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Coronavirus

La letalidad del coronavirus se reduce más de cinco veces en la quinta ola por el efecto de las vacunas

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Las vacunas han frenado la letalidad del coronavirus en la última ola sufrida en España
Las vacunas han frenado la letalidad del coronavirus en la última ola sufrida en España

La letalidad del coronavirus se ha reducido notablemente gracias a la protección de las vacunas, que en la quinta ola han logrado disminuir las muertes de las personas que contraen la COVID-19 más de cinco veces respecto al total de la pandemia, aunque el elevado volumen de contagios registrado al comienzo del verano provoca que aún se contabilicen decenas de muertes cada día.

Según las estimaciones de DatosRTVE a partir de los datos que proporciona el Instituto de Salud Carlos III, la letalidad del SARS-CoV-2, es decir, la proporción de fallecidos respecto a los contagios, ha caído en España durante la quinta ola hasta el 0,3 %, frente al 1,7 % que registra en el conjunto de la epidemia. Durante la tercera ola, cuando la campaña de vacunación todavía daba sus primeros pasos y apenas había población inmunizada, la tasa era también del 1,7 %, mientras que en la cuarta ya había descendido al 0,7 %.

Así, de cada mil personas que se contagian de COVID-19, en España ahora fallecen tres, cuando en la tercera ola eran 17 y en la cuarta, pese al menor volumen de contagios, siete. En la primera ola, la proporción superaba el centenar de personas que fallecían de cada mil que contraían el virus, aunque es una cifra distorsionada por la deficiente detección de casos en los primeros meses de la pandemia, cuando solo se testaban los casos más graves.

La estimación de RTVE.es para la quinta ola coincide con la cifra que ofreció la semana pasada el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien situó la letalidad actual entre el 0,1 % y el 0,3 %. El Ministerio de Sanidad, por su parte, solo proporciona en su informe diario el dato de letalidad del conjunto de la pandemia, que también sitúa ahora en el 1,7 %.

El efecto de las vacunas

La reducción de la letalidad asociada al coronavirus se constata también en el exceso de muertes que recoge el Sistema de Monitorización de la Mortalidad diaria (MoMo) del Instituto Carlos III: si en la primera ola ese aumento de las muertes observadas por cualquier causa alcanzó el 65 %, en la tercera ola era ya del 21 % y ahora se sitúa, para el período entre el 19 de julio y el 7 de septiembre, en el 15 %. Equivalen, en cualquier caso, a casi 8.000 fallecimientos más que en un año convencional para ese período.

La bajada de la mortalidad asociada al coronavirus se explica fundamentalmente por la inmunización que ha proporcionado la campaña de vacunación, que la semana pasada alcanzó el objetivo inicial de que el 70 % de la población tuviera la pauta completa contra el SARS-CoV-2. Si bien ese umbral ya no representa la inmunidad de grupo - el objetivo se sitúa ahora en alcanzar el 90 %-, sí ha supuesto una considerable defensa.

"La quinta ola podría haber sido mucho más peligrosa sin las vacunas, que han permitido una disminución muy importante de los contagios y de la letalidad", subraya Eugenia Gil García, profesora de Ciencias de la Salud de la Universidad de Sevilla y coautora de un estudio que el año pasado evaluó la letalidad de la pandemia del coronavirus.

El epidemiólogo Joan Caylà avanza, en este sentido, que la letalidad irá bajando a medida que la vacunación se extienda a más capas de población: "La gente que va a morir por COVID-19 cada vez tiene que ser menos gracias a las vacunas. Sería bueno llegar cuanto antes al 90 % [de población inmunizada], los fallecimientos disminuirían mucho", señala.

Decenas de muertes diarias

Porque, pese a la reducción de la mortalidad, las cifras de fallecidos siguen impactando: según los informes diarios del Ministerio de Sanidad, la incidencia y los contagios se reducen desde hace semanas, pero las muertes notificadas -que no están asignadas a una fecha concreta, sino que se recogen ese día en el cómputo para que, posteriormente, el Instituto Carlos III las coloque en la fecha correspondiente- siguen rondando las 150 cada día.

En términos absolutos, son cifras comparables a las de mayo pasado, cuando se pagaban las consecuencias de la cuarta ola. Sin embargo, la incidencia acumulada en la quinta ola ha sido, en su punto más alto, el triple que en la oleada de primavera; es decir, con muchos más contagios (1,1 millones frente a 730.000, según el cómputo del ISCIII), la quinta ola deja menos muertes (unas 3.600, por el momento, frente a cerca de 5.500 en la cuarta ola).

Caylà, con todo, llama a la prudencia: "A estas alturas de la pandemia, son muchas muertes, y evitables. Si hace dos años me dices que cada día hay 150 muertes por una enfermedad infecciosa en España, yo habría dicho: 'Imposible, eso será en un país muy pobre o en España hace 200 años'. La cifra es muy alta, no se le da mucha importancia, y si seguimos así la pandemia se va a cronificar".

Eugenia García Gil señala, además, que otros países europeos han tenido este verano tasas de mortalidad por coronavirus inferiores a las de España pese a no tener tan avanzada la vacunación, un extremo que ella achaca, por encima de todo, al envejecimiento de la población española, que coloca en situación muy vulnerable a personas con patologías crónicas y complejas. "Con altos índices de vacunación, en España hemos tenido altos índices de muertes entre los mayores", explica.

La quinta ola vuelve a cebarse con los mayores de 70 años

Y es que la quinta ola ha vuelto a cebarse con los mayores de 70 años, que suponen más del 80 % de las muertes registradas. En las residencias de ancianos, que apenas contabilizaron 95 muertes entre finales de marzo y mediados de junio, ahora se detectan más de un centenar de fallecidos por COVID-19 cada semana, si bien la tendencia parece estar remitiendo.

La letalidad en esta franja de edad, aunque también se ha reducido respecto al global de la pandemia, lo ha hecho en menor medida que en el conjunto de la población. Así, entre los mayores de 70 años ahora es del 2,1 %, tres veces menos que el 6,9 % del total de la pandemia. Y entre los mayores de 80 años, ha pasado del 18,7 % global al 7,3 % en la última ola, lo que implica que los infectados de esa edad mueren casi 25 veces más que los del conjunto de la población.

"Las vacunas que se usan aquí son muy buenas, con eficacias en general en torno al 90 %, pero no es el cien por cien", recuerda Caylà, quien indica que, dado ese nivel de eficacia, "si tuviéramos un millón de españoles vacunados que se infectaran, 100.000 enfermarían; y si tenemos muchos que enferman, algunos fallecerían, especialmente mayores".

Es un escenario que se plantea minimizar con una tercera dosis de vacunación, primero para inmunodeprimidos y después, quizás, para otras personas vulnerables. "Y hay muchas personas no vacunadas", insiste García Gil, en un llamamiento a inmunizarse para frenar la circulación del virus. Un esfuerzo más para intentar evitar que una nueva ola de contagios se salde con una tragedia diaria de cientos de muertes.

Sobre esta información

La letalidad general y de cada ola -proporción de fallecidos por COVID-19 sobre los contagios registrados- se ha calculado con los datos de casos y fallecimientos que cada día proporciona el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII). A diferencia de los informes diarios del Ministerio de Sanidad, que solo recogen los casos y muertes notificados en la última jornada sin asignación de fechas, el ISCIII ubica cada nuevo caso y cada fallecimiento en la fecha en que se produjo, por lo que los datos están en continua revisión y pueden variar con el tiempo.

La duración de las distintas olas del coronavirus se ha establecido a partir de la media semanal de casos en cada jornada, de forma que el inicio de cada oleada se fija en el día siguiente al mínimo de contagios y el final, en el mínimo de muertes posterior. Con ello, se recogen los efectos aplazados de las infecciones, puesto que el incremento de las muertes asociado a un aumento de los contagios tarda entre dos y cuatro semanas en reflejarse.

Así, se ha determinado que la primera ola se extendió desde el 26 de febrero hasta el 14 de julio de 2020 (139 días); la segunda ola iría del 20 de junio al 25 de diciembre de 2020 (188 días); la tercera se extendería desde el 10 de diciembre de 2020 hasta el 25 de marzo de 2021 (105 días); y la cuarta ola, del 14 de marzo al 8 de julio de 2021 (116 días). Como inicio de la quinta ola se toma el 19 de junio de este año y, aunque todavía no se puede dar por finalizada, el cálculo llega hasta el 3 de septiembre (76 días).

Pese a todo, es imposible asignar con exactitud las muertes a una ola concreta, ya que la enfermedad evoluciona de forma distinta y con una duración diferente en cada paciente. Hay que dar por supuesto que las muertes del inicio de cada ola corresponden a contagios previos, si bien se asumen como propias de esa oleada a efectos de comparación.