La encrucijada de la ampliación de El Prat: ¿oportunidad de crecimiento o "ataque medioambiental"?
- Ecologistas y vecinos denuncian el aumento de emisiones y la amenaza sobre espacios naturales protegidos
- Generalitat, Gobierno y empresarios defienden un proyecto que convertiría a Barcelona en un "hub intercontinental"
Alcanzado por sorpresa tras semanas de negociaciones secretas, el acuerdo entre Gobierno y Generalitat para ampliar el aeropuerto de El Prat es una "grandísima" o una "nefasta" noticia, según a quién se pregunte. De un lado, el Ejecutivo central, el catalán, Aena y las principales patronales defienden la prevista creación de 85.000 empleos y un aumento de dos puntos del PIB autonómico.
Del otro, ecologistas, organizaciones sociales, vecinales y ayuntamientos como el de Barcelona denuncian el aumento del ruido, de las emisiones y la previsible afectación que tendrá en el delicado ecosistema del delta del Llobregat, incluida la amenaza sobre el espacio natural protegido de La Ricarda.
"Es una burla a todas las declaraciones de emergencia climática. El aeropuerto emite más emisiones de efecto invernadero que toda la ciudad de Barcelona", explica a RTVE.es el portavoz de Ecologistas en Acción Jaume Grau. Si la ampliación para convertirlo en un "hub internacional" llega a término, se prevé que esas emisiones crezcan aún más, ya que el actual plan director plantea un aumento del 33% de los pasajeros, hasta los 70 millones anuales.
Zeroport, plataforma integrada por más de 100 entidades sociales y vecinales contrarias a la ampliación, denuncia que el proyecto "no es sostenible de ninguna manera" y alerta que nos encontramos ante un escenario de "decrecimiento de la aviación", acelerado por la pandemia, por lo que reclama a las instituciones "planificar ese decrecimiento" y renunciar a aumentar la capacidad aeroportuaria, según subraya Elena Idoate, miembro de la asociación.
La Generalitat, sin embargo, habla de que será "el aeropuerto más verde de Europa", según el vicepresident Jordi Puigneró, uno de los negociadores del acuerdo. Tanto desde Barcelona como desde Madrid han defendido el impacto positivo que tendrá la reconversión de El Prat a centro de vuelos intercontinentales, lo que salvará a Cataluña del "alto riesgo de decadencia económica", al nivel de lo que ocurrió con las Olimpiadas de Barcelona de 1992, aseguró hace unos meses el presidente de Aena, Maurici Lucena, a RTVE.
Amenaza al valioso espacio natural de La Ricarda
El aeródromo barcelonés, el segundo más transitado de España tras el de Barajas, se ubica en una zona de alto valor ecológico y en la "tercera zona húmeda" más importante de Cataluña, el delta del Llobregat, detalla el catedrático de Ecología en la Universitat Autònoma de Barcelona Joan Pino. Concretamente, a pocos metros del límite del aeropuerto se encuentra la valiosa laguna de La Ricarda, uno de los pocos humedales que resiste en esta urbanizada zona al sur de Barcelona, y ahora amenazado por la ampliación.
El proyecto prevé alargar la pista 3 de El Prat, lo que supondría la invasión de parte de esta zona, protegida dentro de la Red Natura 2000. "Lo que desde fuera se ve como una charca de patos, como alguien ha dicho alguna vez, solo es la punta del iceberg de un sistema hidrogeológico muy interesante y muy complejo", continúa Pino.
Esta zona natural es refugio de 43 especies de aves protegidas, muchas de las cuales encuentran en la laguna un espacio de descanso en su migración entre África al norte de Europa, pero tiene un gran valor también económico y humano para toda la zona.
El sistema fluvial en el que se encuentra La Ricarda "asegura la provisión de servicios ambientales a una población de varios cientos de miles, si no de millones de habitantes del Área Metropolitana de Barcelona", resalta el profesor de la UAB. Por ejemplo, el drenaje del humedal actúa como protección frente a las inundaciones y los temporales, y gracias a ella El Prat del Llobregat, el municipio donde se ubica el aeródromo, es el único de la zona que puede recurrir al acuífero para beber agua potable.
"Sabemos lo que cuesta ampliar el aeropuerto, pero no qué cuesta reparar estos servicios ambientales que ahora tenemos gratis. ¿Qué costaría llevar el agua potable al delta si se acaba salinizando el acuífero?", se pregunta Pino.
¿Lagunas artificiales para sustituir a La Ricarda?
Aena propuso, según adelantó La Vanguardia, compensar la destrucción de parte de La Ricarda con la protección adicional de 280 hectáreas y la construcción de otras lagunas artificiales, algo que el experto universitario no ve con buenos ojos. En la última ampliación del aeropuerto ya "se construyeron una serie de lagunas con un coste económico y energético elevado", afirma. "Se mantienen artificialmente con bombas de agua, sistemas con emisiones de CO2. Desde el punto de vista de la sostenibilidad tanto ambiental como económica es muy discutible".
Por el momento no se conocen los detalles del plan ni cuántos metros tendrá la ampliación de la pista 3, la que afectaría a la laguna creada naturalmente hace 300 años. Puigneró avisó que la Generalitat "en ningún caso" avalará alargar en 500 metros la tercera pista, como proponía Aena para que pudiera operar los vuelos intercontinentales, lo que afectaría de lleno a la zona natural.
La Ricarda tiene la máxima protección ambiental europea, por lo que Bruselas tiene la última palabra en cuanto al proyecto. Tras conocer el acuerdo, la Comisión ha avisado de que se debe comprobar el impacto ambiental de la ampliación. Actualmente Europa ha abierto dos expedientes de infracción contra Cataluña por, precisamente, no cumplir con la protección del área del delta.
"Es imposible hacer una ampliación compatible con la lucha climática"
El proyecto de Aena plantea, además de la ampliación de la tercera pista, la construcción de una terminal satélite. Aunque desde el ente aeroportuario están abiertos a negociar, defienden que sin alargar la pista el aeropuerto está en riesgo de llegar al límite de su capacidad.
Aun así han surgido otras propuestas para ampliar El Prat con menor impacto ecológico. Una de ellas pasa por conectar con alta velocidad el aeródromo de Barcelona con el de Girona y el de Reus, algo que plantea el acuerdo alcanzado el lunes y que defiende Pino. El líder de Comisiones Obreras en Cataluña, Javier Pacheco, propone además favorecer fiscalmente la llegada de vuelos en estas infraestructuras secundarias, lo que repercutiría en la creación de empleo en estas dos ciudades.
El catedrático de Transporte de la Universitat Politècnica de Catalunya, Joan Robusté, cree que sin ampliar el aeropuerto hay margen para pasar de las 78 operaciones cada hora actuales a un centenar, optimizando la organización de las salidas y llegadas de los aviones.
Desde Ecologistas en Acción se muestran más contundentes y creen que es "imposible llevar a cabo ninguna ampliación compatible con la lucha contra la emergencia climática", apunta Grau, algo en lo que coincide Idoate: "No hay ninguna manera de ampliar un aeropuerto que no tenga consecuencias sobre el medio ambiente. Es un sector imposible de descarbonizar", afirma. También desde Greenpeace califican el proyecto de "ataque medioambiental" y niegan que el aeropuerto vaya a ser el "más verde de Europa".
Tanto Grau como Idoate señalan que el proyecto tiene como objetivo oculto salvar las cuentas de Aena, que el último año declaró un descenso del 50% en sus ingresos. "Es un chantaje de Aena que seguramente responde al interés del 49% privado del accionariado, que quiere seguir en la burbuja especulativa de una empresa sobrevalorada", subraya el activista ecologista.
Insiste, además, en que es preferible destinar esta cantidad económica en otros ámbitos. "Si invertimos 1.700 millones de euros en ampliar un aeropuerto que probablemente nunca llegue a esa capacidad se deja de invertir en servicios públicos básicos, transportes de alta capacidad, etcétera".
Varios cientos de organizaciones ya han organizado una manifestación el próximo 19 de septiembre para protestar contra la ampliación, con lo que pretenden enviar a Europa el mensaje de que el proyecto no representa "los intereses de la sociedad, sino el de los bolsillos de unos cuantos", concluye Idoate.