La vuelta a clase de 20 millones de niñas y adolescentes en el mundo peligra por la crisis de la COVID-19
- Plan Internacional recuerda que la pandemia sigue apartando a las niñas de la educación en muchos lugares
- Ellas están más expuestas a la violencia, los matrimonios precoces y el trabajo infantil
- 132 millones de niñas ya estaban excluidas de la educación en el mundo antes de la pandemia
La relativa normalidad con la que se va a desarrollar la vuelta al cole en el entorno europeo no es común a otros lugares del mundo. Mientras que en España más del 70% de la población ha recibido la pauta completa de vacunación, en amplias zonas de África, América Latina o Asia las vacunas están lejos de llegar a gran parte de la población y el virus sigue siendo una amenaza generalizada. Millones de niños y adolescentes no podrán volver a clase este otoño y la peor parte la llevarán las niñas. Plan Internacional calcula que la crisis global generada por el COVID-19 podría hacer que 20 millones de niñas y adolescentes no regresen al colegio este año. Aumentarán la lista de los 132 millones de niñas que no recibían educación antes de la pandemia.
Más riesgos para las niñas
Desde el comienzo de la pandemia se ha detectado un aumento en la violencia dentro de los hogares o en problemas como el trabajo infantil. "Una escuela es mucho más que un edificio. Es un lugar de aprendizaje, seguridad y juego en el corazón de las comunidades. Cuando están cerradas, los niños y las niñas pierden la educación, estar con sus amigos y pueden estar expuestos a violencia en el hogar", afirma el director regional adjunto de UNICEF Europa y Asia Central, Philippe Cori
“Una escuela es un lugar de seguridad y cuando se cierran aumenta la exposición a la violencia“
"Queremos concienciar de que cuando se cierran las escuelas no sólo están perdiendo una generación que va a tener muy difícil incorporarse al mercado laboral, sino que estos niños y niñas y adolescentes pueden sufrir mayores niveles de violencia, abusos sexuales, matrimonio infantil, trabajo infantil...", explica Elisa Paz, directora de programas internacionales de Plan. Las niñas llevan la peor parte. En muchos países la brecha educativa es todavía muy grande y no se considera importante enviar a las niñas a la escuela. Si hay que elegir, enviarán a los chicos y ellas se quedarán haciendo trabajos del hogar o trabajarán fuera para aportar dinero o las casarán aunque sean menores.
“Todos los proyectos en los que trabajábamos para cerrar la brecha educativa se han roto“
Cuando la ONU conmemoraba el pasado 11 de octubre el día internacional de las niñas con el lema "Mi voz, nuestro futuro en común", ya advertía de que la crisis del COVID-19 podría frenar e incluso revertir algunos de los avances conseguidos en los últimos 25 años. Elisa Paz confirma que está siendo así: " Con el COVID-19 todos esos proyectos en los que trabajábamos con las comunidades de base, las escuelas, el profesorado se han detenido y se ha roto la labor que llevamos años haciendo para que la población entienda que es igual de necesario escolarizar a las chicas que a los chicos".
Un impacto desigual
Los efectos de la pandemia son muy desiguales según la parte del mundo que se trate. Según los cálculos de un informe de Save The Children, sólo en el primer año desde que se declaró el Coronavirus los niños y niñas del mundo perdieron una media de 74 días de educación cada uno. Dentro de esa media, los menores que viven en Europa Occidental llevaron la mejor parte, con solo 38 días sin clase, mientras que quienes viven en el sur de Asia, América Latina y Caribe triplicaron esa cifra y llegaron a perder 110 días de educación en promedio.
Plan Internacional ha realizado un estudio a partir de testimonios de 1.900 adolescentes, profesorado y padres de Guatemala, Honduras, Kenia, Nepal y Sudán, que revela las dificultades por las que han pasado las menores. Un 46% de las adolescentes no han podido estar en contacto con la clase, un porcentaje que en Sudán por ejemplo sube hasta el 84%. El 41% de las estudiantes no tuvieron tiempo para las clases por tener que trabajar en las casas o fuera de ellas para ayudar económicamente a sus familias.
La UNESCO explica que no sólo hay diferencias entre Estados sino dentro de los propios países: ya antes de la pandemia, en los de ingresos medios y bajos era tres veces más probable que los adolescentes más pudientes terminen el primer ciclo de la secundaria que los de familias más desfavorecidas y ahora esas brechas se pueden agravar. En general, la pobreza ha supuesto un efecto mayor y también en Europa el alumnado con peor poder adquisitivo, no ha podido acceder a los mecanismos de enseñanza online o lo ha hecho de manera precaria. Por eso, UNICEF ha pedido que este curso las escuelas en Europa permanezcan abiertas y aumenten las medidas de seguridad frente al COVID-19.
“Hay conflictos en los que las escuelas se convierten en objetivo de los grupos armados“
A todo ello se unen situaciones como la de Afganistán. Pero en las zonas en conflicto el problema va más allá. Millones de niñas y niños están desplazados o refugiados. "No hay que olvidar tampoco los conflictos en los que las mismas escuelas se convierten en objetivo de ataques y secuestros, como en Nigeria", nos recuerda Elisa Paz.