Luna Blanca, la ONG que ayuda a menores que huyen de las devoluciones en Ceuta: "A veces nos quedamos sin comida"
- Antes de la crisis migratoria, los voluntarios solían atender a unas 120 familias al día y ahora alimentan a unas 1.300 personas
- Esta semana, atienden a menores que se han fugado de los centros de acogida con el propósito de llegar a la Península
Cada día, desde las 13:30 horas, centenares de personas acuden a la sede de la ONG Luna Blanca, ubicada en los bajos de la mezquita de Sidi Embarek, en Ceuta, para recoger un plato de comida caliente. A las familias que habitualmente se unen a esa cola se han sumado esta semana algunos menores marroquíes que han huido de algún centro de acogida temporal ante el temor de ser devueltos a su país.
"Su única meta es cruzar el Estrecho y dentro del centro de menores no cuentan con todas las posibilidades, según ellos, de poder hacerlo", cuenta a RTVE Mustafa Abdelkader, responsable de esa ONG que ha pasado de alimentar a unas 120 familias al día antes de la crisis migratoria de mayo a atender a más 1.300 personas a día de hoy.
Los voluntarios están desbordados; no dan abasto para gararantizar que haya alimentos suficientes para todos los demandantes ni para peparar las bolsas con comida que después reparten entre quienes no tienen otra opción para alimentarse. En la última semana, son muchos los menores que han vuelto a las calles tras huir de sus centros de acogida por miedo a ser repatriados a Marruecos, y esto ha obligado a Luna Blanca a intensificar los esfuerzos para que ninguno de esos niños y adolescentes pase hambre.
"Ceuta destaca por mezclar varias culturas, y desde la crisis de mayo ha aumentado la solidaridad, los Ceutíes llevamos esta solidaridad en la sangre. Aunque la gente está cansada al no ver solución, nosotros seguimos", dice Abdelkader.
"A veces nos quedamos sin comida que dar"
Con el paso de los años, la ONG ha logrado tener una cocina lo suficientemente grande para elaborar todos los menús que solicitan las familias más vulnerables, pero lo que falta, dicen, son recursos económicos y productos: "A veces nos quedamos sin comida que dar, aunque, por suerte, colaboran con nosotros algunas grandes superficies", explican.
La situación en estos momentos es "bastante triste" a ojos de quienes impulsan Luna Blanca porque están constantando, cuentan, la difícil encrucijada en la que se encuentran cada día más personas en Ceuta.
En el caso de los menores no acompañados, esto es especialmente dramático. Algunos de ellos se esconden en el bosque, en los acantilados que dan al Mediterráneo o en las escolleras; otros están viviendo en el cementerio o en el puerto, donde sienten que están un paso más cerca de los barcos que podrían llevarlos a la Península.
Descartan volver a los centros de acogida
Hamed, un niño de solo 12 años que pasó tres en la calle, cuando vivía en Marruecos, asegura a RNE que hará "todo lo posible" para salir de Ceuta e irse a la Península. Si lo consigue, cree, su vida está "asegurada".
Tales son las ganas de Hamed de permanecer lejos de la miseria que vivió en Marruecos que no tiene miedo a emprender un camino solo. Tampoco se lo piensan otros menores que se encuentran en su misma situación porque, a pesar de que no han vuelto a saber de muchos amigos que huyeron, sí reciben algunas buenas noticias por parte de otros. Uno les ha contado que pudo llegar en camión a la Península y otro les dice que ya se encuentra en Málaga.
"¿Por qué os fuisteis vosotros del centro", pregunta TVE a otro grupo de adolescentes que acude a Luna Blanca para poder alimentarse. "Para que no nos devuelvan", responden tajantemente ellos, quienes se escaparon del polideportivo Santa Amelia con el propósito de salir de la ciudad autónoma.
En ese espacio, habilitado temporalmente como lugar de acogida, había unos 200 menores cuando comenzaron las repatriaciones y ahora la mayoría, dicen estos chicos, han huido.
Volver a esas instalaciones no es una opción para ellos mientras exista la posibilidad de tener que volver por obligación a su país de origen.
El pasado viernes, 36 organizaciones de migrantes y antirracistas pidieron la dimisión del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, por las repatriaciones a Marruecos de los menores no acompañados que llevan en Ceuta desde mayo.
En un comunicado de este viernes, exigieron la derogación del acuerdo entre España y Marruecos sobre la prevención de la emigración ilegal, una normativa que afecta a menores no acompañados y que recoge la protección estatal de los derechos de la infancia migrante.