Refugiados afganos: desde el infierno talibán a la incertidumbre del asilo en España y la Unión Europea
- Interior trata de resolver las peticiones de asilo de forma urgente, mientras los solicitantes son derivados a centros de acogida
- Desde Cruz Roja aseguran que los evacuados afganos cada vez llegan "más angustiados"
La historia de los refugiados afganos no termina con la salida del infierno en el que los talibanes han convertido el aeropuerto de Kabul. A la base aérea de Torrejón de Ardoz han llegado ya 1.254 personas evacuadas por las Fuerzas Armadas españolas desde Afganistán. Una vez pisan territorio seguro comienzan con el complicado trámite de asimilar la dura experiencia y legalizar su nueva situación.
Al bajar del avión son recibidos por voluntarios y efectivos del ejército y de entidades especializadas en la acogida, el acompañamiento y la integración. “Cuando bajan del avión se les evalúa y se les asesora jurídicamente y, sobre todo, psicológicamente”, explican desde Accem, una de las ONG encargadas de la primera atención. "Cada vez llegan más angustiados", comenta Cristina Domínguez, técnica del Programa de Personas Refugiadas de Cruz Roja, entrevistada en RNE.
“En los primeros vuelos había cierto margen, pero según se acerca la fecha límite cunde más la angustia. Nos preguntan qué va a pasar, si tenemos información nueva. Están muy afectados. A la vez aliviados y agradecidos, pero muy preocupados por todo lo que dejan atrás”, explica. Los niños, añade, llegan cansados pero se recuperan enseguida: “Beben, descansan y se van a la zona de juegos. Se olvidan de la pesadilla que llevan viviendo hace más de una semana”. Domínguez dice que el trabajo técnico se está acelerando para derivar a las personas que llegan a otras provincias o a otros países de la UE y esperan que en estos últimos días antes de que acabe el plazo dado por los talibanes aumente mucho el número de llegadas.
Desubicados y angustiados por haber dejado a sus familias atrás
Estas organizaciones humanitarias han explicado a RTVE cómo son los refugiados afganos que llegan a nuestro país desubicados, después de varios días de espera en el aeropuerto de Kabul, y con el pesar de haber dejado a sus familias atrás.
“Lo que caracteriza a estas personas es que ninguna ha decidido migrar: no hay un proyecto migratorio detrás, no hay nada premeditado“
"Lo que caracteriza a estas personas es que ninguna ha decidido migrar: no hay un proyecto migratorio detrás, no hay nada premeditado", cuenta la coordinadora estatal de acogida en la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), Áliva Díez Martínez. El perfil del refugiado afgano es un colaborador de embajadas, consulados, personal de confianza que trabajaba en instituciones y "mucho intérprete".
Algunas de las personas que aterrizan en Torrejón cuentan con visado para trasladarse a otros países europeos, pero quienes sí deciden solicitar asilo en España pasan "una media de unas 12 o 24 horas", ha contado Díez, que ha resaltado que el plazo máximo fijado en un primer momento es de 72 horas.
Tras unos primeros días de chequeos médicos, informes psicológicos para evaluar su vulnerabilidad y trámites burocráticos, los afganos evacuados tratan de prepararse cuanto antes en los centros de acogida para retomar sus vidas en el país al que han pedido asilo.
Asilo "extraordinario y especial"
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha asegurado el martes que el Gobierno tramitará con la "máxima urgencia" las peticiones de asilo de los ciudadanos afganos que lo soliciten en nuestro país. Un proceso nada sencillo que suele prolongarse más de un año. Hasta la fecha son 613 afganos de los 1.254 que han sido evacuados los que han solicitado esta protección internacional.
Según el último dato proporcionado por Defensa este miércoles, hasta 332 personas han sido repartidas en doce comunidades: Aragón (44), Castilla-La Mancha (24), Castilla y León (44), Cataluña (10) Comunidad Valenciana (40), Extremadura (20), Madrid (31), Murcia (41), Navarra (11), País Vasco (23), Galicia (5) Andalucía (2). La suma es inferior a 332 porque faltan por procesar datos de algunos acogidos.
Dado que son solicitudes de "carácter extraordinario y especial", la tramitación de los expedientes es "extraordinaria" y se hará "con la máxima urgencia"; de hecho, los funcionarios de la Oficina de Asilo y Refugio (OAR) y la Comisaría de Extranjería y Fronteras trabajan "desde el minuto cero" en el inicio de los procedimientos.
"Para casos claros de necesidad de protección internacional la Ley 12/2009 reguladora del derecho de asilo y la protección subsidiaria prevé un procedimiento de urgencia y que las peticiones se resuelvan en 3 meses. Entendemos que, salvo que se decida otro sistema más beneficioso para estas personas, debería aplicarse este plazo", explican a RTVE desde la organización ACCEM.
La ONG subraya que, además, hay personas afganas ya refugiadas o con protección subsidiaria en España muy preocupadas por su familia. "Las personas con protección reconocida tienen derecho a la unidad familiar y muchas iniciaron procesos de extensión familiar de su protección que están en trámite desde hace tiempo. El procedimiento de extensión familiar es bastante garantista y flexible, pero los tiempos se suelen alargar y en casos como lo que está ocurriendo en Afganistán supone una gran angustia para las personas refugiadas. Agilizar estas gestiones puede ser clave para garantizar la protección efectiva y segura de estas familias", advierte.
De las 88.826 peticiones de asilo recibidas por la OAR en 2020 sólo 37 fueron de afganos, lo que supone el 0,04% del total. De todas las solicitudes de protección internacional sólo se reconocieron con el estatuto de refugiado 4.360, lo que supone que únicamente fueron aceptadas el 5,01% de las peticiones cursadas por personas que se sienten amenazadas en el país del que han tenido que huir. Del pequeño grupo de afganos que solicitaron asilo el último año el porcentaje de reconocimiento fue del 74,02%.
En estos momentos, el sistema de acogida en España tiene disponibles unas 3.000 plazas de las 9.000 que integran la red, según confirma el Ministerio de Inclusión y Migraciones, encargado de la gestión de ese proceso, mientras se resuelve la solicitud de refugio y asilo, que depende del Ministerio de Interior, y que suele demorarse al menos un año.
Del total de plazas, 400 son gestionadas por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones en cinco centros de acogida situados en Madrid (en Alcobendas y Vallecas), en Mislata (Valencia) y en Sevilla, y el resto de las plazas se encuentran subcontratadas por 17 ONG incluidas en el sistema, como Cruz Roja, ACCEM o la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR).
Las entidades encargadas de asistir a los refugiados en este tipo de crisis insisten en "no generar refugiados privilegiados y no (privilegiados)", ya que "toda persona que llega a España y necesita asilo tiene los mismos derechos deberes y obligaciones, independientemente de la nacionalidad", afirman desde CEAR. "El foco ahora está en Afganistán, pero sigue habiendo muchos países y conflictos en el mundo susceptibles de generar población migrante forzada", han señalado.
Pocos afganos en España
Los refugiados afganos son a nivel mundial una de las nacionalidades prioritarias que reciben protección, junto a sirios y venezolanos, pero en España hay pocas solicitudes. Hasta el regreso de los talibanes al poder residían en nuestro país 799 afganos, de los que 599 son hombres y 200 -una cuarta parte del total,-mujeres. Más de la mitad de ellos están empadronados en municipios de Cataluña y de la Comunidad de Madrid.
Atendiendo a las concesiones de peticiones de protección internacional, la nacionalidad afgana no entra entre las diez primeras, aunque los pocos afganos que piden asilo en España suelen recibir una respuesta afirmativa.
En 2016, los afganos fueron la tercera nacionalidad con protección subsidiaria, detrás de sirios y pakistaníes: la subsidiaria es la protección que se concede a aquellas personas que, sin reunir los requisitos para ser reconocidas como refugiadas, se tienen motivos fundados para creer que, si regresasen a su país de origen, se enfrentarían a un riesgo real de sufrir algún daño grave, como la muerte, torturas o amenazas contra su integridad.