El renacer de la FP: hacia un modelo renovado y "de primera"
- Docentes e investigadores analizan algunos puntos de la reforma prevista por el Gobierno y lanzan sus sugerencias
- El nuevo modelo prevé nuevos caminos formativos, colaboraciones con la universidad y un mayor vínculo con la empresa
Pocas cosas molestan más a un docente de Formación Profesional que constatar que hay quienes todavía infravaloran esa vertiente educativa desde la que imparten conocimientos que determinan el futuro laboral de miles de alumnos en España. Recientemente, María García-Saúco, premio a mejor docente de FP en 2018 y divulgadora, se dispuso a buscar en Google las palabras “FP España” y, por error, empezó a escribir el nombre del país con una separación (“FP es pa"). Las primeras sugerencias que le mostró el buscador fueron estas: “FP es para fracasados” y “FP es para tontos”.
“Es cierto que cada vez esta idea se aprecia menos, pero aún esta presente y a veces nos llegan alumnos un poco reticentes con la sensación de que valen menos. Sobre todo, alumnos que han intentado acceder a la universidad y han suspendido llegan con una especie de deshonra. Sin embargo, siempre terminan encantados porque se dan cuenta de que han tenido dos años de formación muy práctica y muy enfocada al ámbito laboral”, explica García-Saúco en una entrevista con RTVE.es.
Ella, como el resto de docentes y académicos consultados para este reportaje, se muestra convencida de que la Formación Profesional necesita “modernizarse” y lo que ahora espera es que la futura Ley de FP que prepara el Gobierno logre verdaderamente revitalizar estas enseñanzas para que dejen de ser una opción “de segunda”.
Una transformación que los docentes ven imprescindible
A lo que aspira la nueva Ley Orgánica de Ordenación e Integración de la Formación Profesional, que reemplaza a la ley orgánica de las Cualificaciones y de la Formación Profesional de 2002, es a alcanzar un modelo de Formación Profesional más flexible y completo, que contará con nuevos niveles formativos, creará lazos con la universidad y apostará por una mayor conexión con las empresas.
Ese sería, en la teoría, el camino hacia el que se dirige la FP para intentar extraer de sí misma un mayor potencial como vía formativa y conseguir adaptarse a los sonados retos del presente, teniendo en cuenta que solo un 12% de los jóvenes españoles está matriculado en FP, frente al 29% que registra la Unión Europea.
La demanda, por suerte, ya está creciendo: en el último curso ha habido 83.000 alumnos más, la mayor subida en una década. Ante esa realidad, el Ministerio de Educación y Formación Profesional ha tenido que tramitar recientemente unos créditos adicionales estimados en unos 15 millones de euros para crear más plazas de FP que se sumarán a las 200.000 que está previsto que se generen en cuatro años, en el marco del nuevo plan.
Mientras tanto, en Madrid, casi 25.000 jóvenes se han quedado sin plaza pública para cursar los estudios de FP que habían elegido este año, según cálculos de CC.OO, sindicato desde el que advierten que no aumentar la oferta en centros públicos perjudica especialmente a quienes no tienen posibilidad de pagar para formarse en un centro privado.
Pilar Martínez-Clares, Profesora Titular de la Universidad de Murcia, y Antonio Benito Echeverría Samanes, Catedrático Emérito de Universidad de Barcelona, llevan años inmersos en el estudio del modelo de Formación Profesional y han publicado de manera conjunta diversos artículos académicos que exploran las vías de mejora que se le abren en el presente a esta vía educativa. En opinión de ambos, son cuatro los pilares sobre los que debería apoyarse ese nuevo sistema:
"Necesitamos un sistema único, comprensivo de todos los subsistemas de FP, para propiciar el desarrollo permanente de las competencias profesionales. Este sistema ha de ser flexible, para responder con rapidez a las demandas de cualificaciones profesionales de las grandes transformaciones del siglo XXI. A su vez, ha de ser motivador, para incentivar cuantos procesos de aprendizaje permitan a las personas aprovechar y utilizar durante toda la vida cada oportunidad que encuentren de actualizar, profundizar y enriquecer su formación. Y además, ha de ser carácter integrador, para lograr la confluencia de intereses de los beneficiarios de la formación, de sus proveedores y de los agentes sociales que la promueven", defienden.
De momento, les resulta imposible pronosticar si esta será la esencia que caracterice a la futura FP o si los cambios previstos se traducirán en una auténtica revolución. De lo que sí se muestran seguros es de que "por primera vez en la historia de España" la Formación Profesional va a dejar de ser la “pariente pobre” del sistema: "Son muchos los intereses económicos en juego y no ha de olvidarse que pertenecemos a una Comunidad (UE), preocupada por el tema y que presiona a los Estados en la medida de lo posible, para que cumplan sus compromisos", responden dos los académicos.
Cinco caminos formativos y temarios actualizados
El texto del anteproyecto de ley, que aún está sujeto a cambios y cuyo trámite parlamentario se iniciará, previsiblemente, después del verano, contempla que se abran cinco caminos formativos, que irán desde la microformación a la especialización: A (Acreditación parcial de competencias), B (Certificado de Competencia Profesional), C (Certificado Profesional), D (Ciclos Formativos Básico, Medio y Superior) y E (Cursos de especialización).
Para Echeverría es especialmente positiva la "potenciación de la configuración modular y flexible de la formación", con el fin de que las personas "puedan situarse en diferentes trayectorias de aprendizaje, facilitando entradas y salidas en el 'viaje' de la formación a lo largo de la vida, que cada vez van a ser más frecuentes”.
Tanto o más importante, según varios docentes de FP consultados, es actualizar los temarios para que se ajusten a los perfiles que buscan las empresas, disponer de un equipo docente que esté muy al día y que, preferiblemente, esté vinculado al sector profesional sobre el que imparte clase, y crear un ecosistema de investigación sobre FP en España.
Fundamental: mejorar la orientación profesional
También es crucial, dicen los expertos, apostar por una formación continua y completa del profesorado, actualizar, como está previsto, las cualificaciones profesionales existentes y aumentar el número de trabajadores formados en España, donde la mitad de su población activa (11 millones) no puede acreditar sus competencias profesionales.
Mención aparte merece una petición común que tiene que ver con acompañar cualquier reforma de un compromiso por darle a la FP el peso que merece a nivel institucional y establecer un sistema integrado de orientación profesional que presente esta vía en las aulas de Secundaria y Bachillerato como una opción valiosa. Solo así se podrá erradicar por completo la idea de que esta rama deben cursarla aquellos alumnos con rendimiento académico bajo.
Además, ayudará a aumentar las tasas de matriculación e impedirá que haya jóvenes que terminen cursando unos estudios que no les motivan solo por desconocimiento o por presión familiar, como actualmente ocurre con bastante frecuencia.
“Mis mismos profesores y las orientadoras en 4º de ESO me daban razones para que no entrara en la FP“
Alba, una joven de 19 años que estudia actualmente un grado superior de Integración social en Granada, confirma esto último. Ella, que al terminar la ESO decidió no cursar el Bachiller para estudiar un grado medio de atención a personas en situación de dependencia, asegura que recibió mucha presión en su entorno para que continuara por la vía que define como "normativa".
"Incluso mis mismos profesores y las orientadoras en 4º de ESO recuerdo que me daban razones para que no entrara en la FP", explica Alba, que fue "la única" de su promoción que optó por la Formación Profesional mientras veía cómo muchos compañeros ni se lo planteaban o seguían, sin más, los consejos de sus padres o profesores.
Ahora, a punto de conseguir su segundo título y pensando en acceder por último a la universidad, se alegra de haber desoído aquellas recomendaciones y de haber optado por una formación "más específica" que, en un momento poco favorable para su generación, le hace sentir que tiene algunas "puertas abiertas".
La FP Dual y sus retos
Precisamente, una de las grandes apuestas de la futura reforma tiene que ver con reforzar del vínculo entre el alumnado y las empresas, algo que se garantizaría a través de la FP Dual, un modelo a través del cual toda formación recibida en el centro educativo siempre se combinaría con la actividad práctica en un centro de trabajo.
Para García-Saúco esta propuesta puede ser un “gran éxito” si logra estar bien gestionada, pero advierte de que requerirá de un gran esfuerzo por parte de instituciones, empresas, profesorado y alumnado para que la “maquinaria” funcione. La coordinación tendría que ser óptima para evitar desajustes en los contenidos y, por tanto, desmotivación en los estudiantes.
Otro peligro que conviene evitar, señalan otros docentes, es que los estudiantes pasen más tiempo en las empresas sin que haya una correcta supervisión que garantice que la formación recibida es de calidad: "La mayoría de empresas se preocupan, pero hay otras muy piratas que explotan a los alumnos (...) De nada sirve la Formación Dual si la convierten en mano de obra barata", comenta Juan Pablo, docente del área de Audiovisuales en un centro de FP público de la Comunidad de Madrid.
Él, de partida, se muestra escéptico con la reforma porque lleva una década escuchando que dicha modernización se va a llevar a cabo y "nunca termina de suceder". No obstante, reivindica, como el resto, la necesidad de una mejora y sugiere invertir más en los centros públicos:
"El primer problema que tenemos es la masificación del aula en la pública. Antes de la COVID teníamos más de 30 alumnos por módulo. Es una barbaridad y me parece muchas veces una desventaja respecto a la privada, donde sí pueden hacer grupos de 15 o 20 alumnos. Antes de preocuparse por la FP Dual y este tipo de cosas, que están muy bien, hay que ver también que muchas instalaciones en la FP pública están abandonadas de la mano de Dios. No hay que empezar la casa por el tejado. Para mandar a los estudiantes a las empresas tienen que ir bien preparados", opina Juan Pablo.
Martínez-Clares y Echeverría ven con buenos ojos que la FP Dual quede regulada por primera vez en una Ley Orgánica, si bien dudan de la pretensión de que toda la Formación Profesional sea dual, "cuando ni siquiera lo es en Alemania, cuna del modelo", y de la eficacia de establecer dos regímenes diferentes.
En el 'avanzado', como explican, la empresa asume hasta el 40% de los módulos del currículo y en el 'general', el 20%. En este último no existirá relación contractual ni remuneración, mientras que el primero sí se firmaría un contrato y se fijaría una retribución en relación al salario mínimo interprofesional o al convenio sectorial, con su correspondiente cotización a la Seguridad Social.
Respecto al hecho de que los aprendices reciban un salario, la Fundación Bertelsmann ha publicado recientemente una guía informativa en la que se defiende la remuneración como una "herramienta clave" para garantizar la calidad del modelo."Además de impulsar la motivación de los estudiantes, reducir el abandono y aumentar el compromiso por parte de la empresa y del aprendiz; la remuneración es un parámetro para garantizar la calidad en los estudios de FP Dual, siguiendo el modelo de éxito en países como Alemania, Austria o Suiza", sostienen desde dicha fundación, una de las grandes defensoras de este modelo en España.
Pasarela entre FP y universidades: enriquecimiento mutuo
Entre los puntos estrella de la futura ley se encuentra también el que pasa por tender puentes entre la FP y la universidad, de manera que los alumnos de Formación Profesional puedan cursar asignaturas en la universidad y viceversa.
García-Saúco, que actualmente imparte clases de grado medio y grado superior en las ramas de Administración y Finanzas en un centro concertado de la Comunidad de Madrid, cree que establecer dicha conexión con las universidades “enriquecería” mucho a los alumnos de los distintos centros.
“La FP debe verse como una vía de ida y vuelta a la universidad“
“La FP debe verse como una vía de ida y vuelta a la universidad porque muchos alumnos acaban yendo a la universidad después y otros muchos vienen de ella, ya sea con grados terminados o sin terminar. Nos podemos enriquecer tanto los unos como los otros y, además, cuando has pasado por ambos sitios tienes una mayor perspectiva en la cabeza. Al final, se trata de especializarse para la profesión a la que vas a dedicarte a trabajar en la vida. Lo que cuenta es la finalidad”, sostiene García-Saúco.
En este sentido, la reforma, como apuntan Martínez-Clares y Echeverría, acoge también algunas cuestiones que tratan acertadamente de dar respuesta al derecho a la educación permanente: "Una es el reconocimiento mutuo de créditos, para facilitar el establecimiento de itinerarios formativos que reconozcan la formación previamente adquirida en ambas enseñanzas. La otra es el impulso de nuevos modelos de colaboración, desarrollo de proyectos compartidos y préstamo de espacios para generar transferencia de conocimiento y experiencia, crear innovación y optimizar recursos.
¿Másteres en FP?
Más dudas genera en el sector la figura de los másteres de FP (atribuida al nivel E en el anteproyecto), que tendrían una duración menor que los universitarios, unos seis meses, e igualarían su rango a los que se estudian tras finalizar un grado en la universidad. Estos estudios estarían muy ligados a los nuevos perfiles profesionales que demanda el mercado laboral, como el mantenimiento de vehículos híbridos eléctricos, la especialización en videojuegos, en redes 5G o la intelegencia artificial.
“Me da la impresión de que la Ley se ha visto contaminada por el virus del momento, que no es solo la Covid-19. Me refiero a la 'mastermanía' y 'postgraduitis'”, comenta Echeverría, a quien la aplicación del texto legal a la realidad le provoca "bastantes" dudas
Martínez-Clares también plantea: "Es una mera cuestión terminológica, pero, ¿qué sentido tiene denominar de igual forma a los que venimos impartiendo en la Universidad y los que promueve la Ley?".
Apostar por las ‘soft skills’ y los idiomas
Respecto a los contenidos, algo que los profesores de diferentes centros de FP defienden promover son las llamadas ‘soft skills’, una expresión que alude a todas esas competencias que a menudo no se enseñan de manera directa y que pueden ayudar a los estudiantes a ser mejores profesionales, como el trabajo en equipo, la gestión del tiempo, la resolución de conflictos interpersonales, la productividad o la planificación.
Esto ha de sumarse, creen, a un necesario refuerzo de los idiomas que ya incluye el texto de la futura ley, donde se habla concretamente de la incorporación del bilingüismo y de la formación en lenguas extranjeras.