'Seis días corrientes', una película con un gran corazón y personajes reales, que ha conquistado Locarno
- La película de Neus Ballús se estrena mundialmente en este prestigioso festival este 7 de agosto
- Participada por RTVE, mezcla realidad y ficción para contar la historia de tres fontaneros de Barcelona
Las películas Seis días corrientes, de Neus Ballús, y Espíritu sagrado, de Chema García Ibarra, compiten estos días por "El Leopardo de Oro" del Festival Internacional de Cine de Locarno, que se celebra en Suiza del 4 al 14 de agosto. Ambas cintas cuentan con la participación de RTVE y hemos podido hablar con la directora de la primera, Neus Ballús (Mollet del Vallès, 1980)
La realizadora confiesa que no puede estar más emocionada: “Como cinéfila siempre he seguido mucho todo lo que salía de Locarno y me gusta que sea un festival arriesgado y con propuestas muy distintas a las habituales. Competir en la sección más importante del festival ha sido una fantástica sorpresa”.
Pero… ¿Cómo lo ha conseguido? “Les mandamos un link y el propio director del festival vio la película dos veces el mismo día -nos cuenta-. Hubo algo en la película que le tocó a él y a gente del comité de programación. Creo que les ha gustado porque se mueve en el terreno de lo híbrido, de la mezcla de géneros… pero lo que les ha acabado seduciendo es que dicen que “tiene un gran corazón y personajes muy reales”.
Neus también está contenta de competir en Locarno junto a otra película española, Espíritu sagrado, de Chema García Ibarra, también rodada con actores no profesionales. “Con Chema casi llevo una vida paralela porque también coincidimos en la Berlinale y me alegro mucho de que estemos de nuevo juntos –asegura Neus-. Hemos hablado para celebrarlo conjuntamente”.
“Yo creo –añade la realizadora-, que el tema de la hibridación y usar actores no profesionales es una tendencia internacional que ha dado muchas alegrías a películas de ficción gracias a la autenticidad que te da alguien que aporta su carga emocional y su experiencia. Aunque dentro de los circuitos más comerciales se sigue viendo como una práctica muy arriesgada, porque es muy imprevisible lo que puede ocurrir”.
El día a día de tres fontaneros
Seis días corrientes es el tercer largometraje de la cineasta Neus Ballús, nominada al Goya a dirección novel por La Plaga (2013). Y relata el día a día de la vida de Mohamed, Valero y Pep, trabajadores de una pequeña empresa de fontanería y electricidad en la periferia de Barcelona. Durante una semana Moha, el más joven, tendrá que demostrar que está preparado para sustituir a Pep, que se jubila. Pero Valero considera que Moha “no da el perfil”, y duda de que los clientes acepten a un trabajador marroquí en sus casas. Los seis días del título se refieren a otras tantas jornadas laborales de los protagonistas.
El guion es de la propia Neus y Margarita Melgar (seudónimo que utilizan Montse Ganges y Ana Sanz-Magallón). “El guion no se cierra hasta el montaje –nos comenta-. Yo estuve dos años trabajando con los protagonistas. Quedábamos una vez a la semana y hacíamos improvisaciones basadas en sus experiencias en casa de clientes. Ahí percibía historias que les habían ocurrido, lo que les enfadaba, su relación con sus superiores, cómo llevaban las diferencias... A partir de ahí escribimos una estructura de guion, que iba cambiando casi día a día a raíz de la aparición de los personajes secundarios y las sorprendentes situaciones que se daban. Al final tuvimos que cambiar incluso hasta el final previsto porque no nos encajaba con lo que había sucedido durante el rodaje”.
“El guion no tenía diálogos –añade-. Porque quería que ellos fueran completamente libres de llevar la situación planteada por un lado o por otro. El problema era que no se callaban nunca y el montaje fue muy complicado por ese motivo” (ríe).
Tres fontaneros que no se conocían
Destacar a los protagonistas: Mohamed, Valero y Pep. “No se conocían y trabajaban en empresas distintas –nos cuenta Neus-. Mi metodología para seleccionar a los actores, como ya hice en La plaga y El viaje de Marta, es irme al lugar natural donde creo que puedo encontrar a los personajes, porque la gente que se presenta a los castings ya tiene unas expectativas, una voluntad de aparecer en una película… lo que implica una carga con la que es difícil trabajar. Me gusta la gente que nunca se ha planteado que puede aparecer en una película”.
“Por eso fui a la escuela del Gremio de Instaladores de Barcelona –añade-, donde los fontaneros y electricistas asisten a clases de actualización para adaptarse a nuevas normativas, métodos de trabajo… Y allí me apunté los perfiles de los fontaneros y electricistas que me gustaban más. Los convoqué a una entrevista filmada, no lo llamo casting, y se lo plantee como un juego para ver si estaban dispuestos a jugar. Vimos a más de mil fontaneros, hasta encontrarlos”.
“Los fontaneros tienen una visión privilegiada de la vida de los demás”
Neus Ballús confiesa que la idea para la película surgió de su propio entorno familiar: “Soy muy defensora de que las mujeres lideremos todos los procesos de creación de una película. Pero… ¿Por qué no podía hacer yo una película de fontaneros y masculinidades? La idea surge porque mi segundo padre y marido de mi madre es fontanero. Y siempre nos contaba las aventuras de entrar en casa de alguien. Y me di cuenta de, hasta qué punto, alguien mínimamente observador e inteligente tiene una visión privilegiada sobre la vida de los demás. Porque lo ven todo, tienen un acceso muy singular a nuestras vidas”.
“Además –añade-, debido a la brevedad e intensidad de estas visitas, se producen situaciones que pueden ser cómicas y hasta surrealistas. Porque que se cruzan dos personas de universos completamente distintos, que están obligadas a entenderse. Me gustaba el tema de cómo activamos nuestros prejuicios la primera vez que vemos a alguien y lo definimos. Por lo que casi siempre nos equivocamos al juzgar a los demás.
A través de esas breves relaciones, la película trata temas tan actuales como el racismo o la crisis económica. “Queríamos mostrar la composición social de la clase obrera de Barcelona, que es muy diversa –asegura Neus-. Desde el catalán de nacimiento a los que emigraron en los 60, pasando por la nueva migración que se da en estos tipos de trabajo y que creo que ya no supone ningún tipo de conflicto. Como la idea de la convivencia del catalán y el castellano, dentro del espacio de trabajo, sin ningún tipo de conflicto. Quería hablar de la convivencia, sobre todo con estos nuevos llegados, que son a los que prestamos menos atención”.
“Y cómo alguien como Valero (uno de los fontaneros veteranos), que podía haber sufrido esos prejuicios en su momento, estaba haciendo exactamente lo mismo con el siguiente que llega, que es Mohamed. Es una película que reflexiona sobre por qué no nos gusta lo nuevo, incluyendo a gente de la que desconocemos su forma de pensar, su lenguaje.... Pero al final, en la clase trabajadora están obligados a convivir que creo que son el ejemplo de muchas prácticas que son muy buenas. Creo que en la clase obrera hay un acercamiento real entre la diferencia y eso me gustaba reflejarlo también”.
“Quería mostrar lo que mucha gente piensa, pero no se atreve a decir”
Al principio el personaje de Valero no quiere trabajar con Mohamed. “Empieza siendo un racista -asegura Neus-. Quería mostrar lo que mucha gente piensa, pero no se atreve a decir: Que no me gusta que un marroquí venga a arreglarme el aire acondicionado en casa. Creo que es un momento importante para hablar de esto, porque lo vivimos en el día a día y sigue habiendo agresiones racistas o hacia colectivos que se salen de la norma”.
“Me preocupa que, como sociedad, no seamos capaces de gestionar la diferencia –añade Neus-. Debemos esforzarnos por intentar entender al otro. Estamos en una situación que empieza a ser peligrosa”.
Clientes pintorescos pero reales
Parte de la gracia de la película es poder entrar en la casa de esos curiosos personajes. “Tenía a dos personas que me fascinaban, una fotógrafa y un psicoanalista –confiesa Neus-. Son reales y hacen de sí mismos. No sabían lo que iba a pasar ni con qué se iban a encontrar. Provocamos una avería y lo que ocurre en esas escenas es real”.
“También quería trabajar con otros perfiles, como con un señor de cien años, porque me habían contado muchas historias sobre entrar en casa de alguien muy mayor y que necesita compañía. Y quería romper con esos prejuicios de que la gente mayor no puede hacer nada sola y no se entera de nada”.
La película tiene cosas en común con La plaga (2013), el celebrado debut como directora de Neus, en dónde nos mostraba cómo había afectado la crisis económica a gente de la periferia sin recursos. “La plaga ponía el foco en personas que se encontraban en los márgenes, no solo económicos, sino que importaban muy poco a la sociedad, en esos días de crisis económica. En Seis días corrientes, sin embargo, quería retratar a personas que viven dentro de lo que llamamos “normalidad”. Por eso entre los clientes hay mucha variedad de formas de vida y de recursos económicos. En esta película la crisis económica no es un tema central, aunque si hay muchas cosas sobre las clases sociales, la relación entre hombres y mujeres o entre los ancianos y los jóvenes, la convivencia lingüística. Hay muchos temas de diversidad que están apuntados y el tema económico es uno más”.
Sus proyectos
En cuanto a su próximo proyecto, Neus asegura que: “No sé si alguna vez dejaré de trabajar con la realidad porque es un tema que me interesa mucho y me permite un enriquecimiento muy fuerte en el proceso. Por ejemplo, para esta película he convivido cinco o seis años con los fontaneros y he aprendido muchísimo. Es como vivir muchas vidas en una. Como experiencia personal es muy enriquecedora”.
“Como cineasta -confiesa-, tengo la sensación de que he hecho una trilogía de largometrajes en los que he puesto mucho interés en el trabajo con los actores. Y ahora me gustaría hacer una cosa muy diferente en este sentido, simplificar el tema de la interpretación para implicarme en otros aspectos más técnicos. De momento estoy empezando a trabajar en un nuevo proyecto, en ese sentido, del que es muy pronto para hablar”.