Fernando Fernán Gómez, el gran actor que eclipsó al genial director y escritor
- Este 28 de agosto se cumple el centenario de su nacimiento
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"Parece que hago muchas cosas porque he escrito obras de teatro, guiones de cine, he dirigido películas, he hecho radio... pero no sé conducir, no sé bailar, no sé montar en bicicleta, no sé cazar... no sé hacer muchísimas cosas que hace cualquier otra persona. Hago infinidad de cosas corrientes muy mal, y solo hago tres o cuatro que no es que las haga muy bien, pero que me he profesionalizado en ellas". Así hablaba de sí mismo Fernando Fernán Gómez (Lima, 28 de agosto de 1921-Madrid, 21 de noviembre de 2007) en una entrevista en la que confesaba que no le gustaba el término de 'polifacético'. Pero lo cierto es que esta semana recordamos el centenario de su nacimiento y sigue asombrándonos su genialidad creativa, tanto como actor, como en sus facetas de director y literato (igual o incluso más importantes)
Sin embargo, hay que reconocer que su faceta como actor ha terminado eclipsando a las demás. David Trueba, autor, junto a Luis Alegre, del documental La silla de Fernando, 2006 (una larga conversación con el actor, que fue una de sus últimas películas), aseguraba a nuestros compañeros de Días de Cine que "a Fernando Fernan Gómez como figura intelectual se lo ha comido el actor. Incluso al director se lo ha comido el actor. Si Fernando Fernán Gómez no hubiera actuado en las doscientas películas que hizo, habría pasado a la historia como uno de los mejores directores de cine que ha habido en España. Pero, además, también tiene una obra literaria interesantísima como autor teatral, con una de las mejores obras de teatro del Siglo XX español, Las bicicletas son para el verano. Y una de las mejores autobiografías, que es El tiempo amarillo".
Razón no le falta a Trueba pero también es cierto que era uno de esos actores cuya sola presencia en pantalla ya captaba nuestra atención. Y cuando empezaba a hablar, con su característica voz, ya no podíamos apartar la vista de él.
"Yo es que tengo mal caracter"
Fernando Fernán Gómez también es recordado por su mal carácter y por el famoso "¡Váyase usted a la mierda!" que dedicó a un periodista. Algo que el actor reconocía: "En cierta manera me conviene cultivar esta antipatía en vista de lo pesada que suele ser la gente que me rodea. Cierto grado de antipatía yo creo que es conveniente".
En otra de sus entrevistas confesaba: "Yo estoy muy capacitado para no hacer nada. Yo no soy una de esas personas que necesitan estar trabajando porque si no, no se realizan. Si yo hubiera sido heredero habría estado perfectamente sin hacer nada".
"Me gusta escribir por lo que tiene esta labor de solitaria"
A medida que se hacía mayor Fernando Fernán Gómez disfrutaba más de la labor de escritor, dedicando cada vez más tiempo a sus guiones, obras de teatro y colaboraciones en periódicos. En una entrevista llegó a decir: "Cada vez me gusta más la labor de escribir por lo que tiene esta labor de solitaria, de poco contacto con el público, que nunca me ha agradado. es lo que menos me gusta a mí del teatro. Porque no me gusta que la gente me mire mientras trabajo" (de hecho, acabaría dejando los escenarios).
Escribió unos treinta guiones, once novelas, varias obras de teatro, artículos de prensa e incluso un puñado de autobiografías. Sus obras más conocidas son la novela El viaje a ninguna parte (1985), que el mismo llevaría al cine; Las bicicletas son para el verano (1984) (considerada una de las mejores obras de teatro españolas del Siglo XX y adaptada a la gran pantalla por Jaime Chávarri); y sus memorias, que tituló El tiempo amarillo.
Pero también escribiría poesía, ensayo e incluso dos cuentos infantiles, lo que nos da una idea de su gran versatilidad. Su gran labor literaria fue reconocida con el nombramiento de miembro de la Real Academia Española de la Lengua, en la que tomó posesión de la silla B el 30 de enero de 2000. Posiblemente el reconocimiento que más ilusión le hizo.
También fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes (1995), el Premio Donostia Honorífico del Festival de San Sebastián (1999), dos Osos de Plata del Festival de Berlín al Mejor Actor (El anacoreta, Stico) la Medalla de Oro de la Academia de Cine y siete Goyas como director, guionista y actor.
Hijo y nieto de grandes actores
Fernando era nieto de María Guerrero, la mítica actriz y empresaria teatral. Su padre era el actor Fernando Díaz de Mendoza Guerrero y su madre la actriz Carola Fernán Gómez. Ambos trabajaban en la compañía de María Guerrero que, cuando conoció su relación, mandó a la joven de gira (sin saber que ya estaba embarazada). María Guerrero siempre se negó a que ambos se casaran y a que su hijo reconociese esa paternidad. Fernán Gómez se llevó el secreto de la identidad de su padre a la tumba, que desvelaría su esposa, Emma Cohen, después del fallecimiento del actor.
Precisamente Fernando vino al mundo cuando su madre estaba de gira por Sudamérica. Nació el 28 de agosto de 1928 en Lima (Perú), lo curioso es que, debido a esa gira, su partida de nacimiento sería fue expedida días más tarde en Argentina, nacionalidad que mantuvo, además de la española (que le fue concedida en 1984).
Yo creo que puede existir perfectamente...
-¿Más? -"Oui".
...una amistad entre un hombre y una mujer.
Siempre que ese hombre no sea yo.
Creí que cuando yo fuera mayor, encontraría a varias mujeres...
Sí, señora, ¿pasa algo?
...como Marlene Dietrich. -O la barba o yo.
Una mujer que enredara a los hombres.
¡Oh, Pepe!
-Que fuera mala. -Eres tonto, Pepe.
Pero no la encontré.
¡Qué guapa estás!
-Simplemente con que fueran guapas.
Pero si eras el más tímido del barrio.
¡No sea usted vicioso!
Me han caído mal siempre las mujeres que no eran muy bellas...
-Te lo juro.
...pero en cambio eran simpatiquísimas.
A vosotros por invitarme.
Yo no lo conocí pero también lo quise mucho.
Absolutamente.
Bueno, era un ser muy abrumador.
Era un coloso.
Y una personalidad completamente deslumbrante.
Yo creo que es la persona más impactante
y más claramente genial con la que yo me he encontrado
en toda mi vida.
Era un ser único que decía cosas que no decía nadie
de la manera que no las decía nadie
y que tenía una peculiarísima manera de ver la vida, de contarla
y de estar en el mundo.
Para mí fue un ser completamente esencial
y siento completa devoción por él.
-Sí.
Bueno, suscribo lo que dice Luis.
Lo de que imponía puede ser también, pero lo que más recuerdo
es que era muy divertido ir a verle a esa casa.
Era como una casa mágica donde todo eran juegos y diversión
y como que entrabas en un mundo de fantasía
que se acababa al final del día, cuando te ibas.
Yo eso es lo que más recuerdo de la faceta "abuelo".
Luego ya de la faceta "Fernando"
yo lo que más me quedo para mi vida es que yo creo que fue una persona...
Y esto él lo ha dicho, que sobre todo fue fiel a sí mismo.
Que es lo más a lo que alguien puede aspirar.
Y para mí esto es una lección que intento aplicarme.
Creemos que si tenemos lo que se llama "el éxito"
podemos pasar a llevar una vida de lujo.
Una vida de esplendor.
A ser, desde luego, polígamos
pero en el sentido de polígamos de mujeres maravillosas.
A perder muchísimo dinero en viajes.
A derrochar fortunas, el que sea jugador, en el juego.
Esto es lo que yo creo que el éxito de España
no lo proporciona.
-Pues una persona muy generosa, muy amigo de sus amigos.
Una persona a la que le gustaba mucho conversar.
Y bueno, pues en mi caso, a mí me enseñó muchísimo.
Me gritó mucho pero también me enseñó mucho.
La verdad es que me trató con mucho cariño siempre.
Yo creo que cuando pensamos en los genes el cine español
el nombre de Fernando Fernán Gómez no viene a nuestra mente.
Viene antes el de Almodóvar, el de Berlanga o Buñuel.
Pero si hay una persona sin la cual es inconcebible el cine español
es Fernando Fernán Gómez.
Como autor, como director... Incluso como autor adaptado.
Yo creo que lo que representa, sobre todo,
es una especie de sistema de vasos comunicantes.
Es decir, viendo las películas que él dirigió, que fue director,
tú estás viendo todo el magma que supone la cultura española.
Estás viendo el costumbrismo, estás viendo el humor negro.
Estás viendo también la revista, el sainete.
Es una persona que está tan implicada en nuestra cultura
que todo lo que hacía estaba lleno de esa esencia
que podemos llamar "cultura española".
Para mí es el verdadero significado e importancia de Fernán Gómez.
Fernando tenía nacionalidad argentina.
Es otra de las cosas que la gente no sabe.
Tenía nacionalidad argentina y al cabo de... no sé...
-La mantuvo hasta el año 85.
-En el 85 le dieron la nacionalidad española.
Y nació en Perú.
-Nació en Lima, los inscribieron en Buenos Aires
pero vivió toda su vida en España. -Sí.
Pero vamos, que es lo que dices tú,
no hay un actor que se pueda decir más español que Fernán Gómez.
Todos los compañeros no han tenido vocación de esta profesión.
No han tenido vocación de actores.
Han tenido vocación de actores triunfantes.
Y luego, actores triunfantes hay diez.
Y claro, vive uno constantemente rodeado de personas frustradas.
Bueno, yo no sé si el último,
pero desde luego su magisterio ha beneficiado
a mucha gente dentro del mundo del cine español.
Y lo que creo que también aporta Fernando Fernán Gómez,
algo que yo creo que complementa lo que ha dicho Luis.
Y es que él es como una especien de metáfora
de la industria del cine de España, del cine español,
y de la cultura española.
Porque yo creo que España es un país
que siempre ha tenido una relación muy difícil con la cultura.
Es un país que se podría decir refractario a la cultura.
A la cultura siempre se la ha maltratado,
se la ha despreciado bastante.
Y nunca ha estado a la altura de los genios que ha generado.
Y me parece que Fernando Fernán Gómez,
siendo un maestro, una figura representativa
de la cultura española,
creo que España no estuvo a su altura.
Creo que no se le apreció en la medida que él merecía.
Y si analizas su obra,
te das cuenta de que está llena de decepciones, de chascos,
y de frustraciones.
Es como si hubiera nacido en el país equivocado.
Sí, pero de hecho él decía que empezó en el mundo del teatro
porque su familia, su madre, hacía teatro
y porque era lo más fácil para él, pero que nunca quiso empezar ahí.
Y de hecho él siempre, incluso cuando trabajaba en teatro
y hacía dos y tres funciones diarias,
lo que hacía era escaparse a ver películas
porque de los que él aprendía no era de sus compañeros de escenario
sino de los actores que él veía en la pantalla.
Él estuvo trabajando mucho en teatro, sobre todo a raíz de que él entró
en la compañía del Teatro de la Comedia.
Ahí se produce uno de los grandes encuentros: Jardiel Poncela.
-Desde el primer momento que me vio actuar
en un papel cortísimo de dos o tres frases
pues sintió una especial predilección por mí.
A lo cual yo correspondía con la admiración
que tenía antes hacia él como escritor.
Porque había leído algunas de sus obras de teatro
El teatro que propone Jardiel Poncela
es tan extraño como una personalidad alta y pelirroja en teatro español.
Es decir, se tenían que enamorar mutuamente.
De hecho, aunque él empezó como el último de la fila,
Jardiel Poncela le fue dando papeles cada vez más importantes.
-¡No, ahí no te sientes! -¿Por qué no?
-Porque no. -¿Qué tiene? Es mi viuda.
-¡Es mi mujer! -¡Pero qué dices, Paco! ¿Quién?
-Tú. -Ya lo sé.
¿Pero a qué viene el decirlo a grito pelado?
-Para que se entere todo el mundo. -Eres un apasionado, Paco.
Sí, es verdad que Jardiel Poncela fue una personalidad decisiva
en la carrera de Fernando.
Fernando siempre se lo agradeció.
Se lo agradeció ya desde el primer momento.
Porque junto a otros benefactores anónimos
Fernando contribuyó a que Jardiel Poncela sobreviviera
Jardiel se arruinó y Fernando, de alguna manera,
lideró la supervivencia de Jardiel Poncela.
El pasarle dinero.
Y Jardiel Poncela jamás supo
que Fernán Gómez era uno de los benefactores.
Porque Fernando tenía esa enorme elegancia y clase.
(GRITA)
Ya estoy en tu cuerpo y tú en el mío.
A mí la comedia, vista en cine, me parece resultona y simpática.
Y como sucede con otras películas que hemos visto esta semana,
le perjudica la comparación.
Es decir, creo que cuando ves "Un marido de ida y vuelta"
del año 57 y con Fernando Fernán Gómez...
Claro, le perjudica la comparación con "La vida por delante"
que es más o menos de la misma época u otras grandes comedias de los 50.
Igual que le perjudica a "Ninette y un señor de Murcia"
la comparación con "El extraño viaje" o "El mundo sigue"
que se hacen justo antes.
A "El mar y el tiempo" le perjudica la comparación
con "El viaje a ninguna parte".
Pero en el caso de "Un marido de ida y vuelta",
me parece que es una comedia muy resultona, simpática,
donde Fernando está bien
porque es un personaje muy gracioso y muy curioso
el del marido que vuelve después de morir, etcétera.
Y lo que me parece muy destacable de esta película
Me parece que es la única vez en la historia del cine español
que Emma Penella, Fernando Rey y Fernando Fernán Gómez
coinciden en una película.
Y solo ya eso hace que la película merezca la pena.
Estarás tan apuesto con barba. ¡Oh!
¿Y tú cuándo te afeitas? (CARRASPEA)
La sensación mejor que se puede tener.
Tener aquí, a mi lado, dos actores como la copa de un pino.
Fernando Fernán Gómez y Fernando Rey.
Cuando no estaba con uno, estaba con otro o con los dos.
Bueno, sí, es una comedia resultona.
Pero vamos, que es verdad que a mí me gustan más
otras películas de Fernando.
"El extraño viaje", "La vida por delante"
me gustan más que esta película.
Fernando es un actor que me parece muy singular.
Es un actor... Lo estábamos comentando antes.
...que incluso hay momentos donde no actúa de una manera realista
pero eso se cree y te hace gracia, y lo compras.
Estábamos hablando del momento de "El malvado Carabel",
cuando Fernando está corriendo, así,
y hay momentos que recuerda al flaco del Gordo y el Flaco.
Es como que juega con distintos estilos.
Y todo lo compras viéndolo.
Eso es una cosa curiosa.
No quisiera ofender a mis compañeros, pero me parece el mejor de todos.
Tendría que estar en la escala internacional
Por cierto, Luis Lucia, director de "Un marido de ida y vuelta",
con el que trabajó Fernando varias veces,
en "La silla de Fernando" cuenta una anécdota muy buena de Luis Lucia.
Luis Lucia tenía fama de tener muy mal carácter.
Y de ser muy pegón.
Le gustaba mucho pegarse con la gente.
¡Pero qué chupapollas ha encontrado a este hombre!
¡Samanta!
Me dijo: "Fernando, ¿me acompañas, que quiero ir a un bar?
Tengo ganas de pegar a alguien".
Y claro, mi gran sorpresa es que llegamos al bar,
nos pusimos en la barra y pegó al señor de al lado.
¡Me cago en el padre de los hermanos Lumière!
-Creo que Fernando es
uno de los señores a los que yo no he pegado una bronca en la vida.
-¿Y le parece a usted muy buen actor? -Extraordinario.
-Sí, de hecho es uno de los problemas que tiene la película.
Es demasiado fiel y lo único que añadió Luis Lucia
que es, además, el que añade los diálogos adicionales, es eso.
La resolución de algunas cosas que en teatro sí puedes hacer
un mutis por el foro, pero en cine no.
Y digo que es uno de los problemas porque lo que decíamos
de que si la comparamos con "La vida por delante"
es que no está muy pegada a los efectos cinematográficos
que sí que están en "La vida por delante".
Esas elipsis brutales, esas miradas a cámara...
Aquí en realidad todo juega a ser una puesta en escena elegante.
Con lo cual la película, que pretende ser una parodia
de esas comedias elegantes de los 40,
al final acaba cayendo un poco en lo mismo que quiere parodiar.
Aun así yo creo que la película sí que tiene cierta validez.
Desarrolla su puesta en escena de forma elegante.
Hay unos movimientos de cámara muy atractivos.
Y sobre el trío protagonista, no solo es un trío protagonista,
sino que en el cielo es un "ménage à trois" oficial.
El planteamiento que hace ese final de los tres juntos es muy claro.
Luego otra cosa, que no es exactamente al hilo de esta película.
Yo esta la vi por primera vez hace relativamente poco.
Hará un año que vi esta película.
Y me pareció muy curioso el dispositivo.
La cuestión de que él muere y vuelve a la vida.
Porque, bueno, algo parecido estoy yo intentando.
Entonces, vi esto y dije: "Ah, vale, bueno".
-¿El documental que estás haciendo? -Sí, algo así.
Además, en la peli le preguntan: "¿Eres un fantasma?".
Y le dice: "No, soy la materialización de mí mismo".
-Entonces, ¿eres un espectro? -¡Qué palabra, Paco!
Digamos más bien que soy mi propia materialización.
Se entiende menos pero suena mejor.
Entonces, hay un matiz ahí.
Tú tienes bastante mejor carácter que Luis Lucia.
(RÍEN) Es interesante esto que dices.
Después hizo una película, "La mujer de mi vida", para la tele,
donde él también hace una especie...
No vuelve, pero en su juicio final sí que hace un repaso.
Veo que ya le has contado lo nuestro a tu amigo.
-¿Yo? -¿A mí?
¿Pero qué le iba a contar?
No hay más que ver cómo me mira para saber que ya lo sabe todo.
Tiene una cara que no puede negarlo.
-¡Pero por qué pones esa cara! -¡Y qué cara pongo!
¡Pues esa! ¿No te la estás viendo?
Bueno, "Ninette" es producto de la frustración que le provocan
"El extraño viaje" y "El mundo sigue",
que yo creo que son sus dos grandes obras maestras.
Entre las 20 y tantas películas que tiene Fernando, creo que...
Yo, como soy profesor, tengo esa tendencia.
Tiene dos matrículas de honor,
"El extraño viaje" y "El mundo sigue".
Tiene dos sobresalientes:
"La vida por delante" y "El viaje a ninguna parte".
Y luego tiene alguna película notable como "Bruja, más que bruja".
Y "Ninette" yo la situaría entre los aprobados.
Es una película correcta.
Pero es fruto de que "El extraño viaje"
y "El mundo sigue", donde dio lo mejor de sí mismo,
no es que fueran fracasos, es que no se estrenaron.
Entonces, la necesidad de supervivencia,
que yo creo que es algo que marca la carrera de Fernando Fernán Gómez,
y de casi toda su generación,
le hace aceptar encargos como este, porque fue un encargo.
Esto nuestro no se lo vayas a contar nadie.
Hombre, en Murcia yo creo que sí lo podré contar.
Bueno, en Murcia, bueno. Pero aquí no, ¿eh?
Tiene una cosa muy curiosa "Ninette y un señor de Murcia".
La obra es de Miguel Mihura.
Con quien se llevaba muy bien, por cierto, Fernando Fernán Gómez.
Miguel Mihura había descalificado la anterior versión
que había hecho Fernando de él, "Solo para hombres",
basada en "Sublime decisión".
Y en este estuvo de acuerdo con lo que había hecho Fernando.
Pero Fernando no adaptó exactamente la obra de Mihura.
Aunque fue fiel, pero le limó la parte más política de "Ninette".
Miguel Mihura era un autor buenísimo pero muy conservador.
Si son de izquierdas, ¿qué retratos quieres? ¿Obispos?
Pues no, tienen eso.
-Pero es que yo soy de derechas. -Toma y yo también.
La imagen que da de los exiliados Miguel Mihura en la función
es una visión bastante paródica.
Es como ridiculizar un poco la figura del exiliado.
Creo que de alguna manera, Fernando, que siempre decía
que cuando él dirigía una película, quería que la película
estuviera de acuerdo con sus convicciones.
Algo que no pasaba cuando aceptaba un trabajo como actor.
Podía hacer películas en contra de sus más íntimos principios.
En el caso de "Ninette", hizo virguerías
para no hacer lo que a él no le gustaba hacer.
Hacer una caricatura de los exiliados,
que me parece que es un tema que a él le tocaba muy hondo.
Porque aquí trabajamos, "Monsieur" Armando.
Pero también comemos.
Y en España ni se trabaja ni se come.
Yo pensé en irme de este país.
Y si no me marché de este país lo hice simplemente por cobardía.
Yo os quería hablar un poco de lo que es Fernando
para todos los actores.
Siempre se menciona a Fernando Fernán Gómez
en el mundo de los actores.
Estoy ahora en el teatro y siempre: "Como decía Fernán Gómez".
Fernán Gómez tiene frases...
Por ejemplo, Fernán Gómez es un actor
que nunca decía que no a un trabajo.
Si le llamaba un director, él lo aceptaba siempre.
Entonces...
Porque en nuestra profesión siempre decimos:
"Bueno, no sé si debo trabajar con este director".
Y Fernán Gómez, al final, decía...
Cuando le llamaba el representante, le decía:
"Esta película no es de tu categoría, Fernando".
Dice: "Entonces, hacemos la otra".
"No hay otra". Y dice: "Pues entonces habrá que hacer esta".
Y Fernán Gómez siempre decía:
"Yo es que cuando trabajo como actor y un señor me llama
es como si soy fontanero y me llaman para arreglar el váter de una señora.
¿Cómo le voy a decir que no?".
-Esa manera de entender la profesión es muy de su generación.
Lo tenía también Alfredo Landa, José Luis López Vázquez...
Era gente que se había criado, había crecido, había madurado,
en la posguerra, con todo lo que eso significa.
Y el sentido de la precariedad lo tenían muy dentro.
-Y el sentido del trabajo y del actuar.
Pero es que para ellos no había posibilidad de elección.
Hacían el trabajo que les ofrecían.
Porque Fernando Fernán Gómez lo dijo alguna vez:
"Yo nunca pude elegir".
Que lo diga Fernando Fernán Gómez ya es muy revelador.
Durante bastantes años se obstinaban en darme papeles de galán.
Y para estos papeles de galán, evidentemente,
mi físico es insuficiente.
Uno quiero poner, por ejemplo, cara de Clark Gable,
pero tiene conciencia de que los gestos de Clark Gable
en la cara de uno, van a ser otra cosa.
-De "Ninette y un señor de Murcia", si bien es verdad que era un encargo
y esto se nota, yo creo que están estas dos vertientes,
los encargos y los proyectos personales.
Pero aun así, en esta hay una cosa muy llamativa
que yo creo que es muy de su trabajo cuando es actor y director,
que es la interpelación a cámara.
Es una cosa que él hacía mucho, ya lo venía haciendo en los 50,
y lo hace ya en "Manicomio", en su primera peli.
Él mira a cámara y nos habla directamente.
Rompiendo esa barrera.
Yo lo leo como que él está cercano a nosotros.
Y en esta peli lo hace también al principio.
Yo creo que incluso en los encargos, en este por lo menos,
yo veo esos rasgos suyos.
Sí, aunque en este caso eso también estaba en la función de teatro.
Claro, solo era respetar entonces...
Sí, representando las aspiraciones de la España de esos años.
Tenemos a Ninette que representa cierto cosmopolitismo inalcanzable.
Porque aunque haya nacido en París no lo representa.
Lo tenemos a él, a la persona ansiosa de vivir.
Que no sabe lo que es vivir, si es ir a la calle a tomar café
o encerrarte con una mujer en una habitación.
Y tenemos a Alfredo Landa, que no podemos olvidar
que había interpretado ese papel en el estreno teatral.
Como también lo había interpretado Rafael López Somoza y Aurora Redondo.
Y es algo que yo creo que es muy interesante.
¿En qué se ve que esta película es un encargo?
¿O en qué se ve que él no está poniendo tanto de sí mismo.
como podría haberlo puesto en "El extraño viaje"?
En esa dirección de actores tan sobrepasada.
Él cuando dirigía algo sobrepasado
era porque tenía que estar deliberadamente sobrepasado.
Ser deliberadamente histriónico.
En "La venganza de Don Mendo", y en "Bruja, más que bruja".
Yo creo que aquí los actores están dirigidos de una forma
que él no se lo acababa de creer, no le acababa de gustar.
Y de ahí ese rechinamiento que se produce en algunas escenas.
-A mí me hace mucha gracia Alfredo Landa en esta película
porque en cada plano va a por todas.
O sea, vuelca una energía, un carácter, una fiereza...
¡Pero vamos! Haberte liado con "madame" Bernarda...
-¿Cómo dices? -Lo que has oído.
Además, yo creo que es la primera película de Alfredo Landa
Había hecho antes personajes, pero tan protagonista...
Yo creo que esta película lo puso en el mapa como actor de cine
y es impresionante cómo cada secuencia está...
-Sí, con esos gestos que luego serían tan característicos.
-No, y momentos donde no hace nada.
-Donde se queda quieto. -Así, con el vaso.
Pues en un momento bastante raro
porque, para él, el final de los 60 fue bastante duro.
Había perdido un poco su estela como actor y como director.
Y de repente vuelve a la primera plana como actor
Gracias no a los directores de su generación
que lo llevaban acompañando desde sus inicios,
sino a los jóvenes directores que le proponen otro tipo de papeles.
Víctor Erice, Carlos Saura, "Parranda" de Gonzalo Suárez...
Empieza a adquirir otro estatus. ¿Qué pasa?
De repente hace dos cosas para TVE que tienen mucho éxito.
Y le devuelven el aura de autor, de director-autor.
-Eso y que "El extraño viaje" en ese momento
adquiere un prestigio enorme.
Porque "El extraño viaje" no se estrenó en el 64.
Se estrenó en el 69 y le empezaron a dar premios,
a tener críticas estupendas.
Poco a poco se fue convirtiendo en película de culto.
Y él contaba que los amigos le decían:
"Hombre, aprovechando el prestigio que te da 'El extraño viaje'
haz algo en esa dirección, algo personal".
Y, de alguna manera, "Bruja, más que bruja",
sin tener nada que ver,
tiene bastante que ver con "El extraño viaje".
-Tiene muchísimo que ver.
(CANTAN)
A mí se me ocurrió que cómo quedaría de ridículo y de cómico
un argumento desarrollado y rodado como los cinematografistas italianos
pero donde la gente cantara de esa manera tan lírica,
y tan ridícula, insisto, que me parecían las zarzuelas.
Un musical que fuera exactamente lo contrario
de los musicales norteamericanos.
-"Bruja, más que bruja" me parece una película muy rompedora.
La ves y dices: "¿Esto se hizo en esa época?".
Me parece...
Estábamos acordándonos ahora del final de la película,
cuando después de todos los momentos que hay de zarzuela,
al final cuando se ve la orquesta tocando ahí en el campo.
-Es una película adelantada a su tiempo.
Yo tuve la oportunidad de verla en pantalla grande
en el Festival de Cine de Málaga, que la recuperó.
Porque luego la reestrenó A contracorriente.
Y tuve la suerte de verla al lado de José Luis Cuerda,
que no la había visto.
Y cuando estábamos viendo la película nos mirábamos como diciendo...
Es que "Amanece que no es poco" tiene ese aire absurdo,
surrealista, rural, de la España profunda,
dándole la vuelta a los tópicos y a todo.
Y José Luis Cuerda, sin haberla visto, dice:
"Pues yo en 'Amanece que no es poco' me siento influido por esta película
sin haberla visto". -Sí, eso me ha pasado.
Yo la vi hace mucho tiempo pero la he vuelto a ver.
Y en momentos, cuando veo a esa gente,
a esos paletos cantando por las calles,
me recuerda al momento de "Amanece que no es poco".
-Digo, ¿será que Cuerda vio...? -Pues no la había visto.
Y es curioso porque Fernando Fernán Gómez
creía que esta película iba a gustar mucho.
La zarzuela, que a él le parecía un género penoso, una cosa ridícula,
a la gente le va a encantar que de repente
la gente del pueblo empiece a cantar zarzuela así, de repente.
Incluso contaba que en un pueblo, no dijo cuál,
destrozaron las butacas después de la proyección.
Yo quería que hubiera sido muy fea y mal hecha
pero que hubiera divertido mucho al espectador.
Y esto no lo conseguí.
Hay, te diré, me parece, siete u ocho espectadores, no más,
a los que parece una película magnífica y curiosísima.
Pero como te digo, son siete u ocho y, entre ellos, dos son franceses.
Ninguna película de los 70 puso tan a caldo
cierta cultura oficial del franquismo.
Ninguna película apuntó tanto a los defectos
casi atávicos e intrínsecos de nuestra sociedad.
Es decir, claro que es una película que intenta borrón y cuenta nueva.
Que haya un tiempo nuevo. Esta película lo intentaba proponer.
Pues la crítica progre no la consiguió entender.
-¡Oh! -Hasta que no quede más que uno vivo.
Estaba "Juan soldado" y "El pícaro" antes.
-Sí, pero en cines la primera.
A ver, yo hasta donde sé, una cosa que me parece muy curiosa,
es que en el guion de "Bruja, más que bruja",
que lo escribieron Pedro y él a medias,
incluían una carta de presentación a las productoras.
Cuando buscaban, que tuvieron que ir a unas cuantas
antes de que se lo aceptaran.
Entonces, en la primera página presentaban el proyecto.
Lo describían y terminaban diciendo:
"Con esta película se pretende algo como España:
escasa en los medios y desmesurada en los gestos".
(RÍEN)
Y es que esto es "Bruja, más que bruja".
Entonces, me parece también una película redonda
porque es que lo logran, la película es eso.
Con más o menos poco, es una apoteosis de cosas.
Y es lo que decía Gabino, me parece transgresora como pocas, valiente.
Es una película muy osada.
Y cuando eres osado, a veces salen cosas del atreverte.
-¡Mariana! Mariana...
Ay, no, Justino, otra vez no
-Luego ya, del trabajo entre ellos dos juntos
es que desde que estaban juntos eran un tándem creativo muy fuerte.
Yo creo que uno se aconsejaba los proyectos del otro,
pero luego, como se ve, muchos trabajaban juntos.
Y una cosa que a lo mejor se sabe menos
es que igual que ella se puso a las "órdenes del director",
también Fernando se puso a las órdenes de Emma
en todos los cortometrajes que hizo Emma en los 70.
Es que de actor, tú lo sabes, era perfecto.
-Era obediente. -Una maravilla.
No comentaba, no te criticaba nada, aceptaba todo.
Él, como era tan inteligente, sabía que un actor no debe,
por si es director, inmiscuirse en la tarea del otro director.
A veces no están muy encajadas las voces.
(RÍEN)
Pero eso incluso queda bien, le da un punto a la película.
Pero es fantástica.
Y yo creo que también ha sido mérito del guion de Pedro Beltrán.
El tándem de Pedro Beltrán con Fernando Fernán Gómez.
Pedro Beltrán sí que era un amante de la zarzuela.
Era un amante y un erudito total.
Además, hacía una pareja con Fernando Fernán Gómez
tremenda, explosiva, se adoraban mutuamente.
Por un lado, no tenían nada que ver,
pero se profesaban una devoción total y un cariño enorme.
Y "El extraño viaje me parece" una obra maestra.
En "Bruja, más que bruja" y en "Mambrú se fue a la guerra",
que también colaboraron juntos.
Hicieron tres películas, las tres muy transgresoras,
muy modernas, muy adelantadas a su tiempo,
muy incorrectas y muy inoportunas,
como buena parte de las películas que hizo Fernando en toda su vida.
-Este también es un guion exclusivamente suyo.
Y en el guion, aunque la historia no se parezca en nada,
en el estilo, en el ambiente, un ambiente rural.
en la ironía de fondo,
en una tendencia que podríamos llamar tragicómica,
sí tiene algunas similitudes con ella.
Similitudes que yo creo que se deben a ser del mismo autor: Pedro Beltrán.
De esa unión creativa de los dos yo veo las similitudes
entre "Bruja, más que bruja" y "El extraño viaje".
Más allá de que las dos estén ambientadas en un pueblo.
Más allá de que las dos películas tengan como base un suceso real.
Sobre todo yo veo que te están mostrando
un sistema de relaciones familiares y sociales
basadas en la crueldad, en la envidia
y el deseo atroz de acabar con el otro.
Es terrible.
Yo supongo que esa es la mirada que aportaba Pedro Beltrán.
Esa mirada negrísimas, esas relaciones familiares
que, al fin y al cabo, han condicionado tanto nuestra vida.
Él lo que más hubiera deseado
era tener el "toque popular", que él llamaba.
"Me hubiera encantado tener el toque popular de Pedro Marsó".
Por ejemplo, como productor, como director.
O de José María Forqué, en algunas películas.
O de otros directores con los que él trabajó
y que tenían ese toque popular.
Él trató de incorporarlo pero iba en contra de su naturaleza.
Él siempre era fiel a sí mismo, como ha dicho Helena,
y al ser fiel a sí mismo,
era incapaz de halagar los instintos del gran público.
Entonces, le salían unas películas que pese a lo que él pensara
no eran nada populares.
-Pero Luis, las tres veces que trabajé con Fernando,
como director,
yo recuerdo que nos citaba en un restaurante
y nos iba hablando a cada uno
de cómo quería que fuera el personaje.
Pero siempre... Recuerdo que las tres veces dijo:
"Yo no sé por qué han querido estos productores
meter dinero en esta película". (RÍEN)
"Porque creo que no tiene ningún interés".
O sea, creo que eso es...
Fernando Fernán Gómez tenía debilidad por Gabino.
No por casualidad Gabino es el actor de su generación
más vinculado a Fernando Fernán Gómez
porque, de alguna manera, se sentía reconocido en Gabino.
Creía que era un actor que tenía algo del Fernando Fernán Gómez de su edad.
Y todavía te queda un estirón, porque tienes...
-17 años. -Joder, cómo pasa el tiempo.
Y siempre le tuvo un cariño enorme.
Yo recuerdo las tertulias en el rodaje de "Belle epoque".
Fernando Fernán Gómez y Gabino, que era una maravilla aquello.
Fue muy bonito, porque cuando rodamos "Belle epoque",
que fue la primera película que rodé con Fernando,
pero él no trabajaba de director.
Y recuerdo una secuencia que empiezo con Agustín González
y termino con Fernán Gómez.
Escucha, Rocío, lo que te va a decir el padre.
Y entonces terminé la secuencia y le dije a Fernando:
"¿Qué tal lo he hecho?". Y dijo: "¡Y yo qué sé!".
(RÍEN)
¿Qué crees que opinan acá de lo que hacemos en el extranjero?
-De la labor de los exiliados. -¿De qué labor?
De la que hace el Gobierno de la República en el exilio.
Porque cuando Franco muera, y le falta poco,
habrá que hacer algo, y allá tenemos un Gobierno.
Pues es la película que hace después de "El viaje a ninguna parte"
y yo creo que hay que interpretarla en relación con esta.
Porque forman un díptico.
Si tú las ves, a priori parece que no tienen nada que ver
pero están formando un díptico porque las dos son muy tristes.
Y porque las dos están hablando de un país que ha desaparecido.
O de unos sueños de juventud que no se han cumplido.
En "El viaje a ninguna parte", aun así, está más dulcificado.
"El mar y el tiempo" es una peli
que he visto por primera vez esta semana
y me ha dolido mucho.
Porque lo que te está mostrando son dos hombres
que han ido perdiendo esa fidelidad a sí mismos,
esa coherencia por el camino, y dos hombres que no se reconocen.
Hay una cosa muy bonita en esta película,
que es que no por casualidad hay dos personajes femeninos,
que son los que dicen la verdad.
Son esa Rafaela Aparicio tan ligada a Fernando.
Hacía tanto tiempo que no reconoce a su hijo recién llegado.
¡Que no quiero ver más a ese tonto del culo!
¡A esa maldita loca!
Y esa María Asquerino, tan ligada a Fernando también por otras razones,
que tampoco reconoce a su exmarido.
Mi Eusebio era otro hombre.
Es una película sobre lo que hemos ido perdiendo por el camino.
Y no en vano era una película muy querida por él.
Aunque él también consideraba un poco fallida.
Pero cuando vine acá encontré todo cambiado.
No había casas de putas, ni café. Hasta las calles parecen otras.
Esto era una idea muy antigua.
Yo creo que como de los años 50,
cuando conocí a los exiliados en México y en Buenos Aires.
Tenían siempre esta añoranza de volver.
Habían estado muy separados, en la mayoría de los casos,
por el mar y también por el tiempo.
Yo creo que, quizás, la decepción.
Pero una decepción tranquila.
No es una decepción...
No es una decepción quejosa.
Es una decepción de: "Bueno...".
Es una especie de resignación, de esto es lo que hay alrededor
y con esto vamos viendo cómo vamos adelante.
Él lo tuvo que hacer muchas veces con sus propios proyectos.
"Este es el panorama, este es el paisito que tenemos,
y yo voy viendo cómo me ubico en él".
Y en ese sentido podría ser que eso sea lo que hubiera de él.
También es muy interesante
el encuentro de dos generaciones.
De hecho, Aitana, que hace de su hija en la película,
vive Mayo del 68 en París.
-¿Adónde van? -A París, con los estudiantes.
-Este encuentro de dos generaciones yo creo que también refleja mucho
esos cambios que estaba viendo
y que a él mismo le llegaban noticias,
de nuevo, a través de ese tándem Fernando-Emma, en gran medida.
Porque Emma había estado en Mayo del 68.
Y se conocen poco después.
De hecho, ella a mí me ha contado alguna vez
que ella en esos años era una chica que trabajaba en lo que podía
para ganarse la vida,
para mientras tanto seguir haciendo la revolución.
Han detenido a Basilio en la manifestación de ayer.
¡Qué hijos de puta! ¿Otra vez?
Bueno, es una trilogía, en cualquier caso, inconsciente.
Porque Fernando la proyectó como tal.
Pero sí, porque de alguna manera, detrás de las películas,
late el sonido de la Guerra Civil.
Pero en "El mar y el tiempo" yo creo que está muy bien
tanto lo que han dicho Luis como Helena
de los temas fundamentales, de esa abdicación de los ideales.
Y de los ideales libertarios.
Porque Fernando siempre se definió como libertario.
Y en ninguna otra de sus películas aparece tan en primer plano
un personaje como los dos hermanos,
que interpretan Pepe Soriano y Fernando,
que los dos eran anarquistas
y uno de ellos acaba de chuloputas en Buenos Aires
y otro acaba pactando con Opus Dei para sacar adelante su restaurante.
¿El Opus Dei?
Pero me parece que la película tiene mucha emoción.
Fue otro regalo que me dio Fernando, hacer ese personaje.
Porque era un personaje que estaba un poco separado
del grupillo de los del Mayo del 68.
Yo creo que Fernando, de alguna manera,
parecía que se estaba burlando de ellos.
-Yo creo que quería retratar
una generación completamente desconcertada, desorientada.
Tampoco es reírse de ellos,
pero sí de su falta de solidez intelectual.
Los primeros días parecía tan fácil, joder.
La juventud del mundo entero estaba con nosotros.
-Es un personaje muy bonito.
Y me alegró mucho que Fernando me llamara otra vez
para interpretar un personaje en su película.
Había hecho "El viaje a ninguna parte"
y recuerdo el día de la proyección de la película.
Terminó Fernando diciéndome:
"Gabino, gracias por haberlo hecho tan bien
y por habernos dado tanto la lata". (RÍE)
Eso dijo, y luego me volvió a llamar para esta.
Luego trabajé en "Fuera de juego", otra película con Fernando.
La verdad es que maravilloso.
Y recuerdo que una de las cosas que también me enseñó Fernando
es que hay una manera de actuar, una manera de...
...de ser en la vida.
Pero otra manera en las películas.
O sea, si yo tenía que llorar en una escena, pues decía:
"¿Así lloras tú?".
Digo: "Sí, bueno, no me digas cómo lloro
porque yo sé cómo lloro".
"Traedle un espejo para que vea cómo llora este chico".
Y entonces dijo: "Tenías razón, Gabino.
Pero lo hacemos como en las películas".
(RÍEN)
Yo creo que en muchos casos... Bueno, en muchos no.
...va paralelo y no paralelo.
Se funden.
Porque, además, él es un gran experto en el refrito.
Él muchas veces tenía un proyecto, a lo mejor empezaba,
y luego se iba a otro,
le encargaban algo, retomaba una cosa y lo transformaba.
Además, es "transmedia". Es muy moderno también.
Ahora ya esto se hace en las plataformas,
pero él lo mismo hacía radionovela, que novela, que película.
Entonces, el Fernán Gómez escritor está ligadísimo a todos los demás,
y en concreto el escritor de ficción, de narrativa,
él siempre dijo que esa vena le despertó desde muy niño.
Están apareciendo textos de cuando era muy jovencito.
Yo lo pensaba el otro día, volviendo a ver "La silla",
que se podría hacer "El cajón de Fernando".
Porque no paran de salir cosas de ese cajón.
-Me ha ido bastante bien.
Esto lo atribuyo a que he hecho muchas cosas.
Esto de haber escrito, de haber dirigido teatro,
de haber dirigido cine, de haber sido actor,
a mí me ha ayudado mucho a tener casi siempre sensación de éxito.
-Estamos hablando de una de las personas
que más ha marcado la cultura del siglo XX.
Podemos estar hablando de uno de los españoles más cultos.
Del siglo XX también.
Pero estamos hablando de un tipo que no dejó de considerarse cómico.
Le gustaba sentir que era de un gremio.
Del gremio de los cómicos.
Sí, de ese "país aparte" que decía que eran los cómicos.
Ese día le hacían un homenaje a Bette Davis. (RÍE)
Rafaela Aparicio decía: "¿Cuántos años tiene esa señora?".
(RÍEN) "¿Cuántos años?".
Y al año siguiente le hicieron el homenaje a Rafaela Aparicio.
"Good evening". Buenas noches.
-Fernando Rey no quiso seguir traduciendo
porque quería que hablara Bette Davis.
Entonces, cuando llegó Fernando Rey, dijo:
"No he querido seguir hablando
porque era tan bonito cómo hablaba Bette Davis,
que no quería interrumpirlo". Y dijo Fernando:
"Ya, pero yo no he entendido nada de lo que ha dicho esa señora".
Aunque el proyecto era de mediados de los años 90.
El que es creyente, igual se cree esto de esta religión,
que lo otro de la otra, que es lo contrario,
y que la otra de más allá.
Y el que no es creyente sino que es descreído
le ocurre exactamente lo contrario.
Y yo debo ser descreído.
Porque yo tengo la sensación
de que no me voy a encontrar, cuando me muera,
con ninguno de mis amigos muertos.
No nos costó nada convencerle.
Aunque él pensaba, como muchas veces a lo largo de su carrera
pensaba de sus propios proyectos, que eso no le iba a interesar a nadie
y lo llamaba "el experimento".
Él nos decía: "Estáis locos. Pero si queréis, lo hacemos".
Porque nosotros le queríamos mucho, le admirábamos mucho,
pero le inspirábamos también confianza.
Y eso y creo que fue fundamental para que él aceptara
y que nos permitiera entrar con las cámaras a su casa
y que le grabáramos durante 11 sesiones,
20 horas de conversación.
Y creo que es una de las experiencias más bonitas
que David y yo hemos tenido en nuestra vida.
Hacer esa película y todo lo que supuso...
Un lujazo total.
La capacidad que tenía para convertir una charla en una obra maestra,
eso solo lo podían disfrutar sus amigos íntimos.
Y pensamos: "Qué lástima, que esta persona,
como muy bien ha dicho Luis, es uno de los gigantes
de la cultura española de todos los tiempos,
que tiene este arte, que no quede un testimonio".
Y eso fue lo que nos impulsó a proponerle la película.
Afortunadamente, aceptó.
Afortunadamente, estuvo adorable, cómplice, maravilloso.
A mí me salvaron la vida y a Fernando también.
Después de la operación aparecían todos los días por casa.
Y aparecía gente distinta.
Ariadna... Quien quisiera en ese momento.
De ayudante de cámara o de foquista, o de nada, o de mirar.
Y preguntaban y preguntaban,
y Fernando estaba superdistraído contestando.
Y era como recibir visita todos los días.
Hay una cosa de Fernando Fernán Gómez.
Y es que no hablaba nunca basado en lugares comunes,
en estereotipos, en tópicos.
Todo sonaba en él fresco, original, nuevo, insólito, incorrecto además.
¿Pero cómo me va a gustar una mujer por culta?
No tenía filtro.
En esos años de su vida que grabamos la película,
tenía él 80 u 81 años, ya...
Yo creo que nunca tuvo filtro, pero en esos años todavía menos.
Lo has dicho tú muy bien. Es que es eso.
En el resto de películas yo veo a Fernando.
Y puedo, más o menos, ver su trabajo o lo que sea.
Pero con "La silla de Fernando" yo veo a mi abuelo.
Cosa que en las otras no.
Entonces, para mí es una cosa verdaderamente especial
poder ponerme esto cada vez que quiera
y puedo dar fe de que es él.
Es una impostura juguetona
como pueda tener él en cualquier otra situación.
Pero es que está siendo él al 100 %.
El pecado, de alguna manera,
que más puede definir al común de los españoles
es el desprecio.
-Pues lo que ha dicho Luis.
Es una maravilla poder tener a Fernando ahí,
en directo, hablando.
Y que era una persona maravillosa, poderle escuchar...
Y bueno, pues ahí está.
-Yo que no conocí a Fernando Fernán Gómez,
pienso que lo que hicieron David y Luis es un deber cívico,
es algo que debería estar subvencionado por el Estado.
Porque si nosotros lo pensamos,
¿cuánto pagaríamos por escuchar a Edgar Neville?
-Algo parecido. -Eso nos planteamos nosotros.
¿Qué sería ahora escuchar a Cervantes o a Goya
hablar de las cosas de la vida?
-Poder recuperar esa palabra, esa dicción, esas expresiones,
y, sobre todo, tenerlas ahí.
Por cierto, la hicimos sin ninguna subvención.
Ahora que hablas de subvenciones.
Es una película tan ridículamente barata
que ni se nos ocurrió pedir subvención
porque, entre otras cosas,
nosotros no soñábamos con llegar a estrenarla en un cine,
ni mucho menos con que un día TVE la pusiera en un programa como este,
el ver esta película proyectada en "Historia de nuestro cine".
¿Sabéis qué decía Álex de la Iglesia
como resumen de la personalidad de Fernando Fernán Gómez?
"Fernando Fernán Gómez es el puto amo".
Pues eso. (RÍEN)
El comienzo es glorioso y no se debe a nosotros.
Son imágenes grabadas por un videoaficionado en el año 92.
Fue la última vez que Fernando Fernán Gómez
subió a un escenario.
Fue una propuesta de Mario Gas.
"Señora particular,
compraría tres cuadros antiguos.
Vamos a ver, ¿qué persona leyendo anuncios clasificados por palabras
resulta tan deslumbrante, tan genial y tan divertido como Fernando?
Bueno, estoy ahora en el Teatro Príncipe Gran Vía
con una función que se titula "El intercambio".
Dirigida por Juan José Alfonso.
Un texto de un autor español que se llama Ignacio Nacho.
Y con un "all-star" de comedia:
Teté Delgado, Rodrigo Poisón, Juan Malara, Natalia Roig,
y el mismo autor está también en la función.
Y luego, también estoy trabajando
en la última película de José Luis Cuerda.
Que es un poco una continuación de "Amanece que no es poco".
Hago de rey de bastos.
Es una película que se llama "Tiempo de después".
¿Y nos puedes decir algún diálogo con el acento americano
(CON ACENTO) Que no tenga que volver a repetirlo, alcalde.
(RÍEN)
Pues es una película que, por el momento,
y probablemente así será, se llama "Viaje a alguna parte".
Es, fundamentalmente, una historia de trabajo y amor.
Que es lo que yo creo que ellos vivieron.
Y es un "viaje" porque es un viaje al interior de su universo creativo.
Bueno, en "La silla de Fernando", Fernando cuenta una anécdota.
Se encuentra con un taxista iraní que le pregunta:
"¿Cómo es posible que un país con una cultura tan rica como España
tenga un cine tan pobre?".
Y Fernando le dijo: "Eso mismo nos preguntamos nosotros".
Pues cuando le escuché eso a Fernando en directo,
me pareció que ahí había un gran tema.
Y a partir de ahí hice mi tesis doctoral.
Ahora estoy haciendo un libro basado en esa tesis doctoral,
al mismo tiempo inspirada por Fernando Fernán Gómez.
Siempre Fernando Fernán Gómez vuelve a mi vida.
Gracias a ti.
Ojalá, gracias.
Estudió Filosofía y Letras en Madrid, estudios que abandonó al comenzar la Guerra Civil. Fue entonces cuando recibió clases en la Escuela de Actores de la CNT, debutando como profesional en 1938 en la compañía de Laura Pinillos; allí lo descubrió Enrique Jardiel Poncela, quien le dio su primera oportunidad, como actor de reparto, en Eloísa está debajo de un almendro, estrenada en Madrid el 24 de mayo de 1940.
"Si mucho debo a Jardiel Poncela, para mí durante algunos años don Enrique por la ayuda que me prestó en mis comienzos como actor, creo deberle más por el gozo que me ha proporcionado como simple lector de su obra, que sirvió en un tiempo de impulso a mi veleidosa vocación literaria y con frecuencia ha sido fuente inspiradora de mis labores de escritor", aseguraba Fernán Gómez.
Debutó en el cine con la película Cristina Guzmán (1943), dirigida por Gonzalo Delgrás, y ya al año siguiente le ofrecieron su primer papel protagonista en Empezó en boda, de Raffaello Matarazzo.
Sus primeros éxitos en el cine
Las películas Domingo de carnaval (dirigida por Edgar Neville y coprotagonizada por Conchita Montes en 1945), Botón de ancla (Ramón Torrado, 1948) y Balarrasa (José Antonio Nieves Conde, 1951), donde interpretaba a un misionero católico, fueron sus primeros grandes éxitos en el cine. Por esta última recibió uno de sus primeros galardones, la medalla del Círculo de Escritores Cinematográficos al Mejor Actor.
Durante los años cincuenta triunfó en comedias como El fenómeno y formó duó profesional en muchas películas con la actriz argentina Analía Gadé, empezando con Viaje de novios (León Klimovsky, 1956), y siguiendo con un puñado de títulos dirigidos por Pedro Lazaga, como Muchachas de azul (1957), Ana dice sí (1958) o Luna de verano (1959). Todo sin dejar de lado su carrera teatral.
En 1954 Fernando empezó a pensar que había tocado techo como actor y decidió debutar en la dirección y el guion con Manicomio. A la que seguirían otros títulos con Analía Gadé como protagonista femenina: La vida por delante (1958) y La vida alrededor (1959). La vida por delante, según confesaba, fue la primera vez que estuvo satisfecho con su trabajo como director. También destacamos El malvado Carabel (1956), basada en la novela de Wenceslao Fernández Flórez, que dirigió y protagonizó.
En los 60 iniciaría su fructífera colaboración con otra de sus parejas cinematográficas más recordadas, Concha Velasco. Y en 1963 y 1964 rodó dos de sus obras maestras como director, El extraño viaje y El mundo sigue, que no llegaron a estrenarse por problemas con la censura, lo que lo desanimó un poco y le llevó a aceptar películas alimenticias en los años siguientes. Pero él seguía pensando que, como realizador, tenía que ser sincero consigo mismo: "Como director sigo prefiriendo un tipo de cine radicalmente realista, humano, cotidiano, que estudie los problemas del hombre, sobre todo los problemas del hombre como individuo. Un cine doméstico".
En los setenta fue uno de los actores más solicitados de la Transición, con películas tan notables como El espíritú de la colmena, El amor del capitán Brando, Pim, pam, pum... ¡fuego!, Mamá cumple cien años.... o El anacoreta, premiada en el Festival de Berlín.
Arrasó en los primeros premios Goya, a los que no asistió
Su película más premiada fue El viaje a ninguna parte (1986), que dirigió, escribió y protagonizó, y en la que contaba la historia de una compañía de cómicos ambulantes en los años 50. Lo curioso es que la idea nació como una radionovela para Radio Nacional, que luego convertiría en novela y finalmente en una de sus mejores películas. Un homenaje a los 'cómicos de la legua', que arrasó en los primeros premios Goya (1987), donde ganó los correspondientes a Mejor Película, Director y Guion. Además, esa noche, Fernando también consiguió el premio al Mejor Actor por Mambrú se fue a la guerra (también dirigida por él).
Pero Fernando no asistió porque decía que no soportaba la tensión de las galas de premios. Para demostrar que no tenía ningún tipo de animadversión con la Academia, al año siguiente dio el discurso de apertura de la ceremonia (1988) en el que aseguró: "No sé yo si la entrega de unos trofeos debe ser motivo de celebración o de pésame, pues muchos más que los premiados son los que se quedarán sin galardón. Por eso propongo una gran fiesta de consolación, lujuriosa, cachonda, con mucho alcohol y porros, y coca para los que lo hubieren menester”.
Durante sus últimos años acumuló nada menos que siete Goyas, siendo el segundo actor con más galardones después de Javier Bardem. El último como director se lo llevó con la película Lázaro de Tormes (2001), que dirigió junto a José Luis García Sánchez.
En los ochenta participó en grandes películas como Maravillas, La colmena, Stico, Los zancos, Réquiem por un campesino español, La corte de Faraón, La mitad del cielo, Esquilache y El río que nos lleva. Y colaboró en algunas de las mejores series de TVE de la época (Ramón y Cajal: Historia de una voluntad, Fortunata y Jacinta, Las pícaras, Juncal o Cuentos imposibles).
En los 90 disminuyó su ritmo de trabajo por problemas de salud y falta de papeles, pero participó en joyas como Belle Époque (1992), con la que Fernando Trueba consiguió el Oscar a la Mejor Película Extranjera, El abuelo (de José Luis Garci, 1998, que también fue nominada al Oscar). Y nos dejó papeles inolvidables en otros tres grandes éxitos: Todo sobre mi madre, Plenilunio y La lengua de las mariposas. Y triunfó en televisión con la serie Los ladrones van a la oficina, junto a otros veteranos como Agustín González, Manuel Alexandre o José Luis López Vázquez.
Ya en este milenio rodaría Visionarios, de Manuel Gutiérrez Aragón; El embrujo de Shanghai, con Fernando Trueba; Para que no me olvides, y su última gran interpretación: En la ciudad sin límites, de Antonio Hernández.
En su vida personal, Fernando se casó con la cantante María Dolores Pradera, con la que tuvo dos hijos (Helena y Fernando) y desde principios de los años setenta mantuvo una relación con la actriz Emma Cohen, que duraría hasta su muerte.
Falleció el 21 de noviembre 2007, a los 86 años, a consecuencia de un cáncer de colon. Y, según sus propios deseos, su féretro fue cubierto con la bandera rojinegra anarquista.
"Yo, como actor, lo que pienso por encima de todo es que soy muy profesional y creo que he logrado cosas que se parecen bastante a lo que quería hacer" -confesaba en una entrevista con RTVE-.
Algunos homenajes
Como ya hiciera con el centenario de Berlanga, hace unos meses, Días de Cine dedicará cuatro reportajes a Fernán Gómez, desde el viernes (27 de agosto), que luego podrán verse juntos en su web, en un especial de una hora.
Filmoteca Española en Madrid celebrará este sábado el centenario de Fernando Fernán Gómez con una sesión doble especial, que será a la vez 'online' y presencial, en la que se proyectará el corto FGG, un retrato, de Jesús García Dueñas y un capítulo que el cineasta dirigió y protagonizó de la serie La mujer de tu vida de RTVE. Estas proyecciones forman parte del ciclo Los 100 de Fernando Fernán Gómez, que propone una selección de sus películas como intérprete y toda su obra como director, cien títulos que van desde 1945 hasta principios de los 2000, repartidos de forma cronológica entre enero y diciembre de este año.
Y la nieta de Fernando Fernán Gómez, Helena de Llanos, estrenará en otoño un documental sobre su abuelo y sobre Emma Cohen (1946-2016), que ha rodado en la casa de Algete donde ambos convivieron. Se titulará Viaje a alguna parte y será un documental experimental narrado en primera persona por De Llanos.