Salud) y fotos que han tomado horas o incluso días en hacerse y editarse. Para Eva, una usuaria de Instagram de 27 años, la red social es "la fruta que coloca el tendero por la parte bonita".
“La gente trata de buscar un horizonte de perfección en su cuerpo que no existe y se olvida de ser feliz, de vivir“
En general, este tipo de contenido está profundamente pensado y manipulado con la intención de encajar en el canon de belleza y de continuar con la falacia gordofóbica de la existencia de cuerpos perfectos. "Todo está perfectamente maquinado. No deja de ser un marketing y como marketing es engañoso", ha afirmado al respecto la psicóloga especializada en trastornos de la alimentación María Ramírez.
Luis, miembro de Comedores Compulsivos Anónimos desde hace más de una década y quien ha pasado también por la anorexia, ve en la comparación que suscitan las redes sociales algo dañino: "La gente trata de buscar un horizonte de perfección en su cuerpo que no existe y se olvida de ser feliz, de vivir". Esta perfección es fomentada, por ejemplo, a través de los filtros de belleza de aplicaciones como Tik Tok o Instagram.
“Me he sentido muy infravalorada socialmente“
Algunas usuarias habituales de redes sociales reconocen cómo merma su autoestima el consumo de estas aplicaciones. "Durante muchos años he comparado mi físico con el de otras personas", ha explicado Eva a RTVE.es. "Me he sentido muy infravalorada socialmente". Una experiencia similar es la de Rocío, enfermera de 33 años, quien ha reconocido que continúa sufriendo los efectos de la presión social de las redes: "Veo mujeres que lucen hermosas con lo que se pongan, yo trato de verme así y no lo logro. Luego no quiero salir a ningún lado".
Los efectos perjudiciales de los filtros
De acuerdo con Eva, a través de los filtros se crea una belleza "que no es real" y que, en muchas ocasiones, puede generar expectativas inalcanzables "y llevarnos a la frustración". La problemática con los filtros es tal que algunos gobiernos ya han desaconsejado o incluso prohibido su uso.
En Reino Unido, el gobierno ha pedido no utilizar este tipo de retoques para anunciar maquillaje en las redes sociales, queriendo evitar así la publicidad engañosa. Noruega, por su parte, ha prohibido el uso de edición en las imágenes sin acompañarlas de una advertencia.
La psicóloga María Ramírez ha enfatizado que, más allá de estas acciones, también la importancia de desarrollar la inteligencia emocional y el pensamiento crítico como escudos ante ese tipo de publicaciones: "Que nos aceptemos como somos y aprendamos a respetarnos como somos es fundamental y necesario".
“El problema viene cuando consideras que tú eres el filtro“
Los filtros y otros retoques fotográficos similares no tienen por qué ser perjudiciales si el acercamiento a ellos se realiza desde el pensamiento crítico, es decir, si se conoce por qué se están utilizando y se cuestionan los efectos que tienen sobre nosotros. De acuerdo con Ramírez, "el problema viene cuando consideras que tú eres el filtro y si no eres el filtro o como el filtro, no te puedes permitir ni salir a la calle, ni que te conozcan, ni tener una cita...".
La presión social, una de las causas principales de los TCA
Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) son enfermedades psicológicas caracterizadas por una desviación de la conducta alimentaria normal. María Ramírez, psicóloga y superviviente de bulimia y anorexia, los califica como "un infierno". "Es algo de lo que no eres consciente de lo mucho que te destroza, ya no solo a ti, sino a tu entorno, cómo lo desgasta y cómo lo quiebra", ha añadido.
“La presión social es un factor muy fuerte“
El desarrollo de un trastorno alimentario puede estar condicionado por diversas vivencias y situaciones como la presión académica o los abusos sexuales. Hay muchísimos factores que afectan a la hora de desarrollar un TCA, sin embargo, como ha apuntado Ramírez, "la presión social, los comentarios que se hacen con respecto al cuerpo de las personas, es uno muy fuerte". A Eva, por ejemplo, su insatisfacción la llevó a realizar dietas "muy restrictivas". "En una ocasión adelgacé 25kg en seis meses para recuperar 30kg en muy poco tiempo y hundirme más en la miseria".
Según la National Eating Disorder Association (NEDA), la preocupación constante por el peso, las calorías y la forma del cuerpo que caracteriza a las dietas es lo que comienza el círculo vicioso de insatisfacción que precede a muchos trastornos de la alimentación. Y, en múltiples ocasiones, esas dietas comienzan debido a la presión por la perfección mostrada en las redes.
Una exposición fuerte y constante
"La presión ahora es constante", en otro tiempo los mensajes sobre un ideal de belleza inalcanzable también eran fuertes, pero no tan frecuentes como en el siglo XXI. Ramírez subraya que el bombardeo de mentiras de las redes sociales es insistente, algo sumamente peligroso si se tiene en cuenta que "encima los adolescentes cada vez tienen móvil antes".
“Pasamos más de dos horas al día en las redes sociales“
Según el portal Statista, los usuarios pasan, a nivel global, aproximadamente dos horas y media cada día conectados a las redes sociales. "Cuando tienes algo que no es lo que te están diciendo que es lo válido se produce un conflicto de intereses, de ideas, de pensamientos. Cuando eso se perpetúa en el tiempo empiezas a buscar respuestas y las respuestas muchas veces no son las más saludables", ha señalado a RTVE.es la profesional de la salud mental.
Son muchos los estudios que han demostrado el impacto negativo de esta exposición a los mensajes de las redes, sobre todo en las mujeres jóvenes. Concretamente, una investigación de Kathryn Bell en 2016 señaló cómo el 75% de las jóvenes universitarias de entre 18 y 23 años se sentía peor respecto a su imagen corporal tras haber contemplado fotografías de otras mujeres de apariencia perfecta. Respecto a esto, Myriam, estudiante de 23 años, ha declarado a RTVE.es sentirse "mucho más feliz y satisfecha" cuando desinstala la aplicación de Instagram.
Las mujeres jóvenes son el grupo más vulnerable
Los trastornos de la alimentación son más frecuentes en la población femenina en una proporción de 10:1 respecto a la masculina, según explican los doctores Gómez del Barrio, García Gómez y Corral Collantes en el libro Convivir con los Trastornos de la Conducta Alimentaria. Anorexia, bulimia y trastornos por atracones. "Las mujeres son más vulnerables porque es por lo que se nos ha medido", advierte Ramírez. "La imposición del patriarcado es tratar al hombre como la mente, la razón, aquello que piensa, y la mujer, el cuerpo", ha añadido.
Asimismo, la adolescencia es la etapa en la que es más probable desarrollar un TCA, ya que "no hay una autoestima, un criterio, un pensamiento crítico, una aceptación o un trabajo interior fuerte". Sin embargo, cualquier persona con independencia de su sexo, raza, edad religión u otra característica, puede padecer un trastorno alimenticio en algún momento de su vida. Como recuerda la profesional de la salud mental, "las presiones sociales las recibimos todo el mundo".
Una buena gestión emocional como principal arma
Tanto ante el contenido difundido en las redes sociales como a través de otros medios, María Ramírez señala la gran importancia de desarrollar una buena gestión emocional y un buen pensamiento crítico que faciliten el cuestionarse qué es lo que se está contemplando. Para la psicóloga, las medidas a tomar no deben centrarse en, por ejemplo, prohibir el acceso de los adolescentes a las redes sociales o el uso de filtros, sino en "aprender a discernir y a poner límites".
“Lo mejor es estar bien con una misma“
La opinión de la psicóloga la comparte Eva, quien ha mencionado la terapia como la herramienta que le ayudó a discernir lo correcto: "Lo mejor es estar bien con una misma y tener una relación sana con la comida, ni dietas ni productos". Sin embargo, la responsabilidad del contenido recae también en las personas que lo suben, quiénes, según Ramírez, lo hacen porque "buscan aceptación". "Si tuviesen inteligencia emocional para aceptarse y no buscar esa aceptación, no lo subirían", ha concluido.