El Mediterráneo, zona cero del cambio climático: más olas de calor, sequías e incendios
- España será uno de los países más afectados por la disminución de las precipitaciones, según el último informe del IPCC
- La temperatura y el nivel del mar subirá en Europa por encima de la media global, señalan los expertos de la ONU
Ninguna región de la Tierra se libra de los efectos del cambio climático, y algunas, como Europa, sufrirán un aumento de las temperaturas por encima de la media global. El último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos para el Cambio Climático (IPCC), muestra que la frecuencia e intensidad de fenómenos climáticos extremos, como las olas de calor, "han aumentado en las últimas décadas y previsiblemente seguirán aumentando", incluso si se dejan de emitir gases de efecto invernadero.
Publicado en medio de una concatenación histórica de catástrofes naturales, como la ola de calor en Canadá y Estados Unidos, las inundaciones en Alemania y China o los incendios en el Mediterráneo oriental, el grupo de expertos de la ONU señala contundentemente la relación entre el cambio climático provocado por la actividad humana y el aumento de fenómenos de este tipo.
El Mediterráneo, una de las zonas calientes del cambio climático, sufrirá una disminución de las lluvias en verano, mientras que crecerán las precipitaciones extremas si se supera el aumento de 1,5 grados de temperatura respecto a niveles preindustriales. España ya ha vivido un aumento de las sequías y será en el futuro el país más afectado por este fenómeno y la reducción del caudal de los ríos.
En nuestro país, el centro de la península sufrirá 24 días con temperaturas de más de 35 grados, algo que se puede ver ya con la ola de calor extremo que se espera para los próximos días, y en la que se alcanzarán los 45 grados. La AEMET ya ha advertido del riesgo para las personas y para los incendios.
La subida del nivel del mar afectará también al Mediterráneo, así como a todos los mares de Europa excepto el Báltico, y lo hará de manera más intensa que en otras zonas del mundo. Serán más habituales los temporales marinos y las inundaciones en la costa, mientras que las playas y las zonas costeras retrocederán durante el siglo XXI.
Más condiciones favorables para los incendios
El IPCC también proyecta un aumento en la aridez y las condiciones que favorecen los incendios para mitad de siglo si se superan los dos grados de aumento de temperatura. Este escenario es muy probable si se mantiene el ritmo actual de emisiones de dióxido de carbono y otros gases contaminantes. De hecho, el informe plantea cinco escenarios según aumenten, se mantengan o se reduzcan estas emisiones, y de ellos en cuatro se superan los dos grados de aquí a 2050.
Precisamente durante estas semanas en buena parte del Mediterráneo el fuego, desencadenado tras una ola de calor histórica, ha quemado miles de hectáreas y acabado con la vida de una decena de personas. En Grecia los incendios, activos desde hace una semana, han obligado a desalojar a miles de personas de sus casas en la isla de Evia, en las afueras de Atenas y en otros puntos del país.
La isla italiana de Sicilia ha declarado el estado de emergencia tras enfrentarse a más de 50 incendios el pasado fin de semana, una situación que podría empeorar por una ola de calor que hará subir los termómetros hasta los 45 grados en los próximos días.
Estas olas de calor serán más habituales si sigue subiendo la temperatura global, lo que supondrá un difícil reto para "la agricultura, los bosques, los sistemas hídricos, la salud y los ecosistemas".
Los "umbrales críticos" para ecosistemas y humanos se superarán si la temperatura sobrepasa los dos grados. En el norte de Europa serán más habituales inundaciones como las que provocaron más de 180 muertos en Alemania y otros países hace menos de un mes. También se espera un aumento de las tormentas y de las sequías.
El retroceso de glaciares y la desaparición de la nieve en las montañas, que ya se observa desde hace años, seguirá empeorando en el futuro en la mayoría de escenarios previstos. El escenario más pesimista prevé que desaparezca toda la nieve en los Pirineos y en los Alpes franceses, lo que cambiará radicalmente toda la economía basada en el esquí y el turismo relacionado con la nieve.