40 grados entre plásticos y sin agua, la ola de calor en los asentamientos de Huelva
- Más de un centenar de migrantes se enfrentan a las altas temperaturas en condiciones de extrema pobreza
- Si el calor resulta insostenible en muchos puntos de España en estos días, en viviendas de cartón, pales y plástico es insoportable
Fátima nos recibe en un asentamiento chabolista en Palos de la Frontera, en Huelva. Hasta aquí llegó hace seis meses, dejando a sus dos hijas en Marruecos, para trabajar en el campo. Vive en una infravivienda negra de plástico y cartón, un entorno complicado para pasar los más de 40 grados que se han alcanzado en los últimos días. " Falta agua, no hay luz, no hay frigoríficos ni agua fría, no hay nada, faltan muchas cosas para poder hacer frente a este calor", asegura Fátima.
Aquí el agua es un recurso escaso, pero más necesario que nunca para hacer frente a las altas temperaturas. Sin embargo, conseguirla no es tarea fácil. " El agua la traemos con garrafas, pero no hay cerca, tenemos hacer varios kilómetros cada día con la bicicleta para traernos varios litros, hace mucho calor y es muy duro", nos cuenta.
Otro de los problemas que encuentran los migrantes para aguantar el calor es no tener un lugar donde resguardarse. En el interior de las chabolas se pueden llegar a alcanzar más de 50 grados estos días, por lo que estar dentro de ellas es casi imposible. "A las ocho de la mañana ya tenemos que estar fuera de la chabola, no se puede estar dentro, te asfixias", nos cuenta Diarrá, otro de los migrantes que malvive en este campo.
Sin agua, sin luz y sin apenas recursos combaten el calor estos migrantes en los campamentos de chabolas de Huelva. Unas condiciones de vida que recuerdan a las zonas más desfavorecidas del continente africano pero que también ocurren a este lado del Estrecho.
Asentamientos chabolistas en Huelva
En Huelva hasta una treinta de asentamientos chabolistas acogen hasta 4.000 personas en plena temporada de los frutos rojos. Tras el fin de la campaña agrícola, la mayoría de ellos se desplazan a otras provincias a trabajar. Sin embargo, más de un centenar permanecen en estos campos durante todo el año en condiciones de miseria, un problema que lleva presente en esta provincia andaluza desde hace más de 25 años.