El antes y el después bajo el régimen talibán: combatientes armados y calles sin mujeres
- Kabul ha comenzado este lunes una nueva era, con sus ciudadanos intentando continuar con sus vidas bajo el régimen
- Sin embargo, la ciudad estaba casi vacía de mujeres, que se han quedado en casa por temor
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Tras la caída de Afganistán en manos de los talibanes, Kabul ha comenzado este lunes una nueva era, con sus ciudadanos intentando continuar con sus vidas bajo el nuevo régimen mientras los insurgentes patrullan una ciudad sin mujeres a la vista.
Pese a la captura de la capital afgana por parte de los talibanes, la bandera nacional más grande del país, símbolo de orgullo para la nación que se levantó en las últimas dos décadas, continua izada en la cima Wazir Akbar Khan, como cualquier otro día.
Asimismo, a diferencia del domingo, cuando Kabul fue testigo de disparos constantes, algunos saqueos, focos de violencia y con las autoridades afganas pidiendo a todos los funcionarios que abandonen sus puestos de trabajo y se vayan a sus hogares, este lunes la ciudad ha amanecido en silencio, mientras combatientes talibanes patrullan armados la ciudad en vehículos militares o permanecen en puestos de control.
Sin mujeres y con velo
Sin embargo, la principal diferencia del Kabul de los talibanes es que este lunes la ciudad estaba casi vacía de mujeres, particularmente empleadas de oficinas y estudiantes universitarias que se han quedado en casa por temor al regreso del régimen talibán, recordado por la brutalidad de sus castigos y la opresión de las mujeres, que además deben respetar unas estrictas normas de vestimenta.
Ejemplo de ello es la corresponsal occidental de la CNN Clarissa Ward, que ha comenzado a informar más tapada de lo habitual por seguridad. Ante esto, las redes se han inundado de imágenes en las que puede compararse que ha pasado de informar en la cadena estadounidense con ropa de color, manga corta y el pelo al aire, a hacerlo de negro y con un abaya que le cubre todo el cuerpo, solo dejando a la vista la cara.
A pesar de esto, la propia Ward ha matizado que en la primera foto está dentro de un recinto privado, mientras que en la segunda está en las calles de los talibanes en Kabul. "Siempre usé un pañuelo en la cabeza en la calle anteriormente, aunque no con el pelo completamente cubierto y abaya. Así que hay una diferencia, pero no tan marcada".
En una de sus últimas crónicas sobre la situación en Kabul narra cómo los combatientes controlan la ciudad o cómo los hombres le piden que se mantenga a un lado "porque soy una mujer". Otros, en cambio, no han dudado en acercarse a la periodista para invitar a los estadounidenses a marcharse del país o celebrar los cambios.
La toma de poder de los talibanes en Afganistán la sufren ya las mujeres en localidades conquistadas por la insurgencia, obligadas a dejar sus trabajos y someterse a los hombres. Asociaciones de todo el mundo denuncian la situación de desamparo en que quedan ahora las afganas.
Ejemplo de ello es Hamida, que representa casi todo lo que los talibanes quieren destruir. Es una mujer con estudios, todavía soltera a los 24 años y, además, presentadora de televisión con el rostro descubierto. "Tenemos miedo de que nos echen y perder los derechos que habíamos conseguido", dice la joven.
"Espero que los talibanes permitan que las mujeres trabajen, asistan a la universidad y no les impongan el burka", ha dicho a Efe Hamida, una mujer de 40 años, que ha salido de casa solo para ir al hospital, cubierta con un velo negro que dejaba ver solo sus ojos.
Los talibanes han asegurado en varias ocasiones a los ciudadanos de Kabul que sus combatientes no dañarán a nadie, que no tomarán venganza, y que todos han sido "perdonados".
Además han asegurado que mantendrán los derechos alcanzados por las mujeres en las últimas dos décadas, y cuya pérdida representaría uno de los peores retrocesos para este país. Pero muchas mujeres, entre ellas artistas, políticas y activistas afganas, no se fían.
"Todavía no puedo creer que esto haya sucedido (...) Por favor, rezad por nosotros. Se lo vuelvo a pedir: gente de este gran mundo, por favor, no se queden callados, vienen a matarnos", decía entre lágrimas la cineasta afgana Sahraa Karimi, en un mensaje en vídeo.
En silencio y sin violencia
Aunque la mayoría de las tiendas y comercios continúan cerrados, los propietarios de pequeñas tiendas han empezado a abrir este lunes con la esperanza de que, quizá, lo peor ya ha pasado.
"Me alegra que Kabul haya superado un día difícil, tenía miedo de que hubiera enfrentamientos y mucho derramamiento de sangre cuando los talibanes intentaran capturar la ciudad, pero gracias a Dios, fue en su mayor parte pacífico", ha dicho a Efe Dawood Raufi, otro residente de la ciudad de Kabul.
Los talibanes tomaron el domingo por la tarde el control de Kabul después de que sus combatientes entraran en la capital sin encontrar resistencia, con casi todas las provincias bajo su control, y la huida del presidente afgano, Ashraf Ghani. Además, en un comunicado pidieron a sus combatientes "no luchar en Kabul".
"Espero no escuchar disparos después de esto, y que los talibanes aseguren completamente la ciudad", ha dicho Raufi al tiempo que afirmaba que hasta ahora los talibanes han sido amables con los ciudadanos.
Este silencio contrasta, no obstante, con el caos del aeropuerto de la capital, donde miles de afganos han intentado huir del país en los aviones que evacúan a los ciudadanos extranjeros. Según medios y agencias, varias personas han muerto en el aeródromo, aunque se desconoce si ha sido por disparos o en las estampidas que se han producido.
La radio continúa sonando
Kabul ha sido por años insegura, especialmente en el último año, con explosiones casi a diario y asesinatos selectivos. Los talibanes "estamos aquí por la seguridad de la gente para evitar saqueos", ha dicho a Efe Ajmal, un combatiente que patrulla las calles, y que como muchos otros es reconocible por su tradicional barba, cabello largo y pakol, el sombrero tradicional afgano.
Mismo mensaje han querido transmitir en la CNN, donde a la corresponsal los talibanes han asegurado que "todo está bajo control" y "nadie debería preocuparse".
Mientras tanto, por la mañana las emisoras de radio, uno de los principales logros de los afganos y que temen perder con el regreso de los talibanes, aún transmitían sus programas con normalidad, y el canal de deportes de la televisión estatal transmitía críquet y fútbol.
El canal de noticias afgano Tolo ha asegurado además que los talibanes entraron en su sede en Kabul, "revisaron las armas del personal de seguridad, recogieron las armas que fueron entregadas por el Gobierno, y acordaron mantener el recinto a salvo".
El tricolor afgano sigue izado
Por otro lado, cientos de banderas afganas, que el gobierno colgó en los postes de las calles para celebrar el Día de la Bandera hace semanas, siguen colgadas en la ciudad, sin que se sepa qué harán los talibanes en los próximos días. "Hoy por la mañana cuando me desperté, lo primero que hice fue subir a la azotea para comprobar si la bandera nacional tricolor sigue ondeando o si la habían bajado los talibanes", ha contado a la agencia Efe Sabir Malik.
El gesto de la tricolor afgana ondeando es importante para los afganos, después de que en gran parte del país los talibanes arriaran el pabellón nacional para izar en su lugar la bandera blanca inscrita con el Shahada, que ha representado a los talibanes y su Emirato Islámico.
"La bandera ha sido el símbolo de identidad para los afganos durante las últimas dos décadas, espero que los talibanes no la cambien y bajen esta bandera, millones de afganos la aman de corazón", ha dicho conmovido.