'Descarrilados', el alocado viaje en Interrail de Julián López, Ernesto Sevilla y Arturo Valls
- Hablamos con los tres, con Dafne Fernández, y con el director, Fernando García-Ruiz
- Una divertida comedia que se estrena este viernes, 20 de agosto
Hace 20 años cuatro amigos veinteañeros hicieron un viaje en interrail que acabó como el rosario de la Aurora y puso fin a su amistad. Ahora, la muerte de uno de ellos hace que los tres sobrevivientes se reúnan e intenten acabar aquel viaje, porque el fallecido les promete un montón de dinero si lo hacen. Ese es el arranque de Descarrilados, una comedia que, protagonizada por los cuarentones Julián López, Ernesto Sevilla y Arturo Valls, se convertirá en una auténtica locura. Se estrena en cines este viernes, 20 de agosto.
Su director, el debutante Fernando García-Ruiz (Como yo te amo), nos comenta cómo nació la historia: "La película surge de un viaje en Interrail que hice cuando tenía 20 años, que era cuando tocaba hacerlo. Tengo unos recuerdos maravillosos y para mí fue uno de los mejores veranos de mi vida. Cuando empezaron a surgir ideas para la película pensamos que hacer un Interrail de cuarentones podía dar mucho juego, porque cuando ves a una persona más mayor en un entorno de adolescentes y ves que piensa que está integrado, aunque parezca un pez fuera del agua, me parece divertidísimo”.
Unos personajes tan entrañables como divertidos a los que dan vida ese estupendo trío de cómicos: "Ese era uno de mis temores, debutar como director con estos monstruos del humor -confiesa Fernando-. Pero fueron maravillosos y me lo pusieron muy fácil. Uno de mis retos era dejarles fluir porque, a pesar de que tuviéramos nuestro guion y nuestra planificación, surgían chascarrillos constantemente. Ha sido un rodaje muy divertido.
Destacar también el guion de David Marqués, responsable del de Campeones (Javier Fesser, 2019). “David es un fenómeno escribiendo. Con las premisas que le fuimos dando, tenía muy claro qué queríamos: Una película muy visual, con mucho ritmo y donde no paran de suceder cosas. Entendió eso a la primera y yo ya me partía de risa con las primeras versiones del guion. Es un fenómeno haciendo diálogos, algo que a mí me parece complicadísimo. Superó las expectativas que teníamos”.
Viajar por toda Europa sin moverse de Bilbao
La película se rodó en agosto y septiembre de 2021, principalmente en Bilbao y Madrid: “Fue muy complejo por el tema del coronavirus -confiesa Fernando-, ya que es una película de viajes y no podíamos viajar. Tuvimos que recrear un montón de países sin poder visitarlos. Además de que había trenes llenos de gente, grandes fiestas…”.
“Cambiamos constantemente de localizaciones -añade-, y por eso hemos tenido que recurrir a la postproducción, a los fondos generados por ordenador… Mandamos un equipo a rodar fondos por toda Europa para luego poder integrar a los personajes. También hemos recreado calles de Praga en Bilbao, parajes de Rumanía en Aranjuez… Ha sido complejo, pero logramos crear esa sensación de viaje. Y todo gracias a que he tenido un gran equipo”.
En cuanto al humor de la películaFernando confiesa que: “A mí me encanta el humor visual. Vengo de la publicidad y tengo muchos referentes a nivel visual, como los Coen, con ese tipo de personajes y ese humor absurdo llevado al extremo de una forma muy visual. Resacón en las Vegas también es un referente muy importante… Lo que hemos buscado es hacer una película con mucho ritmo y en la que no paren de pasar cosas y esperemos que gusten”.
"Creo que es un buen momento para disfrutar del cine, desconectar de los problemas y viajar por Europa, ahora que es tan complicado. Y, sobre todo, queremos entretener a la gente" -concluye el director-.
Julián López: "Roge es infeliz porque su familia pasa de él"
Julián Lopéz nos presenta a roge, su personaje: "Son tres especímenes con personalidades muy marcadas -nos comenta el actor, pero lo que les une a los tres es que, en el fondo, son unos perdedores que no tienen rumbo fijo en su vida. Quizá el único que tiene algo de rumbo, o eso cree él, sea mi personaje, Roge, porque está casado y tiene hijos. Pero es infeliz porque su mujer pasa de él y sus hijos no le tienen el cariño que cree que deberían tenerle. Creo que por eso Roge, más allá de consegiur el dinero, lo que quiere es buscar nuevas experiencias en su vida; y si se tiene que juntar con estos dos, con los que dejó de hablarse hace 20 años... pues a ver qué pasa".
"De hecho -continúa el actor-, durante el viaje se transforma un poquito porque descubre que la vida también son otras cosas y no lo que tiene. Ahí se ve que es un tipo muy triste por dentro y ese viaje en Interrail, con esos amigos, le transformará. Al final cada uno encontrará un poco su sitio, sin desvelar lo que ocurre. Uno de los mensajes de la película es que hay que dejarse llevar, nunca sabes lo que te va a deparar la vida. A veces nos creemos que ya tienes la vida arreglada cuando te casas y tienes hiojs pero a lo mejor no es así. Todos conocemos muchos casos de matrimonios fellices que no lo son tantos. Hay que dejarse llevar un poco por la vida y así seremos más felices".
En cuanto a por qué decidió hacer Descarrilados, Julián confiesa que: "De las últimas películas que he rodado era la que tenía el guion más gamberro, más loco... y en el que pasaban más cosas. Me apetecía trabajar en algo así y además con amigos como Ernesto y Arturo con los que llevo trabajando tantos años, sobre todo con Ernesto. Sabíamos que nos lo íbamos a pasar muy bien y que íbamos a rodar una comedia muy gamberra y muy loca, lo que viene muy bien de vez en cuando, eso de desparramar delante de las cámaras e incluso fuera de ellas. Lo único malo fue que, con la pandemia, se fastidió lo de viajar por Europa de verdad, aunque pudimos hacerlo por el País Vasco que es una maravilla. El ambiente fue fenomenal y nos lo pasamos bomba".
Julián y Ernesto son amigos desde hace muchísimos años: "Antes de trabajar en La Hora Chanante, Ernesto y yo compartimos universidad, juergas, íbamos al cine... Fue una amistad que luego se convirtió también en una relación laboral, lo que no es muy habitual. A medida que pasan los años te profesionalizas, pero cuando empezamos en La Hora Chanante estábamos en ese punto de amiguismo, juventud y gamberrismo que fue genial. Ahora somos más profesionales. Nos conocemos desde hace 25 años y hemos pasado por muchos estados personales y profesionales. Lo curioso es que ambos debutamos en el cine con Pagafantas (Borja Cobeaga, 2009) y ahora también hemos hecho juntos la última, como cerrando un círculo".
Julián está de acuerdo en la influencia de Resacón en las Vegas en la película: "Es un referente claro. Todos tenemos referentes y gente de la que nos hemos empapado. Y esto en cuanto a comedia loca, tronchante, con tres amigos que no sabes por donde te van a a salir, por supuesto que tiene mucha conexión con Resacón,sobre todo desde el punto de vista de comedia decacharrante y muy gamberra. Incluso es como un espejo en el que nos podemos mirar muchos españoles que viajamos por ahí y nos creemos que lo nuestro es lo mejor y el resto del mundo hace las cosas peor que nosotros, hablan raro y tienen costumbres raras. Por eso viene muy bien esta película, porque aunque en algunos momentos la imagen esté muy distorsionada, en otros no lo es tanto y está bien vernos desde fuera".
En cuanto al Interrail, Julián nos comenta: "No hice el Interrail porque no tuve ocasión, pero me hubiera encantado porque cuando tienes 20 años lo quieres hacer todo. Creo que hubiera sido la bomba. Pero me quedo con que lo he hecho en la ficción, que es una forma distinta de hacerlo".
Ernesto Sevilla: "Pepo ni ha intentado ni quiere madurar”
De los tres protagonistas, Pepo (Ernesto Sevilla) es el más descerebrado: “Ninguno de los tres ha intentado madurar, pero es que Pepe ni quiere, ni sabe, ni se da cuenta. Se quedó completamente estancado en su adolescencia y probablemente incluso tenga un problema mental de algún tipo. Es el más especial de los tres y está hablando sin sentido todo el rato”.
En cuanto a por qué decide hacer este viaje, Ernesto nos cuenta: “Creo que conserva esa inocencia de la juventud y que realmente le hace ilusión hacer un viaje con sus amigos”.
El personaje de Ernesto nos recuerda un poco al del mítico John Belushi: “Incluso me puse un poco regordete, como estaba él -asegura-. El humor de la película es muy gamberro, como el de Desmadre a la americana, muy para gente joven, aunque al final le hace gracia a todo el mundo”.
Ernesto Sevilla confiesa que el rodaje fue tan divertido como la propia película. Y por eso le preguntamos cómo es posible que los numerosos extras aguantasen la risa: “Pues a veces no se aguantababan y se reían, por lo que tuvimos que repetir alguna escena. Pero también es genial porque es lo más parecido a actuar con público. Y si ves que se ríen en alguna escena piensas: “pues mira, esto fundiona” Está bien rodar con figurantes”.
“A veces había que repetir porque se reían los figurantes, pero otras también porque, de repente, pasaba alguien con mascarilla. Sobre todo cuando estabas en exteriores” -interrumpe Julián Reyes-.
Ernesto Sevilla no hizo el Interrail pero recuerda con cariño otro viaje: “El viaje de fin de curso, cuando terminamos el instituto, que me fui a Italia y que fue acojonante. Precisamente por eso no puedo contarlo”.
Arturo Valls: “Para el personaje de Costa me he inspirado en Enrique Ponce”
Arturo Valls interpreta a Costa: “Es el que menos quiere darse cuenta de la realidad, porque cree que puede seguir ligando como antes, bailar como bailaba... Un poco como en el personaje real que me ha inspirado para el papel: Enrique Ponce, que está ahí con esos veinteañeros, con esos amigos de su nueva novia… como si viviera una segunda juventud. Recuerdo esos graciosos videos que se hicieron virales de Ponce, un señor con unas maneras de bailar un poco más rancias, como las de Costa, que quiere relacionarse con unos jóvenes que no entienden esos códigos”.
En cuanto al humor de la película, asegura que: “Lo primero que nos viene a la cabeza es Resacón en las Vegas, una película de juerga, de amigotes, de situaciones disparatadas. Hay una escena de humor absurdo que a mí me encanta que es cuando entramos de espaldas a la Catedral (para no pagar), que es puro Monthy Phyton. También tiene mucho costumbrismo, humor negro… y tira de estereotipos y clichés. Pero sí, es una peli muy ‘resacosa’. Pero no te deja dolor de cabeza”.
Arturo no hizo el Interrail en su juventud, pero sí viajes inolvidables: “Me quedé con las ganas, pero si hice sucedáneos: viajes de veinteañero con mochila y poca pasta, pero muchas ganas de juerga. Y son los viajes que más te marcan. Viajes de descubrir cosas, de experimentar… lo malo es que luego a veces no te acuerdas de lo que pasó” (ríe).
En cuanto a sí se ven dentro de veinte años haciendo una secuela de la película, Arturo confiesa que: “Estaría guai, porque si es gracioso ver a cuarentones como nosotros haciendo un Interrail, imagínate con sesenta y tantos. La diferencia generacional sería mucho mayor. Pero si la película funciona bien en taquilla igual no tenemos que esperar tanto para una segunda parte”.
Dafne Fernández: “Mi personaje aporta un poco de sentido común”
Entre estos tres descerebrados destaca el personaje de Lisa, al que interpreta Dafne Fernández: “Mi personaje aporta un poco de sentido común, de sensatez. Les ayudo a que no se pierdan por el camino y los cuido hasta el final. Cuido de todos y de todo”.
“Es como la vida misma, al final las mujeres somos el cerebro -añade-. También aporto un poquito de picante, porque hay sexo en esta película, aunque sea una comedia”.
Preguntamos a Dafne cómo ha sido trabajar rodeada de cómicos: “No he intentado ser graciosa porque sabía que tenía las de perder. Yo pensaba que me lo iba a pasar superbién en el rodaje, pero, además, me he llevado la grata sorpresa de descubrir que tienen un talento increíble para la interpretación y he aprendido muchísimo de ellos”.
En cuanto a lo de no poder rodar en los países en los que transcurre la película, debido al coronavirus, Dafne confiesa que: “¡Ha sido una putada! Creo que todos cogimos la película porque pensábamos que íbamos a poder viajar a París, Croacia, Roma, Praga… y al final casi no nos movimos de Bilbao. Pero comimos muy bien...”