La inmunidad de grupo se hace esperar: el 70% de vacunados no basta y habrá que llegar al 90%
- La variante delta y unas vacunas que no esterilizan elevan el listón de la inmunidad colectiva a un nivel complicado
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La inmunidad de grupo contra la COVID-19, estimada inicialmente en alrededor de un 70% de población vacunada, aún tardará en llegar. A falta de completar los plazos de inmunización con la segunda dosis, este lunes 9 de agosto más de 33 millones de ciudadanos españoles han sido ya inoculados al menos con un primer pinchazo, de los que más de 28 millones -un 60,2%- tienen la pauta completa. Así, realmente se llegará al 70% de la población vacunada dentro de entre tres y cuatro semanas, cuando las personas con pauta incompleta reciban el segundo pinchazo, a lo que habrá que sumar los días necesarios para que el sistema inmunológico de cada una de ellas despliegue todo su arsenal de anticuerpos y células. Estaríamos hablando, en todo caso, del mes de septiembre.
Sin embargo, ese umbral inmunitario calculado en un principio, a partir del que teóricamente se alcanzaría la inmunidad de rebaño, se antoja insuficiente, debido sobre todo a la irrupción de la variante delta en el escenario epidemiológico. Para frenar la transmisión del coronavirus, los especialistas estiman que ahora la población inmunizada debería situarse entre un 80% y un 90%, e incluso en un porcentaje mayor.
La principal razón es que el virus ha cambiado, lo que ha provocado que sea más contagioso y también ligeramente más resistente a la efectividad de las vacunas. La variante delta podría llegar a ser hasta tres veces más contagiosa que el patógeno original de Wuhan y la primera versión que llegó a Europa. Dicho de otro modo: si cada persona infectada en España en marzo de 2020 podía contagiar a una media de tres personas, ahora con la variante delta cada infectado puede transmitir el virus a entre cinco y nueve personas.
Aunque también hay expertos que ponen directamente en duda el propio concepto de inmunidad de grupo que se ha establecido para la actual pandemia, especialmente porque es algo que solo puede comprenderse en relación con la principal arma de la que se dispone para combatir al virus: las vacunas. Es el caso del inmunólogo Alfredo Corell, para quien "la inmunidad de rebaño se está calculando mal desde el primer momento, porque las vacunas que estamos utilizando no previenen la transmisión, solo previenen la enfermedad grave y el ingreso hospitalario". "Este concepto únicamente tiene sentido cuando la vacuna previene el contagio y la transmisión", recalca.
“Alfredo Corell: Llegar al 90% de población vacunada prácticamente va a ser imposible. “
"Yo no hablaría tanto de inmunidad de rebaño o de grupo, sino que intentaría seguir con la pauta de vacunación para afrontar el otoño con un nivel de vacunación de las personas vulnerables alto", afirma este profesor de la Universidad de Valladolid, quien explica que "esas personas vulnerables van a ser las personas mayores, cuyas defensas se pueden debilitar más, y las personas que tengan comorbilidades, que tengan otras patologías de base que hagan que su evolución pueda ser más grave, más severa".
"No me plantearía un porcentaje. Creo que es erróneo hacerlo, porque llegaremos a este 70% y no bastará, y llegar al 90% de población vacunada prácticamente va a ser imposible", expresa a RTVE.es.
El éxito de la campaña de vacunación
El presidente de la Asociación Española de Vacunología, Amós García Rojas, coincide en que "es cierto que para conseguir la inmunidad colectiva, la vacuna tiene que tener capacidad esterilizante", aunque matiza que "también es verdad que cuantas más personas se vacunen, más se va a romper la circulación del virus, porque no va a dar lugar a casos por mucho que circule. Puede dar lugar a infectados, pero de esos infectados, si tenemos una cobertura poblacional amplia, podrán enfermar algunos, aunque no todos, y eso significa romper la transmisión del virus".
"Por lo tanto, cuanto más alta sea la cobertura de vacunación, mucho mejor, porque le vamos a crear dificultades al virus para que esté presente, independientemente de que una vacuna esterilizante consiguiese ese valor", reflexiona.
“Amós García Rojas: "Los profesionales sanitarios han hecho un ejercicio brillante de responsabilidad durante la campaña de vacunación. “
Pero, al margen de ese umbral insuficiente del 70%, García Rojas destaca que el esfuerzo invertido no ha sido ni mucho menos inútil, y pone de relieve el músculo sanitario desplegado durante la campaña de vacunación, a lo que se ha sumado una adherencia casi total de los ciudadanos, lo que ha convertido a España "en el país del mundo que más ha vacunado a sus ciudadanos, proporcionalmente". "Vamos en cabeza de vacunación, y somos el primer país del mundo que ha llegado a ese 70%. Aunque ya no sea suficiente para llegar a esa inmunidad colectiva que rompa la transmisión del virus, hemos sido los primeros y vamos a seguir avanzando", celebra.
"Yo creo que la campaña de vacunación es un éxito por dos cuestiones: porque el sistema ha funcionado, y si lo ha hecho es porque nuestros profesionales han hecho un ejercicio brillante de responsabilidad; y en segundo lugar por la ciudadanía, que ha asumido perfectamente que hay que vacunarse si queremos acabar con esto y ha acudido en masa", valora.
Un virus leve o asintomático
Por su parte, María del Mar Tomás Carmona, médico microbióloga del Hospital de A Coruña e investigadora del Instituto de Investigación Biomédica de A Coruña (INIBIC), también tiene claro que esa inmunidad de grupo establecida inicialmente en el 70% es insuficiente, aunque confía en que se llegará a la nueva meta establecida en el horizonte. "Se ha demostrado que con estas variantes de mayor transmisión, necesitamos más población vacunada con la pauta completa, porque es la única forma de proteger a los más vulnerables, y que cuando lleguemos al 90% sí podrá protegerse a la población no vacunada", afirma a RTVE.es.
"Será entonces cuando tendremos que pensar en vacunar a los niños, priorizar vacunar a mayor parte de la población mundial antes de administrar la tercera dosis, estar también pendientes de cómo evolucionan las vacunas nasales...", continúa, en referencia, esto último, al hecho de que las vacunas nasales, a diferencia de las intramusculares actuales, en teoría sí que conferirán al vacunado la esterilización completa, lo que bloquearía la transmisión.
“María del Mar Tomás Carmona: El objetivo es que el SARS-CoV-2 se convierta en un virus estacional que provoque una infección muy leve o asintomática. “
"El objetivo también es que el SARS-CoV-2 se convierta en un virus estacional que provoque una infección muy leve o asintomática. Lo que se pretende en un futuro es que sea como el resto de coronavirus respiratorios; asintomáticos o que provoquen cierta sintomatología en determinadas personas, como asmáticos. Pero hay que vacunar de forma masiva para lograrlo", manifiesta esta científica, que también es portavoz de de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC).
En esta misma línea, sobre el futuro próximo del coronavirus más allá de la inmunidad de rebaño, y aludiendo a los modelos científicos que se están manejando en Reino Unido, Alfredo Corell apunta a que "el escenario previsible es que se convierta en un virus endémico que cada vez sea más suave, y aunque siga asustándonos en algún momento con un número de fallecimientos alto, sea puntual".
Sin embargo, destaca que la inmunidad debe conseguirse a nivel planetario, porque, si no, "se pueden generar nuevas variantes que escapen tanto a las defensas naturales de los individuos que ya han tenido la infección, como a las artificiales de los individuos que han sido vacunados". "Por eso interesa hacer una campaña masiva de vacunación, pero a nivel planetario, del modo más ágil posible. Aunque tengamos a gente más joven sin vacunar, por debajo de los 15 años, que van a resolver la enfermedad en muchos casos de manera asintomática o con sintomatología muy leve", aconseja.
¿Tercera dosis? No, de momento
Además, para acelerar la vacunación a nivel global, estos especialistas coinciden en que de momento carece de sentido plantearse una dosis adicional de vacuna para reforzar la inmunidad. "No hay evidencia científica sólida que indique la necesidad de esa tercera dosis. Eso no significa que sea un escenario que no debemos tener en cuenta, por ejemplo en determinados colectivos poblacionales como inmunodeprimidos, donde el impacto de las dos primeras dosis de la vacuna puede no haber sido suficiente", expresa Amós García Rojas.
"Plantearse esa tercera dosis, cuando hay países en vías de desarrollo que no tienen todavía la primera dosis administrada, me parece una insensatez no solo desde el punto de vista de la justicia distributiva, sino también porque tiene un riesgo biológico claro", prosigue, e insiste en que "si dejamos espacios abiertos sin vacunar, los ciudadanos de esos países van a seguir enfermando, y por lo tanto va a seguir estando la posibilidad de que aparezcan nuevas variantes".
Alfredo Corell aboga por mandar esas terceras dosis "que tampoco tienen evidencia científica" a países donde no se está vacunando porque "es necesario alcanzar un porcentaje alto de población inmunizada para evitar la aparición de nuevas variantes". "Y esto es a nivel planetario, no podemos hacerlo de modo egoísta o localizado en Europa", advierte.